tag:blogger.com,1999:blog-26779155345906436582024-03-13T04:33:09.770-03:00LIEBEGEISTPrimero hay que saber sufrir, después amar...Alehttp://www.blogger.com/profile/16660341503553215820noreply@blogger.comBlogger180125tag:blogger.com,1999:blog-2677915534590643658.post-60411486500999208462011-10-26T19:22:00.003-03:002011-10-30T21:56:30.506-03:00Nunca confíes en una mujer con gafas - XI -<div style="text-align: justify;">- Vení, vamos a sentarnos cerca de la ventana. (…) Pilar pintaba en este rincón cuando empezó, hace tres años. Después se fue moviendo hasta llegar a la lucarna miniatura de allá al fondo, y ahí se quedó.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">(…)</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Pilar no es conquistable, Andrés. No se enamora de los hombres, se enamora de las sensaciones, de las experiencias, de esa luz que entra por la lucarna. Las personas y las cosas son solo un medio, nunca un fin… Un día puede estar muy cerca tuyo y al día siguiente puede que apenas te salude. ¿Será que todavía es pendeja? A mí eso no me convence, qué querés que te diga. </div><div style="text-align: justify;">- ¿Por qué? </div><div style="text-align: justify;">- Porque sus maneras la alejan de ese rótulo.</div><div style="text-align: justify;">- Contáme cómo es, por favor.</div><div style="text-align: justify;">- Pilar es una de esas chicas que habla sin pedir permiso y nunca fuera de lugar. No necesita de introducciones ni cosas por el estilo. Y en eso que es solo su manera, entra en escena cuando menos lo esperas, caen todos. Por alguna razón, esa quizás, se sienten especiales cada vez que les dirige la palabra y no pueden ver que igual daba a quién tuviera enfrente.</div><div style="text-align: justify;">- Esa puede ser una razón, sí. Al menos para quienes nos gusta que nos sorprendan, que nos saquen de lugar y nos redoblen la apuesta.</div><div style="text-align: justify;">- Me haces reír... Andá a saber si es sólo ese tipo de hombres, yo no vi muchos pero los suficientes y diversos, y no hay uno que no haya creído que ella siente o sintió algo por él. Estas interacciones que simulan intencionalidad, solo perturba, los confunde… y eso es solo el comienzo. </div><div style="text-align: justify;">- Dale...</div><div style="text-align: justify;">- Posta, esto parece un cuento de hadas pero yo lo viví, creeme. Después de compartir un tiempo con ella lo único que habrás logrado es observarla, casi, constantemente. Cada paso, cada acto, cada gesto. Y a medida que pase el tiempo y vos hayas registrado cada detalle y quieras revivirlos -uno por uno- vas a notar lo que siempre fue y vos nunca quisiste ver: ella apenas notó tu presencia, como la de la lucarna. </div><div style="text-align: justify;">- No.</div><div style="text-align: justify;">- Sí, es talentosa y concentrada, como todo aquel que conecta de a un mundo a la vez. Mientras está pintando puede ausentarse durante horas y, mientras vos busques alguna excusa de intercambio, ella solo seguirá construyendo a tu lado, sola. Las vas a admirar, ¿¡cómo no!?, y de a poco se volverá cada vez más inalcanzable.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Pilar no es conquistable Andrés. Se enamora de las sensaciones, de las experiencias, ya te lo dije, las personas y las cosas son solo un medio.</div><div style="text-align: justify;">- Pero alguien tiene que haber podido entrar en su mundo alguna vez.</div><div style="text-align: justify;">- Sí, yo creo. Pero también creo que si eso pasó, no era ella como la viste ahora. Ahora sólo le importa su vida, su pintura...</div><div style="text-align: justify;">- Eso está bien por mí.</div><div style="text-align: justify;">- Escuchá lo que decís, o lo que te estoy diciendo al menos. Si vas a seguir soñando cuando me pedís que te muestre un pedazo de esa realidad que se te escapa, ¿de qué nos sirve estar acá sentados?</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcyL_I9By3ohklJA7urho3OWZ87_cH-6kXN-7sc1oNYIM86WDMWtXG5qG8xz5ILtUxJIIBRYZXv5Cqwh-rUqmNCXJUaEJF_yFeUioC4Y22dP4t-kdIyOWWnTzyBzbnjIUSlwds6TlfetB5/s1600/Free.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcyL_I9By3ohklJA7urho3OWZ87_cH-6kXN-7sc1oNYIM86WDMWtXG5qG8xz5ILtUxJIIBRYZXv5Cqwh-rUqmNCXJUaEJF_yFeUioC4Y22dP4t-kdIyOWWnTzyBzbnjIUSlwds6TlfetB5/s320/Free.jpg" width="263" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Vas a vivir su arte, vas a seguir su ritmo sin horarios ni mayores obligaciones, vas a dejar de lado tus responsabilidades y jugar al adolescente enamorado. Vas a caminar con ella a donde sea que quiera ir y serán dos personas viviendo la vida de una. Decime si eso no es triste. Decime si eso no es lo menos enriquecedor que le puede pasar a alguien -por ella lo digo, claro-, decime que no vas a querer salir corriendo avergonzado cuando te des cuenta de que pusiste en pausa seis, diez, catorce meses de tu vida.</div><div style="text-align: justify;">- ¿Avergonzado? </div><div style="text-align: justify;">- Andrés, no tenés nada. Ella no te necesita y no tenés forma de hacer su vida más apasionante. Ella es apasionante, es libre. Su ánimo es tan simple como mirar el cielo. ¿Y el tuyo? Seguramente lleno de condiciones y razones, como el de todo el mundo. Te vas a enamorar de una ilusión, te estás enamorando de una ilusión, pero vos no podes enamorala, ni nadie. Es siempre lo mismo: están los que reaccionan posesivamente, los que la celan y los que simplemente la quieren convencer. No hay forma, porque en personas como ella, la intención es lo menos atractivo que pueda sucederle.</div><div style="text-align: justify;">- Pero todo enigma tiene una respuesta. Tiene que haber una forma. </div><div style="text-align: justify;">- Seguro que la hay, pero no está a tu alcance. Estoy convencida que aquello que puede hacer que Pilar abra realmente sus ojos una vez, es un algo especial que solo ella sabe identificar. Y, lamentablemente, eso ocurre muchos antes de que vos o cualquier otro, se haya dado cuenta. Dale, tengo que seguir con mis cosas y no hay nada más para decir.</div>Alehttp://www.blogger.com/profile/16660341503553215820noreply@blogger.com42tag:blogger.com,1999:blog-2677915534590643658.post-60949297712029166292011-07-11T00:24:00.000-03:002011-07-11T00:24:05.726-03:00Nunca confíes en una mujer con gafas - X -- Hola Julieta. ¿Acá se dictan clases de arte?<br />
- Así es… ¿estás interesado? Vení, subamos que acá hace mucho frío.<br />
<br />
¿Y por qué no? Ya estaba ahí. Pero, ¿qué le digo? ‘Mirá, hace unos días casi rompo la cabeza de una de tus alumnas con un libro que arrojé desde un piso 23 en un arrebato de angustia caprichosa. Pero ahí no termina, luego de una serie de coincidencias que cualquier persona en su sano juicio ignoraría, altero a diario mi rumbo a casa con la expectativa de cruzármela en la calle una vez más’. Ni en pedo. Con esa cara de “no me jodas” que tiene, me devuelve a calle.<br />
<br />
A menos que le gusten las historias de amor, sea una ilusa parecida a mí y se cope en ayudarme… No lo veo. Si estuviera de mi lado todavía, pero las minas celan todo. Cualquier excusa le va a venir bien para boicotear mis planes. Tal vez si lo disimulara un poco… pero no tiene sentido.<br />
<br />
- ¿Mate, té o café?<br />
- Tomo lo que vos tomes.<br />
- Bueno “chico sin nombre”, ¿a qué viniste? Lo tuyo no es la pintura, eso está claro.<br />
- ¡Epa! ¿Y eso? Sorry, me llamo Andrés. ¿Tanto se nota?<br />
- Se nota. Tenés cara de sorpresa hasta cuando mirás los pinceles. Recorriste el atelier y solo observaste las cosas menos relativas al taller. Este no es tu hábitat, estás buscando otra cosa. ¿Qué es?<br />
- ¡Qué agilidad! No se te escapa nada, ¿no?<br />
- No siempre. Igualmente esto es diferente. Hace unos días cayó un pibe a la noche. Raro. Y más allá que los veo muy diferentes, los dos tienen el ojo enfocado en algo más. No estaba segura, el flaco ya sabe dibujar. Pero ahora que apareciste vos, que ambos tienen más o menos la misma edad… Que aparecen de improvisto en horarios inusuales y la dispersión aparente, no me quedan dudas. Conozco mi taller, reconozco cuando alguien viene a tomar clases, a interiorizarse por el arte. Y te digo más, me animo a arriesgar por dónde viene.<br />
- Me sorprendés.<br />
- Si estás acá por el motivo que presumo, te voy a decir una sola cosa: ¡Alejate de esta chica!<br />
- Sin palabras... ¿Cómo puede ser? ¿Te das cuenta la curiosidad que provoca lo que me estás diciendo?<br />
- No debería decirte nada. Pero pareces un buen flaco. Y por más que tu amigo se merece tomar unas clases para soltar un poco esa mano, te recomiendo que confíes en mí y te evites un disgusto.<br />
- ¿Qué puede ser tan grave? ¿Está casada?, no entiendo.<br />
- Y no vas a entender…<br />
<br />
Mente en blanco. Muy segura, demasiado. Tanta percepción me perturbaba un poco. Debo alejarme, lo sé. Esta mina no se equivoca. La forma lo dice todo. ¿Es una prueba?<br />
<br />
- Juli, ayudame.<br />
- Andrés, basta. Ya te explique… hasta acá llegan mis consejos. No me comprometas.<br />
- ¿No te parece un poco tarde para eso?<br />
- Fijate justo ahí, en esa pared. Vas a ver que hay una foto de todo el grupo de la noche. La segunda desde la izquierda en la fila de arriba es Pilar. ¿Ella es tu problema, no?<br />
<br />
Era ella. Pero sin gafas esta vez. Esta historia toma cada vez más forma. ¿Un breve acto al azar puede conducirme hacia una persona que teóricamente no debo conocer? Es incoherente. Puedo evitar exponerme a situaciones que fomentan mi tendencia, pero en este caso la historia está tomando contacto conmigo.<br />
<br />
- Ella es mi problema. Y, por primera vez, me siento el menos original del mundo. ¿Cómo caí en una trampa tan obvia? No lo entiendo, te juro que no me cierra. Explicame por favor. Ayudame a entender. ¿Por qué no soy el único? ¿Qué tiene esta mina? Y más importante aún, ¿siempre tiene el mismo desenlace para los concursantes? <br />
- Ey pará, pará, muchas preguntas. Tranquilizate. Me parece que es hora de cortar esto acá. Este día de la semana lo reservo para mí y la pintura. No tengo ganas de meterme en estos temas. En serio. Solo quise aconsejarte con buena onda, así que si no te molesta, preferiría quedarme sola.<br />
- Juli, perdóname. Dejame explicarte algo y no te molesto más. Último mate, te lo prometo.<br />
- Ok, dale. Pero apurate. ¿Qué me querés decir?<br />
- Tengo un inconveniente. Más bien, una dificultad con forma de trampa de la que no puedo escapar. Por un lado estoy yo, junto con toda esta necesidad de perseguir fantasías en mi vida. Seguir siendo un poco adolescente sin comprometerme mucho a nada. Continuar el paso liviano con no mucho más que una mochila en mis hombros. En el medio está Pilar. Un historia que viene como anillo al dedo. Que comienza con una introducción inesperada llena de señales perfectamente presentadas para el mejor adicto a los acertijos. Y del otro lado estás vos. Una alerta que indica “peligro, manténgase alejado”. Y además no estás sola. A tu lado también hay un sinfín de personas y motivos que me instigan a abandonar un estilo de vida que ya cumplió más de una década. ¿Cómo decidir entonces? ¿Debo confiar en los demás e ir en contra de lo que siento? ¿Por qué no me convenzo? ¿Por qué sigo sintiendo que detrás de mi forma hay una búsqueda en lugar de un temor? Me sobra, ¿sabés? Siento que hay tiempo, que no me tengo que apurar. Que voy bien, solo que el camino es más largo de lo que todos piensan. No hay que temer solo nadie tiene un mapa. Hay que seguir explorando hasta dibujar uno propio. Por ahora no necesito nada a cambio. Con solo seguir encontrando y contemplando aquello que expresa belleza es suficiente para mantener mi rumbo. Por más que muchas veces parece que me descuido. Que no estoy feliz o que me encuentro muy solo. No espero que sea fácil. No me gustan las cosas fáciles. Y la verdad es que me llenaste de curiosidades. Tiraste gasolina a un incendio. Pero te creo. Sonás sincera y segura. Y si me convences, que en definitiva fue tu primera intención, te haré caso. No por vos, sino porque por algo estás aquí delante. Por algo me encontré con vos y no con ella. Y así como soy fiel a las casualidades que me traen a tu taller, no dudaré en alterar mi curso si un nuevo signo evidencia un atentado contra mi bienestar. Lo prometo.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYx7C5-ObYcBgl8Tl-yIeJuraXiLMLHR6YaYivpvwUO2KdMaFskCp_N0mD-AENmenog_htd7GP84dcVVMV8dpljrBUH6l6YXyDgvnBWRhAa2bSouBbquS69Zk7Uc0e12X4GF2PjMNvIKKM/s1600/Alone.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYx7C5-ObYcBgl8Tl-yIeJuraXiLMLHR6YaYivpvwUO2KdMaFskCp_N0mD-AENmenog_htd7GP84dcVVMV8dpljrBUH6l6YXyDgvnBWRhAa2bSouBbquS69Zk7Uc0e12X4GF2PjMNvIKKM/s320/Alone.jpg" width="320" /></a></div>- Heavy. Me pones en un aprieto. No fue mi intención estar en el medio de nada. Pero también entiendo que ya es tarde. Ni vos deberías andar persiguiendo mujeres por ahí ni yo debería meterme en la vida de los demás. ¿Quién me manda? Bueno, vamos a hacer lo siguiente. Te voy a hablar de Pilar. Pero desde un lugar sin prejuicios ni suposiciones. Simplemente te voy a contar lo que te enterarías si vinieras dos veces por semana a tomar algunas clases. De ahí en más, hacé lo que te parezca. ¿Ok?<br />
- Genial, me parece justo. Te escucho…<br />
- Y a modo de intercambio, ya que estamos, decile a tu amigo que yo digo que tiene que venir a tomar clases. Sino no te ayudo más. ¿Ok?<br />
- Empezá… Martín viene este Jueves.Alehttp://www.blogger.com/profile/16660341503553215820noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-2677915534590643658.post-23008394019596821622011-06-12T16:26:00.008-03:002011-06-12T21:50:11.255-03:00Nunca confíes en una mujer con gafas - IX -<div style="text-align: left;">La conversación siguió un rumbo más o menos predecible. Por momentos algún comentario captaba toda mi atención, por otros solo sentía que me desbordaba la ansiedad. Terminé por agarrar una birome y un pedazo de papel para hacer un montón de líneas que de a poco lo iban a traer, primero sus ojos, después su boca y así hasta cubrirlo todo todo de negro y hacerlo desaparecer.</div><div style="text-align: center;"><br /></div><div>En algún momento había que bajar. Pisar la vereda y caminar hasta la parada del colectivo -buenas noches 1,25 por favor-. Llevar el libro en las manos, incapaz de leer porque las señoras, ¿de dónde vienen a ésta hora y en colectivo y tan paquetas?, y ellos, allá, primera cita, de cabeza, y así hasta que un balcón o una puerta disparan un catálogo que no voy a recordar nunca, pero lo dejo crecer.</div><div style="text-align: center;"><br /></div><div>Lo dejo crecer, sorprenderme, ocupar mi cabeza. Porque lo que viene después lo conozco: mi casa, mi computadora, el laburo que no avanza, ir a dormir con toda la pesadez de mi cuerpo, y de mi cabeza.</div><div><br /></div><div><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqUWEp3u0K4_Gs1ndI9tW-NfZL7foM71bKOT2GJ0dvtHROnW2dUScAFdDoU-Q0XY26F3IRejs7dkjegQG40CLbcscvq5zC7ZZwOKJXOrb72fOYT0HAWA907xewB0WzI-cshQJIHTnouEAZ/s400/p%25C3%25ADa.jpg" style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 268px;" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5617440923829145186" /></div><div>Entonces la mañana entra por la ventana: arriba flaca, vamos, va a estar todo bien. Va a estar todo bien. El portero me pelea a la salida y yo se la devuelvo, chistes que ya tienen cinco años y no se vencen. Las veredas están todavía mojadas y el sol se refleja mientras las seca despacio, y el boletero.. el boletero es siempre el mismo y aunque a veces no me reconoce basta con que lo moleste un poco para que se acuerde, 1,20. Y así, de a poco, el mundo es perfecto. Abro el libro, me concentro y leo.</div><div><br /></div><div>Camino distraída y saludo, buen día, son tres impresiones, A3, papel común y un comentario absurdo que como los catálogos no recuerdo. Miro un poco todo, pienso un poco en nada hasta que, baldazo de agua helada, el flaco me alcanza las láminas y me invita a salir. </div><div><br /></div><div>Cualquiera. Cualquiera flaco. Estoy segura de que no insinué nada, eso lo hago conscientemente y bastante bien. Segura de que a mí no se me acerca mucho nadie a menos que yo lo quiera. Segura de que cuando lo miré entendió todo así que tomé las láminas y me fui, gracias.</div><div><br /></div><div>Volví entonces a mi cara de culo y un metro de distancia, mínimo. Volví adonde sólo unos poco me encuentran y entienden, adonde algunos se preguntan, ¿qué mierda le pasa? pero no se animan a decirlo, adonde puedo sonreír y llorar triste o emocionada sin tener que explicar mucho nada.</div><div><br /></div><div>Porque este mundo te comprime las neuronas y la panza. Te encuentra discutiendo como una forra lo indiscutible, te juzga y te patea y te quiere afuera, pero el muy hijo de puta de a ratos te da la mano y te regala un tema. </div><div><br /></div><div>Esto no dura mucho, claro. Y ahí estaba, una vez más, invadiendo mi espacio, parando a un flaco justo delante de la puerta del taller. -¿Pensabas subir?-, le pregunté. -Sí-. -¿Estás seguro?-. -Sí-. Y como siempre que me supera la timidez, me paso de viva y no pude más que decir -mira, yo si pudiera correría muy rápido, para cualquier lado, cualquier lado que no sea pasando esta puerta, vos todavía podes hacerlo, cree lo que te digo. Yo, en cambio, no tengo más alternativas… y si las tuviera... si las tuviera, sí, me verías todas las semanas corriendo escaleras arriba, buscando mi lugar para respirar que está ahí y que es el taller y la pintura-.</div><div><br /></div><div>Me miró desconcertado, no dijo ni una palabra ni se movió de delante de la puerta, así que le di la mano, -yo soy Julieta, la profesora-.</div>Alehttp://www.blogger.com/profile/16660341503553215820noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-2677915534590643658.post-19554712378968002382011-06-02T09:10:00.004-03:002011-06-02T09:42:26.749-03:00Nunca confíes en una mujer con gafas - VIII -<div style="text-align: justify;">Cuando lo pienso objetivamente, lo determino con frialdad: no necesito de nada…de nadie. A menudo me pregunto acerca de esta falta de instinto gregario. Un cliché demasiado manoseado para alguien que se presume ´otra´ en un mundo de soldaditos repetidos.</div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Mi deseo abre abismos con el mundo circundante. Descubro que los momentos en los cuales más disfruto me encuentran en soledad. Camino largas cuadras diariamente. Adoro la liviandad de las piernas una vez entradas en calor, el sol acariciando la piel en días de aires gélidos, la brisa enmarañando el pelo, las gafas de sol tiñéndolo todo de un color, sobre todo cuando es de azul, los aromas que remiten a escenas del pasado, el crujir de las hojas ocreamarillentas del otoño, discernir mil valores de grises en un cielo tormentoso, ni qué hablar de la lluvia golpeando con vehemencia contra el pavimento. Y todo eso en un ir y venir, de mi casa al taller, de cuadra en cuadra. Deshabitada de cualquier vecino indiscreto.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzDcgKxE3MiM4etB5vVNB7H2tp6i7Vfe3ePdhv00wsp-M8bLdKZcLga0-zYvdRfJI443iIc6Y92ilRdznSxUyP-EUWr8nx3DzeyubdfK-Lww5BTz_Y3QKg4mjvLpZUlXFD31Iw0uGTipBs/s400/VIII.jpg" style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 281px; height: 400px;" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5613594904444991826" /></div><div style="text-align: justify;">Pero suele haber interferencias en el viaje. Un contacto visual casual, un comentario que se oye al pasar, algunos encuentros intimidantes que preferiría evitar… en mi mundo bastarían los colores, los libros y las sensaciones… soy de esa clase de personas a las que se les hace difícil el encuentro con el otro, qué va a ser! Todos tenemos nuestros propios campos de batalla, y este es el mío… sin embargo, suceden a veces episodios inesperados, y una adicta a la curiosidad como yo, no puede más que rendirse a esas contingencias de la circunstancia… como el otro día, que en medio de mi travesía cotidiana, un libro cayó del cielo directo a mis pies. Después del estrepitoso impacto no pude evitar tomarlo entre mis manos. Era esa clase de libros que pedían a gritos ser devorados al instante y tuve que satisfacerlo. Señalé la página con determinación. Mientras tanto me divertía pensar en los motivos de esa caída al vacío; ¿Habría sido producto de una discusión conyugal y el pobre fue el arma contundente más a mano? Inmersa en estos pensamientos fui interpelada por un hombre. No había considerado que el libro tendría un dueño y podría venir a reclamarlo. Él, me examinó con su mirada y yo, literalmente, huí. Apuré el paso y aún un tanto aturdida, me detuve un instante y dejándome conducir sin elegir, abrí -ahora si- MI libro. ¿Cómo podía ser que este desconocido estuviera leyendo el mismo texto que yo? Alcé la mirada, la intuición no podía fallarme, y ahí lo ví, inquisidor, buscando (¿me?) sin cesar, una respuesta. Yo escapaba de su campo de visión, sabía que estando a salvo podía disfrutar del espectáculo. La escena podría haber sido de un cuadro de Goya denominado “Paradoja de un cazador”. Sonreí –me extrañé al hacerlo- y seguí mi camino. Ese día empezaría la primer obra de una serie que llamé “La mirada impertérrita”.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Mis días después de ese suceso transcurrieron en paz. Hasta hoy, que promediando la clase del taller y relajada en mi lugar de distención, recibimos una visita inesperada. Tal vez fue la licencia de los jueves y el vino que empezaba a marearme un poco, lo cierto es que Martín, así se llama, me dejó un tanto inquieta. La profesora no acostumbra recibir gente sin cita previa, también suele avisarnos previamente a modo de cortesía, por lo que su llegada me tomó por sorpresa. El extranjero no podía siquiera sostener la mirada en alto y escapaba a cualquier pregunta que le demandara exponerse con algo propio. Lo primero que diagnostiqué era que se trataba de un tímido patológico y no debía apresurarme a conjeturar. Analicé con detenimiento su actitud corporal, su mirada evasiva, su incomodidad. Había algo más que no lograba entender, ¿Por qué me dejaba tan perpleja? Enseguida la profesora le convidó una copa de vino y uno de mis compañeros le hizo algunas preguntas. Él suspiró, aliviado. Lo invité a quedarse un rato. Raro en mí. Pero tal vez, entrando en confianza él, yo podría destrabar esta sensación que nacía en mí… empezaba a palpitar que si quería saber algo más, tendría que pagar algún precio por ello. </div>Alehttp://www.blogger.com/profile/16660341503553215820noreply@blogger.com15tag:blogger.com,1999:blog-2677915534590643658.post-33002308980566293962011-05-23T23:03:00.004-03:002011-06-30T11:13:13.468-03:00Nunca confíes en una mujer con gafas - VII -<div style="text-align: justify;">Un día vi a una paloma comerse una feta de salame en la plaza del barrio. Se están preparando para comernos a todos, pensé. Otro día, escuché coger a mis padres. Un show tan siniestro como el de la paloma. Lo que quiero decir es que hay días que no se olvidan y, ahora que lo pienso bien, supongo que estas marcas indelebles están necesariamente asociadas a vivencias traumáticas. El día que Andrés me presentó a Sofía bien podría entrar en esta lista.</div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Como si se tratara de mi madre, mi amigo no hizo más que hablarle a la pobre chica de mi manía por el pelo, de mi escasa voluntad, de mi lenguaje abstracto y demás razones por las que mi ex me había abandonado. Yo no lo podía creer. Estaba avergonzado y furioso, notaba que Sofía iba perdiendo su curiosidad en mí y que Andrés se divertía a mi costa poniéndome en ridículo y haciéndome transpirar hasta el culo. Pasaron ya unos cuantos años desde entonces y hoy Sofi es la mujer con la que comparto gran parte de mi vida. Y yo no puedo dejar de preguntarme cómo es eso posible después de aquel día trágico y cuánto tuvo que ver, en definitiva, la exposición de Andrés -mi exposición, en realidad- para que este presente del que les hablo sea posible. </div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Como sea, ese día empecé a creer más en la ironía del destino y menos en las medias naranjas, más en la amoralidad de los medios y la imprevisión de los fines y menos en un camino recto de causas éticas y efectos virtuosos, más en la paciencia de una mujer que en su posibilidad de ser conquistada. Pero sobre todo, ese día, gracias al hijo de puta de mi amigo, empecé a creer en la amistad. ¿Quién es un amigo? ¿Qué se debe hacer cuando un amigo tiene un problema o sufre por algo? ¿Existe una moral de la amistad? ¿Es la verdad el valor que alimenta la amistad? ¿Se le puede mentir a un amigo? ¿Cuándo? ¿Por qué razones? Supongo que cada uno responderá a estas preguntas de distinto modo. El mío podría resumirse en la premisa: "es mi amigo el que quiere mi felicidad", o su variante "me considero amigo de todos aquellos a quienes deseo la felicidad". </div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Ahora bien, esto de la felicidad lalala suena un poco raro y ahora seguro me caen encima, de nuevo, acusaciones por usar un lenguaje abstracto etcétera. ¿Quién define lo que es la felicidad? ¿Es la felicidad lo mismo para todos? ¿Puede un amigo saber mejor que uno cuál es el camino para alcanzarla, al menos por un rato? ¿Puede uno aconsejar a un amigo sobre qué alternativa elegir para tratar de ser feliz? De nuevo, muchas preguntas y no es que me esté atajando ni nada y esto no es una limpieza de conciencia ni mucho menos. Estoy muy tranquilo con lo que hice porque Andrés es mi amigo, yo deseo su felicidad tanto como él desea la mía, y el hecho de que no coincidamos en cuál es el mejor camino para perseguirla es, a esta altura, una diferencia esencial pero menor. </div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Lo que creo es que, a veces, Andrés equivoca los caminos. Le vivo diciendo que para encontrar lo que busca, esa sutileza, eso que se presenta como algo diferente a lo normal, él debe poner también lo suyo, proponer algo diferente a lo de siempre. Es casi una cuestión matemática: mientras siga conquistando mujeres con sus modos de siempre, mientras siga construyendo castillos de naipes donde reina la fantasía, va a obtener los mismos resultados una y otra vez. Resultados que no son malos o despreciables, claro está, no existe tal cosa, pero que lo terminan aburriendo. De todo se aburre, de todas se aburre. Los castillos se derrumban con la primera brisa de la mañana y las cartas quedan desparramadas por el suelo y todo pasa muy rápido y así de rápido llega el final. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiz1n9VWaXba_EGIWJjuwnEaVGROE_QMrRM4RKyE54l-3gUzXDJNYhyphenhyphenY2sTriOsUlHAq3wIvPvhTnx9XU-DJfCW4YyEuXoFfFb6cpg1gv4uk0cN2W8mTKkNPSgnhz17mtOGX3h6njCFimwN/s400/castillo.jpg" style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 281px; height: 203px;" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5610102294337260594" /></div><div style="text-align: justify;">Hay un arte en la conquista pero también hay un arte en la preservación y en el cuidado del amor y del otro. Yo aprendí a creer en este arte de la conservación un poco gracias a Sofi y quisiera transmitirle algo a él de todo esto. Y con esto no estoy queriendo decir que deba apostar todas sus fichas a Florencia, tampoco me cae muy bien su histeria, pero sí creo que al lado de ella, de alguien a quien conoce con un poco más de profundidad, puede aprender a abrirse más, a perder el control y no buscar tener todo cocinado, a pensar, como dice en el sabio puente de Juan B. Justo y Córdoba, que toda víctima es, secretamente, también victimario y a construir no un castillo de naipes sino uno de ladrillos alemanes. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Yo con el tiempo, ese tiempo que hace falta para entender y que quita penas y da razones, supe que aquel día Andrés no estaba burlándose de mí ni estaba poniéndome en ridículo sino que había elegido una forma de presentarme sin ambages ni seducciones mentirosas, más cercana a lo que soy, con la perspicacia suficiente para ver que podía caerle bien a esta mujer mostrando lo peor de mí. Y hoy no puedo más que agradecerle por todo eso. Y entonces lo que hago ahora es un intento similar de devolverle algo en ese mismo sentido. No soy tan perspicaz como él pero si lo necesario para creer que algo bueno puede pasarle si lo saco un poco de aquellos lugares que siempre transita. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La cosa fue así, no tenía nada de ganas de seguirlo ni de caminar ni de nada pero a veces encuentro menos sufrimiento dejándome llevar que diciendo que no. Mi idea era sacarme el asunto rápidamente de encima e intentar disuadir sus ganas, de paso. Caminé lo más rápido que pude y llegamos en minutos a la avenida. Ya pasó un poco la época en la que verme envuelto en sus aventuras me divertía o en que disfrutaba del provecho que tangencialmente me tocaba. Cuando me pidió que subiera al taller me quise morir pero en el afán de terminar con el tema e irme a dormir, olvidé mi pudor británico y subí. Apenas entré, ahí la vi. Supe que era ella. Su mujer con gafas. La reconocí enseguida, porque lo conozco a mi amigo. Y también reconocí enseguida que había ahí una puerta para que Andrés vuelva a pasar por lo mismo: una conquista más, un mundo de fantasías más, más promesas y desilusiones. No tengo nada en contra de ella. Particularmente, quiero decir. Pero ya ven que tengo algo en contra de la idea que ella representa. Tuve a mi alcance la posibilidad de alejar a Andrés de una ecuación repetida y así lo hice. Demoré un rato en el taller, la profesora no estaba nada mal, y cuando bajé hice lo posible para llevármelo rápido de ahí y que no la viera. No soy muy bueno mintiendo, creo que se me notó, pero le dije que su chica no estaba, que estaba de viaje, que volvía no se en cuanto tiempo y no se qué otra cosa con la esperanza que de a poco vaya olvidándose de ella. Conociendo a Andrés se que va a ser difícil. Por eso es que voy a volver al taller, para asegurarme de darle un cierre razonable a todo esto. Espero que con el tiempo pueda entender lo que hago como un gesto de un amigo que quiere su felicidad. </div>Alehttp://www.blogger.com/profile/16660341503553215820noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-2677915534590643658.post-58015065968817396932011-05-08T14:39:00.005-03:002011-05-08T16:01:12.738-03:00Nunca confíes en una mujer con gafas - VI -<div style="text-align: justify;"><b>De:</b> florenciatrucco@hotmail.com</div><div style="text-align: justify;"><b>Para:</b> andres.benard@gmail.com</div><div style="text-align: justify;"><b>Asunto:</b> Mi "último" falso despido</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Siempre que hablo con vos quedo agotada. Tenés un imponente concepto sobre ti mismo que no me otorga cabida y me cansa mentalmente. No hay manera de llegar a vos con esa percepción que tienes que no estás hablando con vos mismo y que solamente una persona con todos tus mismos conocimientos es capaz de deslumbrarte por tener la razón absoluta.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Si así lo ves, nada de lo que yo te diga lo considerarás como verdadero. Las soluciones las tenés únicamente vos. Con cada respuesta que se revela para mí como el problema obvio, para vos pasan desapercibidas por esa visión tan extrema. No ves un punto medio porque estás parado en un extremo al que no dejas llegar a nadie y así ayudarte a ver las cosas de una manera más neutral.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Lo que Andrés necesita es un equilibrio. Tu extremo Yang está caracterizado por tu escaso aprecio por las cosas más importantes, las relaciones humanas. Tu conocimiento te vuelve prisionero de ti mismo y te aísla. Mientras más sabes menos aprecias. Agradeces menos porque como todo lo sabes nada te sorprende. Como no te sorprendes, te aburres de las personas. Entonces te vuelves prepotente, soberbio, hasta amargo en tu forma de expresarte. Es un extremo totalmente egoísta, y centrado casi completamente en vos. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">¿Qué te divierte? la conquista. No solamente de mujeres sino de la gente en general. Tu combustible son las personas que te admiran y piensan que eres grandioso por tus puntos de vista objetivos que se identifican con sus vidas. Montas un espectáculo en tu trabajo, con tus amigos, con tu familia, por internet, con las mujeres, pero es todo para sacar provecho para vos mismo. No dejas que el resto participe en el show. Cuando los otros quieres participar es cuando suprimes sus personajes. Porque tú eres el único con derecho sobre tu escenario y los demás se tiene que adaptar a eso. Si no se adaptan, los expulsas. Y te vas quedando solo con la luz de foco sobre vos. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXsqqE2FOCr9UMzwR21HykGXXzgZC3AjAbl_eadMwslAbhl_6AzFYdIDYvJTMFGXigcBXJ3_oZK0zM4dwnzothNL9btbrPche1gPwOMXukn2c6Kls0nfTGDT1BuyzpK9MYFFl3t0Qejhx4/s400/Fight.jpg" style="text-align: justify;display: block; margin-top: 0px; margin-right: auto; margin-bottom: 10px; margin-left: auto; cursor: pointer; width: 400px; height: 255px; " border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5604421075604066994" /></div><div style="text-align: justify;">Todo en este mundo esta interconectado, una cosa lleva a la otra, es por eso que estas como estas. Es por eso que todos estamos unidos, la acción de uno lleva a la reacción de otro y así sucesivamente. La hoja cansada del otoño no caerá sin que pase algo después del desprendimiento de su rama. Absolutamente todo lo que pasa bajo este sol une a los seres humanos porque de ellos se origina y se comparte por igual. Pero vos no queres participar. Te negás a ser parte de "los demás" desequilibrándote una y otra vez en un ciclo eterno que va jugando en tu contra y te va consumiendo. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Te amo Andrés pero te amo bajo lo que es mi concepto de amor, no por el valor que tu le adjudicas. Sé que vienes a mí porque quieres sacar provecho para ti mismo. No porque verdaderamente aprecies algo lindo en mí. Tu naturalidad se perdió en la secuencia y monotonía de tus conquistas, para verte grandioso, no para tomar en cuenta al otro. Necesitas planear algo para conquistar, ya que un verdadero y de corazón "eres una mujer hermosa, te amo" o más simple aún "Cómo estás, me he acordado de ti" simplemente no te nace.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">No quiero que planees algo para mí. Si no te provoco un simple "¿Cómo estás?" no quiero una majestuosa entrada tuya con alfombra roja incluida. Gracias, pero no me interesa. Porque te va a seguir envolviendo a vos, no a lo que yo valgo y vos considerás. No será la forma de conquistar a esta espectadora porque te falta la belleza que más aprecio en los hombres, la sinceridad.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Perdoname lo largo del correo, no lo puedo evitar. Cuando siento y tengo ideas en la cabeza me explayo. Ya sé, parece una despedida más. Ojalá esta vez esto se traduzca en un efecto que definitivamente me permita alejar de vos. A medida que pasan los días, las cosas suelen verse y sentirse diferentes. Siempre caigo. Me precipito a expresar sin dejar asentar. Pero si hay algo de lo que estoy segura que se va a mantener constante en el tiempo... y es que mientras vos continúes siendo de esta manera, mi felicidad a tu lado es y será siempre, solo una trampa de mi imaginación. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Cuidate,</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Flor</div>Alehttp://www.blogger.com/profile/16660341503553215820noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-2677915534590643658.post-77519102787363636892011-04-28T16:12:00.004-03:002011-04-28T20:15:12.007-03:00Nunca confíes en una mujer con gafas - V -<div style="text-align: justify;">Caminamos hasta Zapiola y de ahí le dimos derecho hasta Lacroze. Por la numeración, el taller debía estar cerca de la esquina. Yo estaba entusiasmado. Martín, en cambio, no quería saber nada. La discusión y la comida lo habían agotado y su cuerpo pedía cama. Anduvimos callados casi todo el camino y a paso rápido. En quince minutos estábamos ahí. Apenas entrando en la avenida ya se veía un cartel iluminado colgado al frente de una casa antigua de dos plantas. Reconozco que no tenía claro lo que buscaba, pero no imaginaba encontrarlo tan fácil. Ni preguntarle a algún vecino hizo falta. Ese era, sin dudas, nuestro lugar. La ventana del primer piso estaba abierta de par en par y daba a un balcón. Las luces estaban todas encendidas y se podía ver que adentro había acción. Era una clase de arte. Cuatro personas atendían cada uno su bastidor mientras una chica iba y venía. Se notaba que había más gente en el lugar.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- ¿Qué hacemos?</div><div style="text-align: justify;">- Nada, qué vamos a hacer...</div><div style="text-align: justify;">- ¿Cómo que nada? ¿Para qué vinimos hasta acá, entonces?</div><div style="text-align: justify;">- Andrés, ésta fue tu idea y es tu locura y tu pérdida de tiempo. Si pensás hacer algo, hacelo ahora y tratá de ser breve.</div><div style="text-align: justify;">- Boludo, yo no puedo entrar, si está la mina y me ve va a pensar que soy un loco. ¿Por qué no entrás vos y preguntás de qué se trata? Además, a vos te gusta el arte. Yo no tengo idea.</div><div style="text-align: justify;">- ¿Y qué ganas? ¿Qué querés saber? Es una clase, nada más.</div><div style="text-align: justify;">- Al menos quiero saber si la mina tiene algo que ver con esto. Si me mando yo y resulta ser la profesora o alguna alumna me entierro en el mismo acto. En cambio, si averiguás vos me das tiempo a pensar alguna estrategia de acercamiento más interesante.</div><div style="text-align: justify;">- Tenés la excusa perfecta, entrá con el señalador en la mano y decí: ‘¿A alguien se le perdió esto?’. Con eso ganas, teneme fe.</div><div style="text-align: justify;">- Está bueno, pero no traje el señalador. Atendé, la mina tiene el pelo lacio, largo, castaño claro ponele. Será alta como yo, una mirada directa cuando te escucha y no regala sonrisas. Debe ser algo tímida. Mirá que yo la vi en la calle así que si es la profesora imagino que en su ámbito se debe manejar con más desenvoltura. Si está presente, te vas a dar cuenta. En el peor de los casos, tratá de registrar bien todo lo que veas y después me contás. ¡Dale!, no dudes. Vos dibujás. Es mucho más simple para vos hacer una consulta de este tipo. Yo no sabría ni por dónde empezar.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Y se fue nomás. Me quedé esperando en la esquina, inmóvil a pesar de la ansiedad. ¿Pero qué otra cosa podía hacer? Al menos quería disfrutar la historia. Si ahora me pienso solo, parado en una oscura esquina cualquiera de Colegiales, esperando como un amigo despliega el papelón de su vida por una chica de la que no sé nada, no puedo más que sonreír. Miraba todo el tiempo hacia arriba mientras construía la fantasía en mi cabeza, el mejor alimento de mis adicciones, lo que me hace ignorar el día, la hora, las responsabilidades, el trabajo, ayer y mañana, lo que me hace buscar y rebuscar esos pequeños instantes de satisfacción, despreciar toda cotidianeidad, evitar el aburrimiento de volver a casa y encerrarse en distracciones domésticas. Ahí estaba yo en la esquina: una vez más esperando cazar la presa en este bosque de cemento dónde la comida se encuentra empaquetada en una góndola de supermercado. Un inadaptado. O como me dice la mayoría de la gente, un insatisfecho.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Los minutos pasaban. Cada tanto lo veía a Martín cruzar la ventana que daba a la calle con la que parecía ser la profesora del taller. En eso, veo que se sienta en una especie de escritorio. Agachó la cabeza y me dio la impresión que estaba dibujando. ‘Cagué’, pensé. ‘Este tarado no supo manejarlo y ahora es parte de la clase’. No supe qué hacer. Eran cerca de las doce ya, la cosa no podía extenderse mucho más. Esperé un rato más hasta que todos empezaron a ordenar, Martín conversó unos minutos con la profesora y la saludó con un beso en la mejilla. Fue el primero en salir. Cruzó la calle al trote y me dijo: ‘¡Vámonos ya de acá!’. Yo no entendía nada, miré una vez más el lugar: las luces de arriba se apagaban mientras el resto iba saliendo. Martín se puso tenso, me repitió que nos fuéramos, así que entregué mi curiosidad y nos pusimos a caminar por donde vinimos.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- ¡Forro! ¡Explicame qué pasa!</div><div style="text-align: justify;">- Esperá que nos alejemos un poco que estoy muy nervioso. Fue muy raro.</div><div style="text-align: justify;">- Al menos decime si la viste…</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">No quiso hablar. Miraba para atrás cada diez pasos. El raro, al final, siempre es él. Lo que pasó, según lo poco que pudo contarme y lo poco que le entendí, es que quedó colgado con la profesora. Una mina de unos treinta años, muy linda, sutil, culta, que rápidamente le mostró el taller y le presentó a la gente. Charlaron un rato acerca de lo que hacía y lo que buscaba. Se le voló el tiempo. Lo invitaron con una copa de vino. Supo que las clases suelen terminar más temprano pero que, a veces, sobre todo el jueves, se suelen extender de un modo más casual. Se sintió muy cómodo, cosa que no es fácil para él. La profesora lo sentó a dibujar y con pequeños gestos de acercamiento le hizo entrar en confianza, hubo algunas sonrisas y, aparentemente, le rozó el hombro levemente con la mano. Se me hizo un nudo en el estómago. Ardía. Temía que fuera mi chica con gafas y no podía decirle nada, era mi culpa. Si yo fui su víctima en la calle, le podía pasar a él o a cualquiera. Pero el dolor no era específicamente por eso sino porque ahora él sabía más de ella que yo. El tenía más contacto, estaba más cerca y yo, más lejos. Qué boludo… un cagón. No me la jugué. Todo el plan se iba por la borda de la mano del tipo que se quería ir a dormir. Aunque no todo era tan malo. El pibe estaba tenso, loco. Era genial verlo así. Nada que ver con lo de siempre. Se parecía a mí, pero desordenado.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- ¡Viste, te dije! No sé quién es esa mina, pero indistintamente de con quién te cruzaste, sos otro tipo. ¡¿Cómo carajo te sentís ahora, eh?!</div><div style="text-align: justify;">- Quedate tranquilo que la profesora no es tu chica con gafas.</div><div style="text-align: justify;">- ¿Cómo sabes?- le pregunté con una sonrisa de oreja a oreja.</div><div style="text-align: justify;">- Porque me comentó que estuvo las últimas dos semanas afuera. Que llegó ayer de un viaje. Me parece que tu “novia” es una de las alumnas.</div><div style="text-align: justify;">- ¿Por?</div><div style="text-align: justify;">- Porque me presentó a todo el grupo y me dijo que faltaba alguien. Y te lo cito textual: “ahora ya conocés a todos, solo te falta Pilar, la rara del grupo. Hoy no pudo venir así que te perdiste el privilegio de conocerla”.</div><div style="text-align: justify;">- ¿La más rara? ¿Y por qué creés que es ella?</div><div style="text-align: justify;">- Porque hice la misma pregunta que vos y me señalaron una foto grupal que estaba en la pared… Y te imaginarás que a esta altura ya tengo una idea clara de las minas que te gustan.</div><div style="text-align: justify;">- Increíble, muy buena noche…</div><div style="text-align: justify;">- Igual te aclaro que vuelvo. El martes tengo mi próxima clase.</div><div style="text-align: justify;">- ¿Queeeé?</div><div style="text-align: justify;">- La mina me encanta y es una zarpada enseñando. Te dejo que</div><div style="text-align: justify;"> sigo derecho para casa.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBqnReArx_P1K79xVlH2d8M1H3trhiUbLQ0M6mbwWJ6G9nTLUj6gZ1hHaDxdqdAhUsOV8UG63WxhZXrCy6jlV8e0n-Y4hob9Zk2kwqKulWMZzNoHAalEg7YspmwI-37y3_Euis3lsUqySI/s400/bio-la2011.jpg" style="text-align: justify;display: block; margin-top: 0px; margin-right: auto; margin-bottom: 10px; margin-left: auto; cursor: pointer; width: 300px; height: 400px; " border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5600776249941114658" /></div><div style="text-align: justify;">Seguí caminando solo pero feliz. El misterio seguía pero ya tenía un nombre. Y encima tenía a mi mejor amigo de cómplice. Me perturbaba un poco creer que podía complicarle un poco la vida, pero por otro lado no había hecho nada con mala intención. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En fin, entré a casa con todas las ganas de soñar despierto hasta que se me cierren los ojos, pero cometí el error de encender la compu primero. Y ahí estaba, el sopapo más duro para recordarme que la vida no solo se compone de cuentos para irse a dormir…</div>Alehttp://www.blogger.com/profile/16660341503553215820noreply@blogger.com15tag:blogger.com,1999:blog-2677915534590643658.post-77384036562722130092011-04-12T22:47:00.005-03:002011-06-30T11:13:45.016-03:00Nunca confíes en una mujer con gafas - IV -<div style="text-align: justify;">Aturdido por lo que pasó, los tres días siguientes pasaron inadvertidos. La conversación con Flor fue dura. Dijimos cosas de las que no se vuelve. Supongo que hacía falta, no podíamos seguir detenidos de esa manera.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Dudé en ir al taller. Obviamente, el entusiasmo mermó después de aquella conversación telefónica. Quería huir y, aunque no siempre es malo, no podía. La mujer con gafas no me dejaba. Molestaba en mi cabeza.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Es nadie, ya lo sé. Pero para mí, en ese momento, lo representaba todo. El jueves me junté a comer con Martin y, conociendo su reacción a mis fantasías, no me daban ganas de contarle nada. ¿Qué le iba a decir? ¿“Me enamoré de otro fantasma”? ¿Que estoy dejando ir a alguien por falta de algo inexplicable? Sembraste una duda Flor. Y eso es lo que mejor hiciste.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- ¡Viniste! Pensé que saltabas este domingo.</div><div style="text-align: justify;">- Casi. Maté un libro en mi lugar y al entierro fuimos una misteriosa mujer de anteojos enormes y yo.</div><div style="text-align: justify;">- Y te enamoraste…</div><div style="text-align: justify;">- Un poco. Era obvio, ¿no?</div><div style="text-align: justify;">- ¿Cuándo aprenderás a disfrutar de las cosas simples? Tal vez, si lograras canalizar tu libido hacia alguna actividad le exigirías otras cuestiones a tus relaciones afectivas. Pifiás cuando crees que una sola persona puede cubrir toda tu necesidad de adrenalina. Si balancearas tu vida de alguna manera, lo único que te haría falta de una mujer es un gran aporte de paz.</div><div style="text-align: justify;">- ¿Paz? ¿Me estás cargando?</div><div style="text-align: justify;">- No Andre. Mirame a mí. A mí me gusta mucho lo que hago, me atrapa mi carrera, mi profesión. Si no tuviera a mi lado una mina que me quiere, que me apoya, que está ahí siempre, no podría desempeñarme bien en mi carrera. Necesito esa estabilidad. Por eso, Sofía, es vital en mi vida.</div><div style="text-align: justify;">- ¡Pero no la amás!</div><div style="text-align: justify;">- Sí la amo. Pero no con esa pasión que tenés vos que parece desmerecer otras formas de amor. No todos funcionamos así. Lo que vos no te das cuenta, es que la pasión que buscás en una mina también representa tu falta de pasión para otras cosas. Estás vacío. Por eso, cuando asoma la mujer que reúne las cosas que te atraen, desbordás de felicidad. Partís desde más abajo.</div><div style="text-align: justify;">- Tal vez. Pero los gustos no se eligen. Y sabés que he hecho de todo en la vida.</div><div style="text-align: justify;">- Pero de todo también te aburriste. Como te aburrís de las minas al conquistarlas. Algunas personas se enamoran de un deporte, de una mascota, del dinero, de muchas cosas. Vos no te enamorás de nada. Nada te atrae mucho tiempo, no lo degustás. No encontrás la riqueza, la evolución de las cosas con el tiempo. Y con las mujeres, no haces excepción.</div><div style="text-align: justify;">- Ya discutimos esto Martín, uno tiene que pensar como retener al otro, no a uno mismo. Si las minas con las que salgo no saben cómo manejarme, ¿qué querés que haga? No entiendo cómo hacés para morir por una mina absolutamente incondicional a vos. ¿Qué es lo que te atrae tanto de alguien que está siempre presente, aunque no le prestes atención?</div><div style="text-align: justify;">- Ya te dije, la incondicionalidad regala completitud. Una ficción que nos gusta comprar a los narcisistas. Es lo que necesitamos para atender otras inquietudes. Para estar en orden, balanceados. ¿No te acordás el comentario que te puso La en aquel ensayo? ¿Eso del amo y el esclavo? ¿Dónde el esclavo no se da cuenta que es él el que pone al amo en un lugar privilegiado? Si lo entendiera, podría maniobrar de otra forma. El poder en realidad es del esclavo, o sea, del que acciona. Por eso, nosotros los “amos”, somos fieles a nuestros esclavos.</div><div style="text-align: justify;">- …</div><div style="text-align: justify;">- Y si no hacé como hace la mayoría de los casados que funcionan… Hombres que se excitan con hacer más y más guita y las mujeres con sus hijos. La transferencia de libido en esos matrimonios se da para ambos. Por eso dura. ¿Si no qué te queda? Seguir buscando pareja reproductiva como macho activo y mantenerte todo el tiempo al palo. </div><div style="text-align: justify;">- Estoy al horno, básicamente.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhq8Tn88sIKtQROlCyXiplbryYiJNzZJgiEslF-RQKcIxcUvR3iCYIaLEwA8e40AVpL-7rOOdaeCOt-NQJQCxGaNszFn06TwZ7zok2P0fA9EHc7-nxrVwY1nJLNdyhj7EcuHVvikYcHCWgG/s400/tateti.jpg" style="text-align: justify;display: block; margin-top: 0px; margin-right: auto; margin-bottom: 10px; margin-left: auto; cursor: pointer; width: 400px; height: 245px; " border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5594895121923716690" /><div style="text-align: justify;">- Depende de vos Andre. ¿Florencia? ¿Ya fue?</div><div style="text-align: justify;">- Lo estoy pensando, aún no me decido. Tampoco sé cómo darle una oportunidad a una persona cuando no me siento del todo enamorado. </div><div style="text-align: justify;">- ¡Dale tiempo, boludo!, lo tuyo es casi instantáneo. </div><div style="text-align: justify;">- Pero con Florencia ya pasó más de un año.</div><div style="text-align: justify;">- ¡Dale Andrés!, nunca te abriste con ella. Siempre la tuviste ahí, controlada. Lo tuyo es al principio. Lo cerrás antes de comenzar prácticamente. Como si el otro no importara. ¿Cuánto podés saber de una persona en un par de diálogos?</div><div style="text-align: justify;">- ¡Lo más importante! En un par de diálogos lo que descubro es su potencial. Cuánto podrá elevarme. Las primeras impresiones en una conquista son determinantes. Me permiten proyectar en mi mundo de fantasía todo lo que podré compartir de mi vida con ella. Porque al final soy una persona que necesita dar, es mi cualidad vital, lo que me da vida. Tengo toda esta cosa adentro que quiero sacar, que me mantiene… No sé, simplemente me gusta estar así, pendiente. Pensar un email, pensar... Buscar en mí o ir por la calle mirando… como indagando algo para compartir con el otro. Así estoy constituido, ¿sabés? Voy con mi valijita, andando por ahí, te nutro, te enquilombo la vida… me presento con lo que soy y lo que tengo, dispuesto a entregarlo todo.</div><div style="text-align: justify;">- ¿Así nomás? ¿A cualquiera que lo ande necesitando?</div><div style="text-align: justify;">- No, a cualquiera que me guste y lo ande necesitando. Así como vos te abrís a cualquiera que te ande buscando, ¡salame! Pero sí, definitivamente tiene que necesitarme. Tiene que ser frágil. Hasta algo insegura. No sé si de sí misma, sino del amor. Mi opuesto complementario. Tiene que buscar refugio cuando no se sienta querida. Y aunque la quieras, que te crea pero no por mucho tiempo. Cosa que mañana, me permita volver a conquistarla. Algo así como sos vos.</div><div style="text-align: justify;">- ¿Como yo?</div><div style="text-align: justify;">- Obvio, ¿no es acaso lo que necesitás? Es lo que me acabás de describir. Sos frágil, necesitás paz porque no la encontrás solo. En cambio, yo me aburro solo. Al final, me querés cambiar, convertir en alguien más parecido a vos, y sin embargo, cuando una mina te gusta, necesitás que sea igual a mí. ¿Cuántas veces te he dicho que tal mina está al horno y vos seguís dudando? Nunca le terminaste de creer a tus minas que realmente estaban enamoradas de vos. Necesitabas una reconfirmación casi diaria, se podría decir. ¿O no?</div><div style="text-align: justify;">- Puede ser.</div><div style="text-align: justify;">- Esa duda que le transmitís a Sofía es la que la mantiene viva, en movimiento. Lo que la estimula a seguir conquistándote. Martín, tu mejor estrategia con una mina no tiene que ver con tu acto consciente de volverte inaccesible, sino con tu inseguridad excesiva a dar cualquier paso. Mejor menos que más. Hiciste estrategia de un acto natural. Te diste cuenta que funciona y ganaste confianza, nada más.</div><div style="text-align: justify;">- Si hay algo de lo que estoy seguro, es que cuando una mujer realmente llega a conocerme me pone en este lugar… como si jamás hubiera sentido las cosas que siente por mí. Sucedió con todas las que realmente se tomaron el tiempo.</div><div style="text-align: justify;">- ¡Ves! Y eso es lo que disfrutás, ocupar ese lugar que asumís inocupable con cada nueva persona que te has cruzado. Planteás un juego donde vos ponés distancia y el otro se te acerca. Y a medida que avanza lo volvés a alejar, como si siempre hubiera una capa más por descubrir. Actuás interesante pero en realidad estás incómodo. No estás seguro de atraer. Tu distancia no es más que un acto defensivo. Y aunque tu amigo lo vea como una idiotez, cuando este acto se me presenta en la mujer que me gusta, es absolutamente irresistible. ¿Cómo no me comprendés?</div><div style="text-align: justify;">- ¿Y Florencia no tiene todo esto?</div><div style="text-align: justify;">- Lo tuvo, hasta que se volvió incondicional. Cambió incorrectamente. No sé qué sucedió realmente, pero de ser una mina como vos, se convirtió en alguien que ya no necesita de mí. Haga o no haga, me adora. Nadie que realmente necesita algo se queda sin recibir nada a cambio. Y como te dije al principio, si no estoy en movimiento, me termino aburriendo. Yo era el esclavo, no sé qué mierda le pasa a las minas. Quédense dónde estaban cuando las conocí. No estoy intranquilo, este es mi hábitat, la persecución. No quiero que me regales nada, dejá que me lo siga ganando y me conservarás para siempre.</div><div style="text-align: justify;">- O sea que al final, tu ecuación no implica otra cosa que frustrado o aburrido.</div><div style="text-align: justify;">- Preguntátelo vos. ¿Funciona con Sofía? Evidentemente si, por algo sigue ahí hace mucho tiempo.</div><div style="text-align: justify;">- Hagamos una cosa, vamos a buscar a la mina esta con gafas que le explico de antemano cómo tiene que hacer con vos. ¿O preferís que la llame a Flor?</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Fue divertido. Aportó. Y al final lo convencí de que me acompañe hasta el taller de arte. Estábamos en el Oldest, ahí en Elcano al 3400, como siempre. A tan solo unas pocas cuadras de la posible dirección. Tampoco era muy tarde porque comimos temprano. No perdíamos nada con extender unos minutos la vuelta a casa. Andá a saber, capaz nos encontrábamos con alguien…</div>Alehttp://www.blogger.com/profile/16660341503553215820noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-2677915534590643658.post-70925647940735405282011-03-29T19:34:00.004-03:002011-03-29T20:04:41.142-03:00Nunca confíes en una mujer con gafas - III -<div style="text-align: justify;">Los primeros cinco minutos de conversación no los registré. Tal vez porque gran parte del tiempo estuvimos callados o evitando lo que debía suceder. Pero una vez agotado el diálogo casual, me dijo:</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Andre, quiero pedirte perdón. No supe aprovechar mi oportunidad y estoy arrepentida. ¿Creés que exista otra chance para nosotros?</div><div style="text-align: justify;">- Me sorprendés. A lo largo de nuestra historia siempre escuché acusaciones por cobarde y otras por el estilo. No hice más que defenderme y resulta que ahora ¿la culpable sos vos? ¿Qué te hizo cambiar de opinión?</div><div style="text-align: justify;">- No te confundas, no dejé de pensar que sos un cagón. Que no te sabes jugar por lo que querés. Que mientras todo se mantiene en el plano de la conquista sos el tipo más feliz, carismático y ganador pero un día tus sentimientos se comprometen y el empuje desaparece. Te inmovilizás. Como si los motivos que te hicieron acercarte a mí hubieran desaparecido. Yo siempre fui la misma persona Andrés. Eso significa que seguramente me idealizaste como hacen todos los idiotas superficiales de los que no te podés diferenciar. Tenés una gran dificultad para relacionarte cuando la relación pesa un poco más que un par de horas de nostalgia. ¿Te acordás cuando me querías convencer para que te de una oportunidad? ¿Que te referías a mi distancia como una protección imparcial y contra todos? Te equivocabas, la realidad es que mi defensa no era para todos, era para tipos como vos. Tipos que parecen en movimiento pero que si te dedicás a estudiarlos un poco más, te das cuenta que hace años que están siempre en el mismo lugar.</div><div style="text-align: justify;">- ¿Ves? Otra vez me estás atacando. ¿Para esto llamaste? ¿Y el perdón del que me hablabas?</div><div style="text-align: justify;">- Dejá de hacerte la víctima cagón. Ambos somos culpables.</div><div style="text-align: justify;">- ¿Ah sí? A ver…</div><div style="text-align: justify;">- Mi error fue actuar a favor de tu miedo. Me paralizó. Me sentí en un terreno desconocido. Donde mi compañero, que no paró de insistirme para que jugara y arriesgara, de repente soltó mi mano y me quedé sola. Y en lugar de recordar los motivos por los que decidí entrar a jugar con vos, no tomé responsabilidad por mi decisión y pretendí volver para atrás. Ese acto lo único que demuestra es que yo no hubiera hecho todo lo que hice sin tu insistencia. Y la verdad es que eso, además de falso, es patético. Yo quería estar con vos, lo supe al poco tiempo. Pero no me animé a avanzar. Esperé a que vos presionaras. Necesitaba seguridad, casi caprichosamente. Los motivos ya eran evidentes y me concentré en los detalles accesorios que no garantizaban nada. Quería que insistieras. Sentía, ingenuamente, como todas las mujeres, que solo así me revelarías lo que significo para vos.</div><div style="text-align: justify;">- Es verdad y además….</div><div style="text-align: justify;">- Te pido que me dejes hablar. Es importante que me escuches. Lo que tendría que haber hecho es lo mismo que hiciste vos, pero de verdad. Buscarte, convencerte. Encontrar un modo femenino para que no retrocedieras. Haciendo lo mismo que hacías vos por mí: alegrando mi día. Sumando.</div><div style="text-align: justify;">- ¡Claro!</div><div style="text-align: justify;">- ¡Callate idiota! Y escuchá de una vez. Es fácil entender que esa es la respuesta, lo difícil es llevarlo adelante cuando estás enamorada. Vos jugabas conmigo y con otras minitas a la vez. Te chupaba un huevo, en ese entonces, era una conquista, algo que si se daba bien y si no, también. ¿Quién no tiene gracia y elocuencia en un momento así? Difícil es tratar de sumarle al otro sabiendo que si sale mal te llenás de dolor. Es como hacer un espectáculo de bufón mientras te apuntan con un arma a la cabeza. Algo que nunca en tu puta vida seguro intentaste. Pero no importa, como te dije no te llamé para culparte. Al final, yo tampoco pude hacer todo lo que pretendía que vos hicieras. No me entregué, solo especulé. Por eso te pido perdón. A nuestra relación le faltó, al menos, un hombre. Un valiente que supiera conducirla de inicio a fin. Y no puedo pretender que des algo que yo no estuve dispuesta a dar. Te agredí sin inspeccionarme. Tengo razón en todo lo que te dije pero debería haber sido un castigo para ambos y no solo para vos.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Nos quedamos en silencio de nuevo. No sabía bien qué decirle. O sí sabía, pero sentía que sería demasiado doloroso. De todas formas, traté de animarme, se merecía la verdad después de semejante exposición.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Flor, estoy de acuerdo con lo que decís. Y podría pasarme media hora dándote diferentes explicaciones de cosas que dejaste de hacer y por las que me desencanté. Pero creo que eso sería poco honesto. La verdad es que no estoy enamorado, no se si alguna vez lo estuve. Algo falta que entre nosotros no sucede.</div><div style="text-align: justify;">- Sos patético, la verdad. Andrés, ¿cuántas veces te enamoraste desde que cortaste con tu ex? Ninguna. Hace más de tres años que solo vivís enamorado de historias de fantasía o vivís historias reales e interesantes pero sin estarlo. Lo que inhibe tu enamoramiento es precisamente eso: que las historias sean reales, posibles. Voy a hacer lo que me enseñaste, ¿sabés?, te voy a silenciar como a un televisor y te voy a contar lo que deja ver la imagen: desde que me conociste, no te separaste de mi lado. Si te dejo de hablar, me buscás. Si estás triste o contento, te gusta compartir esos momentos conmigo. Invertís el mismo tiempo en cogerme que en contarme de tu vida. Si te digo que ayer me cogí a un flaco, hoy no podrías tocarme un pelo por los celos. Me llevaste a compartir las cosas que más te gustan de la vida... No sé Andrés, la verdad es que si miro a otras parejas enamoradas, leo un libro o miro una película, más allá del “te amo”, los involucrados se comportan igual que vos. Así que no me queda otra cosa que pensar que, adolescente como sos, no entendés la diferencia entre un amor de fantasía y un amor de verdad.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhno0jxlv_vS3y0l5VsbIpOAwChP1lhVsvzuyDGJcKmIWQa4VkjU2Az2cF4LzTHRDitrcDF7c2x9aAqrui_ir8jcQO5CqpP887-AVJfLZ335C4fowwvAjDJJMUIPLV1hhT_tK9hVq6EmNvV/s400/woman+warrior.jpg" style="text-align: justify;display: block; margin-top: 0px; margin-right: auto; margin-bottom: 10px; margin-left: auto; cursor: pointer; width: 281px; height: 400px; " border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5589639575625024754" /><div style="text-align: justify;">- ¿Sabés qué? Tenés razón. Voy a jugar en tu vereda. Estaba enamorado. Te vi y me encantaste y a medida que empecé a conocerte, mucho más. Me abrí con vos como nunca me abrí en este tiempo a nadie. Compartí más tiempo con vos que con mi familia. Te conté todo, nunca fui tan transparente y honesto. Hasta adoptamos un lenguaje propio. Era perfecto. ¿Y entonces? ¿Qué pasó?</div><div style="text-align: justify;">- No se, ¡decime vos!</div><div style="text-align: justify;">- ¿El cagón de Andrés dejó de moverse? ¿O la cagona de Florencia se dejó llevar pero nunca se dejó de cuidar? Flor, vos no me tenés que pedir perdón a mí. Vos solo tenés que pedirte perdón a vos misma. Por haber especulado, por actuar en función del otro y no en función de tus propias ideas y deseos. Por no terminar de decidir lo que querés y esperar a ver qué quiere el otro. Si sabés que lo que más te enamora es la entrega y la aparente incondicinalidad, ¿cómo no me la regalaste? Si me amabas o me amás ¿por que no hiciste todo lo que estaba a tu alcance? ¿Eh? ¿Por qué no estabas segura? Nadie está seguro. La diferencia es que, envueltos en esa inseguridad, otros actuamos igual. Asumimos que las cosas pueden ir mal, pero apostamos a que vayan bien. Porque la vida sin esa apuesta es una vida sin emociones. </div><div style="text-align: justify;">- Estás loco…</div><div style="text-align: justify;">- Ahora dejame hablar a mí. Estás tan acostumbrada a que mueran por vos, los superficiales que van tras tu aspecto y lo que hacés, que te olvidaste que detrás de tu pasividad hay un mundo de acciones que deben tener lugar para que las personas que van tras algo más se enamoren. Y tu poder de decisión es el responsable de todas esas acciones. Viviste una vida de decisiones basadas en escenarios de certidumbre. Y cuando te gustó alguien que por primera vez en la vida te conquistó sin regalar promesas, no sabés qué garcha hacer. </div><div style="text-align: justify;">- …</div><div style="text-align: justify;">- Y encima, te acomodaste a mi vida. En lugar de mandarme bien a cagar, te adaptás. Por eso nunca terminamos, porque nunca empezamos. Las relaciones se dan cuando hay límites para ambos, si el límite lo percibe uno solo, no hay relación. Por cómo me describís, aún me crees el mejor ser de este mundo. Y si así fuera, ese ser estaría a tu lado. Tenés que cambiar el lente con el que me mirás. No se si lo podés entender así, pero el amor tiene dos caras: la percepción, lo que el otro es y representa; y la recepción, lo que el otro da por nosotros. Ambas cosas tienen que estar en perfecta armonía. Si falla la primera es probable que nos sigan gustando otras personas, en cambio, si la que falla es la segunda seguramente vivamos sumidos en la tristeza. ¿Cómo te sentís?</div><div style="text-align: justify;">- Triste.</div><div style="text-align: justify;">- Hace tiempo que dejé de dar lo que di al principio y te quedaste igual. ¿Y sabés por qué te quedaste? Porque no diste lo que tenías que dar en su momento. Cuando uno se entrega, hace todo y lo mejor que puede. Y si no encuentra lo que busca, tira la toalla, abandona, pero en paz. Sabemos que no había nada más por hacer. Ahora, si no hicimos todo lo posible, aunque el otro ya no nos busque, lo pendiente, lo inconcluso, lo que podría haber sido, nos atormenta para siempre. Y perdura hasta que algún día te la juegues de verdad sin considerar lo que yo sienta. Absolutamente fiel a vos misma. ¿Te animás cagona? ¿Tenés el coraje para decirme lo que sentís? Esa es la única manera que, tal vez, me obligue a decidir.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Nos quedamos en silencio… no sé cómo se sentió ella, pero yo estaba arruinado. Me dolía todo. Fue un arranque emocional que nunca se detuvo. ¿Habrá servido de algo decir todo eso? ¿Qué importaba? Ya no quedan palabras por guardar. Luego de casi un minuto, le pregunté:</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- ¿Estás ahí?</div><div style="text-align: justify;">- Si, acá estoy.</div><div style="text-align: justify;">- En fin, no se qué más decirte. </div><div style="text-align: justify;">- Yo tampoco.</div><div style="text-align: justify;">- Que descanses Flor…</div><div style="text-align: justify;">- Adiós.</div>Alehttp://www.blogger.com/profile/16660341503553215820noreply@blogger.com19tag:blogger.com,1999:blog-2677915534590643658.post-55654459880632886142011-03-23T13:10:00.005-03:002011-03-23T13:21:31.493-03:00Nunca confíes en una mujer con gafas - II -<div style="text-align: justify;">La pelea: en este rincón, la fantasía. En aquel, la realidad. Una historia que no es, que no empezó, tiene todas las de ganar frente a una historia en desarrollo. ¿Estoy evadiendo algo? ¿Cuándo voy a dejar de creer en hadas, duendes y olvidar a las princesas en problemas? Tan fácil se me quitan las ganas de llamarla, la angustia y la soledad. Basta con un pequeño gesto para que la imaginación se dispare y siga alimentando un vicio que me tiene atrapado hace más de tres años, que me priva de una caricia sincera y me aparta la posibilidad de integrar en serio a alguien en mi vida. Porque lo cierto es que nadie atraviesa el hall de entrada. Todo se abandona ahí, antes de abrir la segunda puerta.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Debería volver a tirar el libro, olvidarme de lo que sucedió esta noche y llamarla. ¡Ella es real y vale la pena! Debo hacer algo de eso que nunca hago sólo para ver qué sucede. Debería… Las emociones no me conducen por un camino de bienestar. Algo falla, no sé qué, pero estoy averiado.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Agarro el libro, forzándome a ignorar el señalador que brilla como si tuviera luz propia. Abro la ventana, la noche está desierta. Pienso en dejarlo caer pero no puedo. De nuevo este sentido de supervivencia. No puedo matar la fantasía y los sueños y todo lo que representan. ¿Cómo una extraña con gafas puede alterar el desenlace? Sé que se trata, en parte, de una excusa. Pero hay algo más. Y tiene que ver con racionalizar el valor de una historia del pasado. Revuelvo en mis recuerdos y me encuentro enamorado. Lo siento como si fuera hoy. Y si lo comparo con lo que pasó en estos años no puedo sentir más que esa ausencia. Creer que algo así no va a volver a pasarme es una idea falsa y peligrosa como aquello que sugiere que la vida se trata de disfrutar de lo que está cerca y al alcance. Lo posible. Nada lo que soy fue construido sobre lo posible. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Así pacto mi última oportunidad: iré detrás de la fantasía, una vez más. Me drogaré con sueños a modo de despedida, sabiendo todo lo que estoy dejando de lado al no llamarla. Y si en unos meses, tal vez más, tal vez menos, me encuentro mirando por esta ventana nuevamente, recordaré este momento y sabré lo que hacer.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Convencido, ahora sí, abrí el libro y leí el señalador. Tenía la publicidad gráfica de un taller de arte. De un lado el dibujo de una niña triste en blanco y negro. Del otro, una dirección, un teléfono y una página web. Fui a la computadora sin dudarlo. Es la profesora, pensé. Aunque nuestro desencuentro no me dio tiempo a nada, pude percibir en la misteriosa mujer con gafas un look artístico. No sé cuánto tiempo habré estado en Internet pero para cuando miré la hora eran casi las 2AM. No fueron las obras sino más bien las palabras lo que me retuvieron: <i>“El artista es un investigador cuyo camino lo obliga a mirarse a sí mismo para indagar en la verdad de las cosas”.</i> Por un momento, dejé de sentirme solo. ¿Podía encontrar ahí personas que sientan más de lo que comen, duermen o trabajan, personas que vivan los días de la semana todos del mismo modo porque no se necesitan descanso y hacen lo que verdaderamente disfrutan? ¿Acaso no va por ahí algo de la verdad de las cosas? Fue como un viaje. Un dato me llevó a otro, un link al siguiente, una frase a un pensador y así. Estaba cansado pero emocionado y ansioso. Y no descarté la posibilidad de acercarme al taller. Antes de apagar todo e irme a dormir, encontré la frase que me iluminó: <i>“Quien busca la belleza en la verdad es un pensador, quien busca la verdad en la belleza, es un artista”</i>. Algo de verdad en la belleza necesito. Y acercarme al lugar o a las personas que saben llevar esto adelante puede ser un buen punto de partida.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggH3j-JblQVNWh1OKvOU_yEdILjKWZqvip2bCQ3BDAac0z0letrCQlHfTTi9BV9qAFs0SWCnY2LgSWsHIX_f3D_7QYhO2N2ingSvLfWLBHQ0HRsq5iVHa53eG_uoziyHiiGE1E_bUisxFv/s400/La+1.jpg" style="text-align: justify;display: block; margin-top: 0px; margin-right: auto; margin-bottom: 10px; margin-left: auto; cursor: pointer; width: 400px; height: 329px; " border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5587310728058380962" /></div><div style="text-align: justify;">Por fin un pensamiento me traía algo de paz. Estaba cansado y con ganas de dormirme rápido pero no pude resistir ocupar esos últimos minutos en imaginar a mi mujer con gafas. ¿Será la dueña del taller?, ¿será una alumna? ¿o no tendrá nada que ver con esto? ¡Qué desilusión sería! El taller está cerca, no resta más que ir y tocar timbre. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Ya casi dormido, sucedió lo que no tenía que suceder. Sonó el teléfono. Temí que fuera ella y no quise atender. Sabía que podía tratarse de la última vez y por eso evadía el enfrentamiento. Caminé hacia el teléfono mientras pensaba pero dejó de sonar antes de lo usual. Raro, pensé. Si no es ella, ¿quién sería a esta hora? Nadie llama a mi teléfono fijo. Volví al dormitorio y sonó el celular. Se me hizo un nudo en el estómago. Era ella y, sin pensarlo más, decidí atender.</div>Alehttp://www.blogger.com/profile/16660341503553215820noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-2677915534590643658.post-81672835106575106992011-03-12T17:52:00.027-03:002011-03-23T17:40:40.999-03:00Nunca confíes en una mujer con gafas - I -<div style="text-align: justify;">Me invadió la soledad. No es una conclusión apresurada. Es una sensación consolidada. Lo que ayer era compañía hoy no me contiene. Me encuentro solo en aquellos lugares en los que estuve acompañado.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Tengo ganas de llamarte, pero dudo qué decirte. ¿Tiene que ver con vos? ¿Tiene que ver conmigo? ¿Necesito que me abracen? ¿Quiero que me abraces? Ya se, no me lo vas a preguntar. Pero deberías, yo te lo exigiría.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Cada atardecer me está matando y el amanecer ya no compensa. ¿Qué hago? No sé cómo resistir estas horas que no avanzan. Los días son cada vez más largos. Amarías verme en este estado: quebrado, perdido. Un edificio de teorías que tambalea y deja ver por sus ventanas lo vulnerable que estoy. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">¿Cómo llegué hasta acá? No puedo armar la historia. Los recuerdos que tengo no se juntan, no funcionan como indicios, no señalan una salida ni nada. ¿Qué pasó? Voy a la heladera. Vacía, como siempre. Abriría una botella de vino, pero me niego a consolarme con alcohol. Quiero sentirlo todo hasta que termine de una vez. Y encontrar una forma de hacer arte del dolor. Agarro el libro en la página que marca el señalador: <i>“Se amoldaba a la perfección de mi mano. Como si hubiera sido hecha para mí. Ella apoyó la palma de su mano sobre mi corazón. Su tacto se fundió con mis latidos…Entonces no lo sabía. No sabía que era capaz de herir a alguien tan hondamente que jamás se repusiera. A veces, hay personas que pueden herir a los demás por el mero hecho de existir”</i>. ¡Qué libro de mierda! </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Elijo otra página, esta vez al azar:<i> “La soledad empezó a dolerme, el silencio a exasperarme”</i>. Me levanto violentamente y abro la ventana. Miro veintitrés pisos hacia abajo buscando el vértigo que no aparece, que está ausente. Estoy tan inmerso en el dolor que la idea a caer es, de repente, persuasiva. Qué modo simple de concluir con las penas... ‘Crónica de una muerte anunciada’, pienso. Busco una lapicera y escribo en la última página: <i>“Andrés Bénard: 18/07/1980 – 06/03/2011”</i>. Con mi única sonrisa del día, dejo caer el libro en mi lugar. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg62tEabTKbdWLjbSpQOxhi2r0Orkd0nBO0q0IJ_RqqVPMXMXSSf98qoUXK8HzdF60r8rcdNVkhNB0ATqsRrnjG5BoykmW4wzHHXRb9BuVF3mhMO2ulF85leynlgL2mobHj63hdZ15JJewl/s400/sunrise+desde+el+23.jpg" style="text-align: justify;display: block; margin-top: 0px; margin-right: auto; margin-bottom: 10px; margin-left: auto; cursor: pointer; width: 400px; height: 230px; " border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5583303768388537026" /></div><div style="text-align: justify;">Me quedé suspendido mirando hacia abajo pero no escuché ningún grito. ¿Cuántas veces estuve en esta ventana con la misma sensación? ¿Tantos años de lo mismo? ¿O será que este departamento tan alto me acerca una solución imposible de considerar en un segundo piso? Deberían prohibirle las alturas a los ciclotímicos. Es como acercarle un arma a alguien cada vez que está sufriendo. En una casa tradicional creo que la idea nunca hubiera llegado a mi mente. Por eso, me avergüenzo. Esa es la verdad. Solo estoy llamando mi propia atención. Me señalo y me describo patético. Patético por considerarlo y por considerarlo y no hacerlo. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Al cabo de un rato, volví en mí, me vestí con lo que encontré y bajé a buscar el libro. Cuando llegué a la vereda la vi sentada en el escalón de la casa de al lado. Había dejado su libro a un costado y hojeaba el mío con un lápiz en la mano. Llevaba gafas grandes. Su pelo no me permitía verla con claridad. Vestía con armonía y a colores y sonreía, como quien se acuerda de una anécdota con picardía. ¿Qué pasaje de ese condenado libro podría hacerla reír? Dudé en acercarme, había demasiada intimidad entre mi libro y ella. Es asombroso ver a alguien que invirtió tiempo en producirse de un modo excéntrico y atractivo y que luego ignora absolutamente los ojos que la buscan al pasar. Es como si un actor eligiera las mejores prendas del vestuario, saliera al escenario con toda su pompa y, una vez ahí, ignorara por completo la mirada del espectador. Como sea, la miré durante unos minutos y conmigo los hombres y mujeres que pasaban y ella nada. No sacaba sus ojos ni su atención de aquel libro, como buscando, cosa rara, privacidad en la vía pública.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">- Lamento interrumpir. Ella levantó la vista sorprendida, su gesto se tornó serio y se incorporó abruptamente.</div><div style="text-align: justify;">- ¿Es tuyo? Lo encontré en el piso. Perdón, tomá.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Extendió el libro con torpeza y le sonreí. ¿Quién es esta mina? Impaciente, tomó sus cosas y sin regalarme preguntas, se puso en marcha. Las palabras no me salieron pese a mis ganas de extender el diálogo. Me quedé inmóvil, un poco desconcertado y con el libro en la mano. Era hermosa pero no tuve la energía para seducirla. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Injustamente feliz por las consecuencias de mi falso suicidio, subo con el glorioso libro entre las manos al ascensor interminable. Descubro entonces, mientras paso las hojas, que la misteriosa mujer con gafas lo había subrayado: <i>“Durante toda mi vida he tenido la impresión de que podía convertirme en una persona distinta. De que yéndome a otro lugar y empezando una vida nueva, iba a convertirme en otro hombre… Para mi representaba, en un sentido… reinventarme a mí mismo…Lo buscaba de verdad, seriamente, y creía que, si me esforzaba, podría conseguirlo algún día”</i>. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Tuve una sensación en el pecho difícil de explicar. Paré el ascensor y volví a la vereda casi corriendo para buscarla. Quería entender la conexión. Quería darle un sentido a la casualidad. ¿Por qué señaló aquel párrafo? Una vez más, llegué tarde. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Pude, después sí, optar por la botella de vino. Noche de domingo y resucitado de la muerte, me tomé el tiempo de repasar lo sucedido. Tomé el libro con pocas esperanzas de encontrar algo más y así entender. Cerrado, observé su tapa, lo di vuelta, miré la contratapa... como buscando en la ignorancia. ¿Qué estás haciendo boludo? ¡No vas a encontrar nada! Despectivamente lo tiré sobre la mesa y me levanté. Me serví otra copa de vino y di una vuelta sobre mi mismo desconcertado. Miré por última vez a modo de despedida y algo llamó mi atención. Entre sus hojas escapaba un señalador que no era mio.</div>Alehttp://www.blogger.com/profile/16660341503553215820noreply@blogger.com17tag:blogger.com,1999:blog-2677915534590643658.post-41237217195525233742011-02-21T00:09:00.004-03:002011-02-21T10:01:58.861-03:00Enamorado de mi mismo<div style="text-align: left;">En mi afán de generalizar a las personas, he llegado a una nueva categorización muy a mi fiel estilo blanco / negro. Buscaba una teoría que explique por qué algunas personas tienen la capacidad de enamorarse casi de cualquier mortal mientras que otras parecieran absorbidas por un hechizo eterno hacia uno o dos seres a lo largo de toda su vida y me encontré con algo mucho más revelador.</div><div><br /></div><div>Según la apreciación que tenemos sobre nosotros mismos en relación a la observación de los demás, se desarrollan dos tipos de comportamientos diferentes: narcisos o egocéntricos. </div><div><br /></div><div><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmkTnJKggLVFiEzt7CxxIgfEhhTli5VuVxirFCNwROSjewEFr8qtcZ2_5QTzF4EBzQM3oxRrGHWETKPUlICAprp6_HEOma8IB9pGiIny6uf565wGgrhgnsUIm_xFeAaK25P8StTAQMiJbA/s400/echonarcissus.jpg" style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 224px;" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5575979260739511298" /></div><div>No es tarea fácil explicar dos términos tan bien utilizados en psicología, dónde pareciera que no queda lugar para agregar valor adicional. Sin embargo, inicialmente interpretando y luego investigando, me animo a plasmar en este espacio una nueva hipótesis luego de varios meses de ausencia.</div><div><br /></div><div>Empecemos por algunas definiciones simples. Básicamente el narcisista es una persona enamorada de sí mismo. Mientras que el egocéntrico, o el egocentrismo, es la característica que define a una persona que cree que sus propias opiniones e intereses son más importantes que las de los demás.</div><div><br /></div><div>De una lectura rápida pareciera que estamos hablando de lo mismo, sin embargo, las manifestaciones son totalmente opuestas. Igualmente, vale aclarar que tanto el narcisismo como el egocentrismo son mecanismos de defensa inherentes al ser humano. Buscan defenderme a mí en relación a los demás.</div><div><br /></div><div>Entonces, ¿cómo podemos identificarlos? La mejor forma de diferenciar un narciso de un egocéntrico es a través de la identificación de los ídolos. Las personas narcisistas tienen referentes de apariencia, modelos a los que pretenden acercarse o de los que pretenden alejarse. En cambio para los egocéntricos, el único ídolo son ellos mismos.</div><div><br /></div><div>Es importante entender que no hablo de ídolos del deporte, de una profesión, misión o argumentación. Hablo de ídolos de imagen, de apariencia. Y, ¿cuál sería la diferencia? Simple, el primero surge de la admiración como persona o individuo, en cambio, el segundo, de la admiración sobre el sex-appeal o atractivo sexual que genera. </div><div><br /></div><div>Expuesta esta diferencia, puedo concluir que un narciso no está enamorado de sí mismo, sino que en realidad está enamorado de un estereotipo al que busca a acercarse. Este estereotipo se elige inconscientemente y según el grado de atracción que provoca. ‘Me amo siempre y cuando esté alineado con lo que apruebo como atractivo’. Y no solo estará enamorado de si mismo sino de cualquier otra persona alineada (en apariencia) a este ideal.</div><div><br /></div><div>Expuesto el primer comportamiento, le llega el turno al egocéntrico. Este pareciera ser una persona mucho más segura de sí misma. En lugar de tener en cuenta modelos o roles a seguir, define el propio como el único estilo o modo aceptable. Todo lo que hace, es para él o ella misma. </div><div><br /></div><div>A diferencia del narcisista, los halagos a un egocéntrico le resbalan. Él no necesita aprobación, al contrario, ‘¿no es obvio que “yo” soy el mejor?’. Es por eso que tampoco se enamoran de sus fanáticos. Además, algunos pueden estar llenos de amigos pero otros absolutamente solos. El foco está puesto en ellos mismos, por lo que las relaciones que tengan se darán más que nada como consecuencia casual del tipo de personalidad más o menos empática que hayan desarrollado.</div><div><br /></div><div>Lo que verdaderamente esconde un egocéntrico es que su actitud o compartimiento no es más que otro acto de defensa con un camuflaje más sofisticado. Estas personas evidencian los roles y modelos más atractivos pero optaron por abandonar la carrera inalcanzable de imitarlos.</div><div><br /></div><div>Como no hay perfección, o por lo menos no es posible observarla en nosotros mismos, la estrategia de defensa de los egocéntricos es la de juzgar todo aquello que sea diferente a ellos. El bien y el mal están delimitados por su forma de vivir y seguir la vida. De esta forma, aseguran ubicarse en una zona de confort dónde no hay necesidad de movimientos y cambios por presión de los agentes externos como la cultura, la moda, los amigos, el entorno social, etc.</div><div><br /></div><div>Los egocéntricos no se gustan, o al menos no están contentos con ellos mismos esa es la verdad. Saben que son y serán imperfectos. Por eso que los halagos no funcionan. Están halagando algo para que ellos está mal o equivocado. Aprendieron a aceptarse porque es la forma de sobrevivir y no ubicarse en un ideal.</div><div><br /></div><div>En definitiva, en una vida social, la apariencia son los primeros datos descriptivos de nosotros mismos que ponemos al alcance del resto. Nadie escapa a este fenómeno. Y dado que además provoca estímulos fuera de nuestro control, nos defendemos a través del desarrollo de los definidos comportamientos.</div><div><br /></div><div>Volviendo al origen del texto, ahora es más sencillo entender porque algunas personas se enamoran con mayor facilidad que otras. Porque para un narciso cualquier halago es bienvenido como un flechazo de Cupido. Son dos personas interesadas en la misma. Y cuanto mejor el halago, ¡más de acuerdo estamos!</div><div><br /></div><div>En cambio para el egocéntrico el amor es más complejo. Los halagos son aburridos porque no describen la realidad. Lo único que verdaderamente les puede hacer efecto, es el complemento y contraste que le hace un verdadero narciso, cuando disfruta sin piedad su imagen ante un espejo.</div>Alehttp://www.blogger.com/profile/16660341503553215820noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-2677915534590643658.post-87590901270216219982010-09-15T23:00:00.002-03:002010-09-15T23:45:20.361-03:00Vos vs. Yo<div style="text-align: left;">Solemos decir que la libertad de uno termina donde comienza la del otro. ¿Pero qué significa realmente esto? A mi entender, es solo una manera de extender o limitar nuestros actos hasta aquel “punto” dónde perjudican a un tercero.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div><div><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7S5YphD5LG0dXoskg1kH1A1tmcZbCRxezauGBmMZN9pbentfsx3lERA52BntLmRakrPMjRkXoLXp-YxWELrbRQ9r9VoFMIf498KKaBtXEvJakNDxMOCkUyLGPJNhjb8MWql52fN7HwvSq/s400/selfish.jpg" style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 320px; height: 246px;" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5517336777303522082" /></div><div>Por otro lado cada acción que realizamos tiene una reacción asociada. Reacción que siempre impacta en otros individuos. A veces bien, muchas otras no tan bien. Desde lo más simple hasta lo más complejo. Con intención o sin intención. Es imposible mantener una consideración constante por los demás en cada cosa que hacemos, porque nos inhabilitaría de todo tipo de movimiento.</div><div><br /></div><div>Entonces ¿hasta dónde si y hasta dónde no? ¿Cuál es verdaderamente ese punto de inflexión dónde debemos empezar a limitarnos? La verdad, no lo sé. Y mi intención en este ensayo no es tratar de responder a esa pregunta tampoco.</div><div><br /></div><div>Mi reflexión para con este texto es simplemente describir las diferentes personalidades que podemos encontrar según la manera que tenemos de obrar, cuando un deseo personal se interpone con un deseo o frustración ajena. Algo así como una ayuda para detectar lo que a simple vista se distingue como egoístas o considerados.</div><div><br /></div><div>La relación con el “otro” no tiene que ver, según mi parecer, con una fuerza de voluntad personal que nos premia socialmente cuando somos considerados y nos castiga al ser egoístas. Va mucho más allá de lo que “yo” como individuo puedo elegir. Seguro que todos tenemos la capacidad de decidir sobre nuestros actos, pero este tipo de decisiones no están tomadas por nuestra consciencia moral, sino más bien por nuestra capacidad para lidiar con la culpa. </div><div><br /></div><div>Define: Culpa</div><div>• “Voluntaria omisión de diligencia en calcular las consecuencias posibles y previsibles del propio hecho”</div><div>• “Experiencia dolorosa que deriva de la sensación más o menos consciente de haber transgredido las normas éticas personales o sociales”</div><div><br /></div><div>La culpa nos regula. Nos dicta cuándo sí y cuándo no. Pero no todos hemos nacido o nos hemos criado con culpa. Entonces, según este precario criterio acerca del grado de culpa que tenemos, podemos dividir a las personas como hedonistas o culposas.</div><div><br /></div><div><b>Hedonistas</b></div><div><br /></div><div>Definición: El hedonismo es la doctrina filosófica basada en la búsqueda del placer y la supresión del dolor como objetivo o razón de ser de la vida. Las dos escuelas clásicas del hedonismo son la escuela cirenaica y los epicúreos. En la Grecia antigua se formularon las primeras teorías sobre el placer: En la primera doctrina se plantea que los deseos personales se debían satisfacer de inmediato sin importar los intereses de los demás. Esta teoría fue expuesta por un grupo llamado los cirenaicos.</div><div><br /></div><div>¿Qué características presentan? Los hedonistas se pueden manifestar de muchas maneras, pero todos reúnen ciertas características particulares. Principalmente aquellas que están relacionadas con la satisfacción de las necesidades básicas. El ejemplo más sencillo es el sueño. Un hedonista nunca posee problemas para dormirse. Tienen algo de sueño, tocan la cama y duermen. También puede llegar tarde casual o regularmente, no resisten la falta de hambre sin ponerse de mal humor, tienden a ser rutinarios, conservan un estado de ánimo equilibrado, son gastadores, etc.</div><div><br /></div><div>A favor: Al cumplir con todas sus necesidades y deseos siempre están de buen humor. Discuten poco dado que les aburren las peleas, no pretenden cambiar a nadie simplemente toman a quien se adapta mejor a ellos (esta cualidad la mejoran con los años). No temen al rechazo y expresan con gran seguridad su manera de vivir, desconociendo la aceptación del otro. Viven una sexualidad plena, cómoda, desinhibida e inconsciente. Se gustan en todos los sentidos.</div><div><br /></div><div>En contra: El compromiso más importante es con ellos mismos. El resto de las responsabilidades que asuman serán de carácter temporal y siempre y cuando no estén desalineadas con sus deseos. La mejor de las mentiras como la peor de las verdades estarán siempre en escena de acuerdo al beneficio que puedan obtener o perjuicio que deseen evitar.</div><div><br /></div><div><b>Culposos</b></div><div><br /></div><div>Definición: Si el hedonista basa su vida en la búsqueda del placer personal, la vida del culposo está orientada hacia el placer ajeno. Su deleite ocurre al complacer. El hábitat del culposo es la frustración. Aquella que ocurre por temor a no ser elegido o aceptado. Sus ojos miran hacia afuera, mientras que los ojos del hedonista miran hacia adentro. </div><div><br /></div><div>¿Qué características presentan? Los culposos desatienden a sus necesidades para atender las ajenas. </div><div>- ¿Qué te gustaría comer? </div><div>- Lo que vos quieras…</div><div>Al momento de la interacción ignoran sus deseos. Están absolutamente ausentes. Aunque lo intentaran realmente, no lograrían percibirlos. El hedonista goza hasta que sufre. El culposo sufre hasta que goza. Es por eso que su estado de ánimo será mucho más inestable. Nunca hay paz en un culposo. Lo importante es que no hay características propias, sino más bien ajenas. </div><div><br /></div><div>A favor: Se ocupan, cuidan, atienden. Son permeables y flexibles a los cambios. Fomentan la armonía, unen. Asumen y fortalecen compromisos. Se sacrifican sin importar las consecuencias. Característica que siempre que sea por una buena causa, añade valor en cualquier contexto.</div><div><br /></div><div>En contra: Inseguros. Temen al rechazo constantemente. No se gustan. Carecen de libertad. Adictos al control. Se agotan más rápido. Acelerados. De concentración interrumpida. Sexualidad frustrante. En las mujeres dificultad en alcanzar el orgasmo, en los hombres disfunción eréctil. Ambos relacionados con la falta de conexión con el placer propio. </div><div><br /></div><div>Sin más, creo que queda en evidencia que tanto un extremo como el otro resultan muy dañinos para aquellos que nos rodean o para uno mismo según el caso. Por este motivo, y retomando mis primeras líneas, busco dejar en claro que mi intención es dar una idea más amplia de quienes somos con el único objetivo de alcanzar un mejor equilibrio entre dos necesidades de las que no podemos escapar: disfrutar en compañía. </div></div>Alehttp://www.blogger.com/profile/16660341503553215820noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-2677915534590643658.post-88112265287889793252010-07-11T16:45:00.005-03:002010-07-11T17:12:36.075-03:00Tipos de conquista<div style="text-align: left;">He tenido la sensación últimamente que el tipo de conquista que dio origen a una relación prácticamente determina la durabilidad del sentimiento del conquistado.</div><div style="text-align: center;"><br /></div><div>¿Qué quiero decir con esto? Básicamente que el cortejo y las primeras experiencias a las que se exponga la persona que deseamos dictará sentencia del tiempo que lo tendrás enamorado.</div><div><br /></div><div><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheRzZIO0Fn3fYyxD2SvjjJqpOZ1JtpUjb7Z7YxcuyYslx2JsSQWeuHPbcQdq7o3V0E2j490AwtwOd1U4vExlOEcEyU-_X-qErq_BYFd_ZSI3HtzRokr6vfc0qSJjwaTzQp_sKeYZWbaLbs/s400/1.jpg" style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 320px;" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5492741672944304994" /></div><div>De esta forma llego a la primera conclusión: Hay conquistas de una noche, hay conquistas de unos días, hay conquistas de unos meses/años y hay conquistas eternas.</div><div><br /></div><div>Una conquista de una noche, puede llegar a ser desde la mejor erótica y seductora línea de Johnny Deep en Don Juan de Marco, hasta el vil ataque de una presa netamente alcoholizada. No hay mucho que decir de esto, dura lo mismo que el efecto de cualquier narcótico.</div><div><br /></div><div>Las conquistas de unos días son un error. Debería haber sido una conquista de una noche pero por diversos motivos, no lo fueron. Por ejemplo cuando el conquistador habla o expresa de más por temor o inexperiencia. El clásico chamuyero que vende todo para desaparecer al día siguiente. La víctima queda hechizada por unos días creyendo que recibirá alguna señal al otro día, que finalmente nunca ocurre. </div><div><br /></div><div>Otro ejemplo de conquista por unos días es cuándo aún no estamos seguros de la otra persona. Hay dudas. Entonces mantenemos la conquista saliendo un par de veces más hasta encontrar la conclusión inevitable u otra persona a quien conquistar. </div><div><br /></div><div>Pero ojo, el confundido no siempre será el cazador, sino que muchas veces la confundida también puede ser la presa. En la búsqueda de olvidar de un viejo amor, o capaz por falta de evidencia, la presa (confundida), accede a compartir nuevos momentos con la intención de alcanzar un veredicto unánime.</div><div><br /></div><div>Después están las famosas conquistas que duran un tiempo relativamente aceptable. Aquellos que finalmente se configuran en relaciones estables y sólidas. Aquí el sentimiento perdurará siempre que haya reciprocidad y simultaneidad de objetivos a lo largo del tiempo. Las mutaciones que sufran los involucrados, deberán mantenerse alineadas ya que sino alguno de ellos comenzará a ser susceptible de otro cazador. Entonces en este caso, la conquista tiene que ser constante y dinámica para poder transformarse acorde a los distintos cambios que atravesamos en la vida. Esta es la conquista que yo considero más justa, ya que premia al conquistador condicionalmente.</div><div><br /></div><div>Y por última la que más me gusta. O capaz, con la que más me divierto: La conquista eterna. Aquella que hipnotiza a la presa para siempre. En este tipo de conquistas la variable tiempo, reciprocidad, deseo o frustración no importan. Ya que el trabajo pareciera que fue tan bien hecho, que la víctima no podrá escapar nunca más a la pócima de su hechicero. Es una suerte de admiración incondicional inagotable.</div><div><br /></div><div>Aquí la explicación no es tan sencilla. En una primera observación pareciera que el hechicero tiene la mejor fórmula de todas. Como si estas personas que padecen haber sido conquistadas eternamente es porque encontraron a uno de los pocos seres más especiales que existen. Una especie de grupo segmentado de personas que cumplen con los requisitos más interesantes o apasionantes que un individuo puede reunir para observación de otro. Y en parte diría que es verdad. No somos todos iguales, y depende cuales son nuestros focos de interés, puede que nos crucemos con uno de los “mejores” en aquel campo, desvalorizando sin querer a todos los demás.</div><div><br /></div><div>Este puede ser desde el acto más simple como el mejor abrazo, el mejor beso, la mejor piel hasta el más inteligente, creativo, aventurero, atractivo, sexy, seductor, etc. </div><div><br /></div><div>Sin embargo, las conquistaste eternas no solo están determinadas por el conquistador. Hay una predisposición que no todas las personas presentan que es la capacidad de amar incondicionalmente a alguien. No hay conquista eterna sin un fiel devoto. Los que “comulgan” de vez en cuando jamás podrán ser víctimas de una conquista para siempre.</div><div><br /></div><div>Un fiel devoto es una persona que dentro de su personalidad observa signos de idealismo. Que gran parte de lo que la mayoría necesita recibir a través de lo corpóreo, ellos lo pueden recibir en su imaginación o mejor dicho, en su mente. Son como autónomos de alguna manera, ya que no necesitan recibir de otros, se pueden autocompensar a través de los sueños.</div><div><br /></div><div>Por eso hable de lo justo. Lo justo en una conquista de unos meses / años es que cuando el cortejo desaparece o cuando lo que me interesa se modifica, el amor vuelve a exigir. La reciprocidad, lo que doy por lo que recibo, es una variable determinante. También lo podemos ver como lo que me interesa vs. lo que me presentan.</div><div><br /></div><div>Otra característica de los eternos enamorados es que suelen ser menos propensos a los cambios. Son relativamente siempre iguales impidiéndoles migrar hacia nuevos intereses y en consecuencia, nuevas personas.</div><div><br /></div><div>Esto se debe principalmente a que no suelen alcanzar nunca lo que desean. Quedar siempre en el camino evita la posibilidad de un nuevo desafío. Superar no siempre significa alcanzar el éxito, en muchísimos casos significa resignar. Dado que es una evidencia de la vida que no podemos tener todo, saber entender cuándo aplicar la frase “esto no puede ser aquí, así y ahora” es la diferencia entre la liberarnos o esclavizarnos para siempre.</div><div><br /></div><div>Como conclusión me gustaría dejar dos ideas. Una para el conquistador y otra para el conquistado. </div><div><br /></div><div>Al conquistador le podría decir que indistintamente de cuál sea su presa, debería mantener dos condiciones importantes a lo largo del tiempo. La primera es que nunca asuma una conquista eterna ya que no hay nada menos estimulante que no haya necesidad de esfuerzo y riesgo para obtener algo que deseamos. Y la segunda es que jamás quede (o se muestre) del todo conquistado, así podrás preservar este apasionante rol por siempre.</div><div><br /></div><div>Y al conquistado le diría que jamás pierda la claridad de lo que desea hoy tanto para “adentro” como para “afuera”. Esta es la única garantía para deleitar el placer de ser cortejados.</div>Alehttp://www.blogger.com/profile/16660341503553215820noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-2677915534590643658.post-89116787795278475882010-06-23T23:01:00.009-03:002010-06-24T00:32:57.271-03:00Capítulo XI: Mi última sesión<div style="text-align: left;">- Sol, tomé una decisión. Quiero dejar terapia. Creo que la ayuda que necesito no puede venir de un terapeuta. Lo que me hace bien es relacionarme con personas afines a mí. Cambié en este último tiempo. La soledad que en algún momento sentí se debe, principalmente, a que el proceso de cambio lo atravesé solo. Mejor dicho, muy poco acompañado.</div><div style="text-align: left;">- Como a vos te parezca Ale. Este espacio está abierto a vos, cuando lo creas necesario.</div><div style="text-align: left;">- Igual escuchame, que tengo más para decirte.</div><div style="text-align: left;">- …</div><div><br /></div><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYnD34HI0pD-E1RxTqJ8yo2CId4g7R-DJpj2IKn5o2cmJKSsOu0Qjj1wZxL4nKLg3v03IdP0VMHcv5DYay7Ro6r8on5OIlgTXZg8CzZuYvTts5NqpkU2q8jQhuUMdWAJ1ESOmybI7fiI2Y/s400/0606.jpg" style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 380px; height: 400px;" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5486170921722998706" /><div>- Conocerte a vos me hizo mucho bien. Pero tu aporte psicológico fue el menos relevante. Tu perspectiva analítica me suma significativamente, pero la paz interior que encuentro tiene más que ver con otra cosa. Venir a cada sesión es venir a dialogar con alguien que habla mi lenguaje. Me explota y me desafía. Me interesa escucharte y me interesa contarte. Vos dirás: “todos los pacientes…” pero vos has estado dejando de ser mi analista poco a poco y tu aporte prevalece. Yo no necesito apoyo, yo necesito un compañero como vos, o compañera en este caso.</div><div><br /></div><div>Mis amigos, la mayoría de ellos, van en otro rumbo. Mi familia me escucha pero lejos está de entenderme. Tampoco es lo que pretendo, ellos han vivido su historia y esta es la mía… treinta años después.</div><div style="text-align: center;"><br /></div><div>Necesito rodearme de gente abierta, gente que se pregunte, al menos una vez cada tanto, por qué hace lo que hace. Que me venda pasionalmente sus treinta y algo como vendían sus veinte. La mayoría de las personas están como adormecidas. Pero me aburrí de criticar, no quiero seguir en ese rumbo. Si tengo que reciclar todos mis vínculos, así lo haré. Y en este nuevo capítulo de mi vida, quiero que estés vos. De la manera que sea y como sea. Se que tu mundo es complicado pero no pretendo nada que no puedas darme.</div><div style="text-align: center;"><br /></div><div>Mi oferta es simple, salir de acá y recomenzar por otro lado. Tomala o dejala. Confío en tu criterio y sabrás que es lo mejor para los dos.</div><div><br /></div><div>- ¡Qué discurso te mandaste! Se me hace algo difícil darte una respuesta. Creo que en parte tenes razón. Sos una persona con la que es interesante conversar, no te lo voy a negar. Pero mi situación es complicada Ale, de verdad. Y por más que en este espacio puedas compartir conmigo una hora sin interrupciones, no creo que esto sea posible en cualquier otro contexto. Al menos no por ahora. Conozco un gran filósofo que suele decir “No es quién, es cuándo”… y este no es mi cuando Ale.</div><div>- Me apena escucharte, pero creo que es verdad. No creo que estemos muy lejos tampoco, pero entrometerme en tu hoy, capaz implica desaprovechar mi mañana. Quiero ser inteligente y conservarte de la forma en la que te he formado en mi cabeza. Y a la vez, quiero que vos hagas lo mismo conmigo. Forzar la situación, en un momento inoportuno, descuenta chances. Chances que ya de por sí son limitadas.</div><div style="text-align: center;"><br /></div><div>Sin desearte ningún mal, espero reencontrarte en un mejor “cuándo”. Que mientras nos mantenemos atentos, se detecta con el más mínimo gesto.</div><div><br /></div><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhd2MiHFD8gxWcuzi1PGhYjBes4OfcG11Vx2zb7JO_719AWMP1zpjZ_i251rmx7Yjq33XV45og3PytUaZeoj6yX4gkkKScs1YuLpFwVv0wAsNqNj4dFCJbI2bSNKr2oy-JBpfTuuTybIwMH/s400/Butterflies-on-the-Stomach.jpg" style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 400px;" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5486177582289191618" />Alehttp://www.blogger.com/profile/16660341503553215820noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-2677915534590643658.post-1217270962957415012010-06-10T00:53:00.003-03:002010-06-10T10:34:42.199-03:00Capítulo X: Inversamente proporcionales<div style="text-align: left;">- Te noto colgada. Me parece que aún no aterrizaste.</div><div>- Es verdad, perdoname. ¿Qué me decías?</div><div>- ¿Por qué no me contás cómo te fue?</div><div>- Después te contaré, lo que pasa es que aún tengo el sueño cambiado y no estuve descansando bien estos días.</div><div><br /></div><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjcTW0sQUIxBo3_GxnnA83GwRAN14k91gTA9uF4WqKrjcQlY7BgNY0NjWRvMP3-MI2R-ZoMvisSgRaTv3Cgiv9yWkpNYYg2y2nfdLZC3-jHnB4Uwn1P-kxsZ-L5mROhyzbnHvHuRwgX9vtS/s400/Regresar.jpg" style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 300px;" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5481117301697854322" /><div>- El sueño baja las defensas y si aún no estás del todo metida en tu rol de analista, ¡es un día para atacarte! Dejá de ocultar la sonrisa…</div><div>- Me hacés reír. Muy bien Doc. ¿Quiere tomar mi sillón también? Mirá que estoy sin filtros Ale. </div><div>- ¡Mejor! Un rechazo directo sería mucho más interesante que otro zarandeo de cintura cortés y evasivo.</div><div>- Siempre expectante de sensaciones intensas y movilizadoras… Bueno, ¿empezamos?</div><div>- En realidad tengo algo interesante para contarte. Una teoría que aún no puedo terminar de cerrar solo. La retengo esperando cruzar un par de ideas con vos.</div><div>- ¿Teoría? A ver…. explicame.</div><div>- Para simplificártelo en una línea la idea sería más o menos así: “El enamoramiento es inversamente proporcional a las similitudes que existen entre dos personas”. O sea que, cuanto más parecidos somos, menos nos gustamos.</div><div>- Las diferencias atraen, ¿no dicen?</div><div>- Sí, pero cuando uno exclama lo que busca, en general solemos manifestar puntos en común. Las diferencias las encontramos casi por casualidad en la búsqueda de alguien como nosotros: “A los dos nos gusta el deporte, a los dos nos gusta la nieve, a los dos nos gusta pasar los fines de semana en familia, somos del mismo barrio, es profesional igual que yo, tiene una buena familia como yo, queremos y buscamos las mismas cosas”, etcétera, etcétera.</div><div>- ¿Entonces?</div><div>- Justamente, todas esas similitudes, según mi teoría, destruyen el poder de la atracción o enamoramiento entre dos personas.</div><div>- Me parece que estás equivocado. En realidad la elección de objeto de amor es diverso de acuerdo a la personalidad de cada uno, hay quienes basan su elección a la manera de uno y quienes buscan el complemento, la diferencia, no necesariamente el opuesto, pero sí lo diverso. En este lado te ubicás vos, pero es una teoría que aplica a un grupo de personalidades, no a todos. ¿Realmente crees que encontrar vínculos de pertenencia nunca atrae?</div><div>- Sí atrae, pero de una manera más asexuada. Y aquí continúa mi teoría: “A mayor similitud entre dos personas, mayores son las ganas de ser amigos, de compartir casi todo menos una cama”.</div><div>- Ya veo por dónde vas…</div><div>- Las relaciones más intensas siempre están llenas de caos. Son tantas las diferencias que no duran, pero a la vez, enloquecen. Y en el otro extremo están las relaciones perfectas, esa compañera ideal que tiene todo igual a mí, pero que no me mueve un pelo y nunca me lo va a mover. Algunos, de más grandes, ceden ante esa persona fiel y constante, forman una linda familia llena de armonía y longevidad, pero carente de pasión y locura. Son relaciones seis puntos, que sirven para perdurar.</div><div>- Ok, veamos las dos series que formulas: </div><div> 1. Diferencia=Intensidad=caos=locura= fugacidad=pasión</div><div> 2. Igualdad=Armonía=constancia=tiempo=sin pasión</div><div>Esto lo planteás de manera rígida, ¿por qué no pensar que una relación longeva sea caótica y pasional, o que una relación fugaz devenga en constante armonía? ¡Las relaciones tienen múltiples combinaciones, Ale! Qué triste que veas de esa forma unívoca a las parejas largas…</div><div>- Sin ánimo de poner un juicio de valor, estás asumiendo que la falta de pasión es, de alguna manera, negativo y yo estoy siendo meramente descriptivo. Son ecuaciones personales donde resignamos algunas cosas en pro de otras. ¿A qué voy con esto? Las diferencias extremas excitan pero duran poco, las parejas tipo “mejores amigos” duran toda la vida. La cagada es que no salen del misionero, con suerte, la comida, el DVD y a dormir. Cada uno elige qué prefiere, pero lo que sí es seguro es que no podés tener ambas…</div><div>- ¿Y no hay otra opción?</div><div>- Sí la hay… creo. Sería un poco así: Las personas “apuestan” en el amor muy parecido a cómo apuestan al Blackjack en el casino.</div><div>- ¿Cómo es eso?</div><div>- En el Blackjack vos vas pidiendo cartas con la intención de sumar 21 puntos. Si te pasás, perdés. Tu oponente es la banca, el casino. La diferencia es que la banca tiene un solo criterio para jugar. A partir de 17 puntos deja de pedir cartas, mientras la suma quede por debajo seguirá pidiendo. Entonces, la virtud del juego está en saber cuándo dejar de pedir cartas. Cuanto más te aproximas al 21, más riesgo corres de pasarte y quedar afuera. Bueno creo que la vida se trata un poco de eso, de cuándo dejar de pedir cartas. Cuándo dejar de arriesgar en pro de buscar el máximo beneficio. Creo que llega un momento en la vida, cuando el que no alcanzó el “21” comienza a resignar más abajo. El tiempo desgasta sin conquistas. Y cuando hablo de resignar, hablo de todos los aspectos de la vida que nos aportan mayor felicidad. Entre ellos el enamoramiento pleno.</div><div>- ¿Y vale la pena perder casi todas las manos sólo por esperar un 21? Si lo ponés en términos de tiempo, es probable que en una noche te toque una sola mano como esa o ninguna. Capaz otra conducta, te permita llevar un juego más “interactivo” dónde ganes algunas manos y pierdas otras. Entiendo que tener convicción en lo que hacés es la única manera de seguir haciéndolo. Simplemente me interesa saber si sos consciente de que lo que embargás todos los días buscando tu “ser ideal” es tu tiempo. Tiempo que, mientras no encuentres lo que busques, padecerás solo.</div><div>- Tenés razón. Al final, paso mucho o demasiado tiempo solo. Y millones de veces me pregunto si vale la pena seguir relegando compartir mi vida con alguien por continuar de guardia. </div><div>- ¿Y?</div><div>- Y creo que la solución tiene que ver con reconfigurar quién es este ser ideal en mi vida.</div><div>- ¿En qué sentido? </div><div>- Entender que si quiero pasión deberé resignar ciertas cosas que en algún momento pensé que podían ocurrir todas en la misma persona.</div><div>- ¿Por ejemplo?</div><div> - Si sólo puedo morir de amor por alguien que siempre será muy pero muy distinto a mí (porque esta es la condición), deberé resignar el compartir muchos aspectos de mi vida que sí tienen que ver conmigo, solamente por sentir la mejor mirada a los ojos en la plenitud de las debilidades. Y para lo demás…</div><div>- …</div><div>- En definitiva, para todo o casi todo lo demás, estarán los amigos.</div><div>- ¿Y vos crees que podrías?</div><div>- Lo primero que pensé cuando se me ocurrió esto, es que si amaba a mi ex y me separé enamorado con la idea de que podría volver enamorarme de alguien más parecido a mí, me equivoqué rotundamente. Todo lo que no me bancaba de ella es lo que de alguna manera me enamora día a día.</div><div>- ¿Te enamora? Estás hablando en presente…lindo fallido…</div><div>- No es fallido, es real. Lo que tiene de bueno, interesante o atractivo una persona, no lo pierde. Sigue ejerciendo presión. A lo sumo, lo contrastamos con otras cosas y no elegimos el combo. Pero sigue y seguirá habiendo cosas increíbles y otras no tan interesantes. A menos que hayas formado una idea de alguien y después acabara resultando ser otra cosa. Pero no es mi caso.</div><div>- Está bien, está bien, no te defiendas, continua que era un chiste…</div><div>- Tus chistes o ironías son siempre palos en el subtítulo… Sigo. Lo que quiero decir es que si finalmente ella me cambiaba a mí o yo a ella hubiéramos atentado radicalmente contra el intenso enamoramiento que teníamos. El enamoramiento, como la atracción, está basado en el complemento. Yo gasto, ella ahorra. Yo celo, ella es celada, yo quiero salir, ella se quiere quedar, yo quiero perro, ella no quiere animales, yo soy feo, ella es linda, etcétera. La gente se separa por una falsa expectativa: la de que enamorarse es un placer. Y al contrario, estar enamorado es un padecimiento constante en el que dos personas totalmente distintas luchan entre ellas para que se forme un individuo más perfecto.</div><div>- Un poco y un poco. A ver, que hay confusión generalizada respecto de lo que debería ser el amor y lo que verdaderamente resulta ser, seguro, pero ¿por qué enamorarse y formar una pareja implicaría convertirse en uno, igualarse, amoldarse al otro? ¡El amor está lejos de eso! En la riqueza de la diferencia radica el amor, en el plus que genera el ser más que la suma de un conjunto heterogéneo, ¡pero siempre se trata de dos! Cuando intentan ser uno, perdieron. </div><div>Un gran error comienza cuando el ser diferente se convierte en una amenaza para el otro. ¡Estar enamorado no es un placer, pero tampoco un padecimiento! El amor es un esfuerzo por parte de ambos por nutrirse de la diferencia. Ojo que hablé de nutrición y no de consumo o alimento. Porque eso sucede con muchas parejas que inevitablemente ponen fecha de vencimiento al poco tiempo de iniciada la relación. El consumo es ese absorber del otro de modo tal que uno de los dos queda vacío. Se puede consumir tiempo, energía, espacios, etcétera. Distinta es la alimentación que se reduce a la absoluta necesidad biológica; pero en la nutrición se da un conjunto de cosas: no solo uno se nutre por una necesidad, sino que además el nutrirse sirve y construye, propicia el crecimiento sin consumir al otro, sin vaciarlo, sino que tiene el plus de la retroalimentación. ¿Entendés a lo que voy?</div><div>- Te entiendo, igual quisimos decir lo mismo. Cuando hablé de un individuo más completo, lo hacía desde una observación ajena, desde afuera. Siguen siendo ambos los que se nutren con sus diferencias. Al margen… muy romántica tu apreciación y a la vez, muy personal. ¡Me gustó!</div><div>- ¿Y cómo llegaste a esta conclusión?</div><div>- Reflexionando acerca de las mujeres que más me han gustado en mi vida, me di cuenta que eran las más distintas a mí. Con las que no tenía nada en común. Estoy exagerando un poco…</div><div>- ¿Qué te gustaba tanto?</div><div>- Tienen lo que yo no tengo. Virtudes que admiro y de las que, a la vez, carezco. En cambio, cuando encuentro mis virtudes en otra persona me atrae como amigo. El mejor ejemplo de esto son ustedes, las mujeres.</div><div>- ¿Por?</div><div>- Porque siempre tienen ese amigo perfecto con el que comparten todo y les cuentan todas sus confidencias. Con el que tienen todo en común pero no les calienta ni un poco. En general, les suele atraer ese forro que siempre las hace mierda. Hasta que un día se cansan de llorar, se casan con su amigo y el amor lo guardan en la memoria hasta que Facebook o el Messenger se encarguen de revivírtelo.</div><div>-Ahora estás planteando un cliché patético. Estás hablando despectivamente y sin fundamento.</div><div>Las mujeres solemos tener a ese amigo perfecto con el que compartimos todo, sí, y que no nos mueve un pelo, claro, porque si no, no sería nuestro “amigo perfecto”, pero casarnos con ese amigo y “guardar el amor en la memoria”, está muy lejos de lo que acontece. Más posible es que aparezca otro hombre que nos haga sufrir y nos arroje nuevamente al hombro de nuestro amigo incondicional mientras la gente cercana comenta “pero qué tonta, pensar que se llevarían tan bien estos dos, pero ella se empecina en buscar hombres que la hagan sufrir…” Si hay algo que una mujer no está dispuesta a resignar, es el amor…</div><div>- Otra vez… muy romántica. Me gusta esta Sol que opina un poco más desde lo personal. Veo que fue un buen viaje… muy inspirador.</div><div>- Ale, es la hora. Creo que le falta una conclusión a esto. Lo vemos la semana que viene. Si es que aún te sigue importando este tema. Con vos nunca se sabe.</div><div><br /></div>Alehttp://www.blogger.com/profile/16660341503553215820noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-2677915534590643658.post-78321328350833061702010-05-06T18:46:00.006-03:002010-05-31T09:31:43.414-03:00Capítulo IX: Antes del amanecer<div>Sol, te extraño. ¿Justo ahora tenías que viajar? ¡La puta madre! Se que me estaba acercando y que, en un par de semanas más, algo hubiera pasado. Pero tres semanas lejos destruyen todo. Si estaba medio mal con su pareja es el mejor momento para reconstruirse. Lejos de todo, los viajes siempre unen. El cambio de aire, de hábitos, todas cosas copadas, imposible llevarte mal, aunque quieras… gran ficción. Si hay algo que te salva de las peores crisis es recordar los mejores momentos juntos. Y esos, en general, ocurren en los viajes…<br /><br /></div><div>No me la puedo sacar de la cabeza. Es muy inteligente, me lee como nadie. ¿Por qué siempre con minas en pareja? Hay tantas minas buscando un compañero y yo siempre caigo en el lugar del que seguro salgo lastimado. ¿Serán excusas para seguir solo? ¿Cuánto tiempo más vas a seguir acostado en esta cama, mirando siempre por la misma ventana desde hace 7 años, durmiéndote con el otro lado vacío, creyendo que estás esperando a alguien que nunca aparece? ¿De dónde carajo seguís sacando expectativas de encontrar a una persona que te retenga después de haber conocido tantas minas? No aflojás hijo de puta. No tenés idea de lo que querés. Esa es la verdad, y cuanto más tiempo pasa, más te acostumbras.<br /><br /></div><div>Tus amores son sólo sueños. No son reales. Las pocas veces que se volvieron reales, te diste cuenta que, al final, eran más especiales antes de conocerlas. Y tengo que dejar de comparar todo con ella. Ella fue cuando eras un pendejo. No puedo seguir comparando. Quiero destruir esta fortaleza a ver si dejo penetrarme por alguien cercano, especial y, principalmente, posible.<br /><br /></div><div><div> </div></div><div>Aunque con la pendeja estaba hasta las manos. Hacía tiempo que no estaba así. ¡Qué gaste me comí! ¡Y cómo lo disfrute! Lástima que duró tan poco. Estaba de novia, como todas. ¿Qué riesgo corría en decirle a alguien “te amo” si en definitiva todo estaba por terminar? No hay compromiso en amar a quien no te ama. Es mucho más fácil. Vivir siempre en una leve frustración tiene mucho menos riesgo que jugársela con alguien, emprender algo juntos y, tiempo después, darse cuenta que la cosa no funciona y tener que padecer un zarpado duelo. Y aunque hubiera dejado al novio, era una pendeja. ¿Cuál era la peor presión que podrías correr? ¿Presentarte a sus padres? ¿Hacer algún que otro programa juntos? Comparado con la convivencia, el matrimonio y los hijos, sentarme a comer con sus viejos o conocer a sus amigos era como ir a Disney. No arriesgás nada, ¡Sos un cagón! Capaz tiene razón y sólo me estoy protegiendo. Tengo que tener todo controlado siempre.<br /><br /><div> <div> </div> </div></div><div><div><div> <div> </div> </div> </div></div><div>¿Pero de qué? ¿Justo ahora se tenía que ir de viaje esta forra? No quiero que le vaya mal, pero una vez más quiero ver de qué se trata esta curiosidad. ¿Tendrá algo distinto, o es otra conquista con alguien que me la complicó un poco más? Ya no se…<br /><div> <div><div> <div> </div> </div> </div> </div><br /></div><div><div> <div> </div> </div> </div><div>Lo que sí se, es que no me puedo dormir. Ya cambié de posición diez veces, me cansé. Fue, mejor enciendo la compu…<br /><br /><div> <div><div> <div> <div><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisKmhf1pL4IZ0gKsoB77w-VlCwjQygeQ5fRuloJ5sQ1sLniT2l90D5xPUfdGQDIDw6Ck5pWyiwJRoIrlfwEu5YVBXxJg17JKi5EXU_dmYhyphenhyphenZfp7Fiv5_r17S1x2Z5mbpvpzcTqLXamlvyg/s1600/Ale.jpg"><img style="display: block; margin: 0px auto 10px; text-align: center; cursor: pointer; width: 400px; height: 250px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisKmhf1pL4IZ0gKsoB77w-VlCwjQygeQ5fRuloJ5sQ1sLniT2l90D5xPUfdGQDIDw6Ck5pWyiwJRoIrlfwEu5YVBXxJg17JKi5EXU_dmYhyphenhyphenZfp7Fiv5_r17S1x2Z5mbpvpzcTqLXamlvyg/s400/Ale.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5468279626490063106" border="0" /></a></div> </div> </div> </div> </div> </div>Alehttp://www.blogger.com/profile/16660341503553215820noreply@blogger.com16tag:blogger.com,1999:blog-2677915534590643658.post-42234561405290760552010-04-20T00:44:00.009-03:002010-04-21T16:21:44.725-03:00Capítulo VIII: Las leyes de la reflexión<div>- Hola Tere.<br /><div>- Sol, ¡qué cara!</div><div>- Sí, no estoy en mi mejor día.</div><div>- Raro en vos, me extraña. ¿A qué se debe?</div><div>- Tomar la decisión me está matando.</div><div><br /><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 307px; DISPLAY: block; HEIGHT: 400px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5462061134466409698" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLFBc7SZIYukX6TeBvlD8PTByIvPrHX2x6dv-6hkwSuEf9Mjsk3OjGYKL2E83LTGmioCGb0c4jfDFDN28bDbclUR-ZX8G4HIMTfk5GklObU96nG8cYARH6OlarHGlfAnTVCryfmVEOboeJ/s400/la+matriz+04.jpg" /></div><div>- ¿Pero estás decidida ya?</div><div>- No. Aunque no encuentro otra salida. Además, lo estoy empezando a ver con más frecuencia, otra vez.</div><div>- ¿Te pasa a visitar por el consultorio?</div><div>- Sí. Me está haciendo el mismo juego que al principio, y yo estoy cayendo de nuevo.</div><div>- ¿Volvió a pasar algo?</div><div>- No. Ni va a pasar. No voy a cometer dos veces el mismo error. Si decido hacer algo, será después de resolver las cosas.</div><div>- ¿Qué está pasando esta vez? Lo charlamos como un tema terminado.</div><div>- Se que no va, pero me doy cuenta en mis actitudes que aún me puede. Por ejemplo, el otro día volví al consultorio a escribir la tesis del postgrado que te comenté, que sabes que tengo colgada hace meses, y bastó con un toque de timbre, para que cuelgue todo y me vaya a comer algo con él. Sabés como soy con mis cosas, yo se como soy con mis cosas, y aunque me haga la boluda, me trate de convencer de que es manejable, me diga que ya lo pude ubicar en otro plano, la verdad es que me encuentro haciendo lo mismo que hacía antes, hasta que….</div><div>- Sol, seguís cometiendo el mismo error. No querés que sea él, preferís a uno sobre el otro de manera racional, no emocional, y ese es un error. Debe haber congruencia, y si no la hay, que suele pasar, tenés que ser consciente para aceptar lo que perdés en virtud de lo que ganás. El problema es que vos querés convencerte en lugar de resignar. La verdad te duele, te pesa y querés ajustarla. Preferís acomodar la verdad a tu vida, en lugar de acomodarte vos a la verdad.</div><div>- Lo se. Y también se que no hay futuro juntos. Es sólo un enganche. Ya lo hablamos. Es todo lo que mi marido no es. Voy a terminar chocándome contra el otro extremo de la pared. Pero mientras existe, Daniel queda en segundo plano. El se da cuenta, pero no sabe como remontarla. Me está agotando con esos manotazos de ahogado. Le contesto mal o le pongo caras que no se merece, delante de los chicos, probablemente producto de que estoy en el lugar equivocado y capaz hasta con la persona equivocada. Por eso no doy más, porque lo veo inminente y me tortura lo que estoy por causar.</div><div>- Me parece que acá hay dos cosas: por un lado el peso que tiene la decisión que estés por tomar, sobre todo por la cantidad de años que llevan juntos, y por el otro, la visión trágica que tenés sobre el otro. Estás por tomar una decisión que, en apariencia, no tiene un buen horizonte delante y, sin embargo, la tomás igual. Eso significa que, de alguna manera, sabés que es lo mejor. O al menos lo intuís. Que no sea el segundo, no significa que sea el primero. Creo que eso es lo que estás empezando a aceptar, y es muy bueno.</div><div>- Te juro que no doy más…</div><div>- Tranquila, estas cosas no son fáciles. Pensá cómo estabas antes y cómo estás ahora.</div><div>- Ya se, pero no tengo la misma fuerza que antes. Además, explicame: ¿cómo hago para decirle esto a Mati y a Caro? Me rompe el alma lastimarlos. De todos modos, aún no estoy segura. Por momentos ni yo me creo que pueda llegar a toma una decisión así. ¿Será porque ya me acobardé una vez?</div><div>- Seguramente. Pero me parece que antes menospreciabas más algunas decisiones o algunos sentimientos. O mejor dicho, tu omnipotencia no encontraba sus límites. Hoy las decisiones están pasando por un plano mucho más terrenal, o real.</div><div>- Ponele.</div><div>- “Ponele, ponele”… Siempre con esa respuesta. No cambiás más. Te veo más aliviada ahora... ¿Te sentís mejor?</div><div>- Sí. Gracias. ¿Te cuento una? Además de todo este mambo, ¿te dije que tengo un paciente en el que, a veces, pienso?</div><div>- ¡¿Cómo es eso?!</div><div>- Un pendejo arrogante que viene en plan de conquista…</div><div>- ¿Abiertamente?</div><div>- Sí, no tiene problema alguno. Es más, en la última sesión, me pidió que lo derive para invitarme a salir.</div><div>- ¿Cómo? Nunca mencionaste nada…</div><div>- Seee, es divertido. Es que no es nada relevante en realidad.</div><div>- Sí, veo… ¿Y por qué no aceptás?</div><div>- Tere, ¿más líos querés que me agregue? Además, es mi paciente, no lo estaría ayudando si hiciera eso… No se, tengo miedo de salirme de mi función. Me divierte, me hace reír pero en eso me corre de mi rol.</div><div>- ¿Cuál es su demanda de análisis? ¿Qué creés que está buscando?</div><div>- A ver, voy por orden, primero me vio en una fiesta, averiguó mis datos y se vino a hacer atender conmigo para levantarme. ¿Podés creer?</div><div>- ¿Y por qué me dijiste que te deja pensando?</div><div>- Creo que es un provocador… Se muestra armado y omnipotente. Tiene una respuesta para todo, siempre, y se me hace difícil acceder a su inconsciente, encontrar una fisura en su defensa. Mis intervenciones apuntan a vulnerarlo pero está muy resistente y su objetivo no se ha movido. Cuando vino por primera vez, supe que no estaba dispuesto a involucrarse en un análisis. Al poco tiempo lo acorralé y le dije que el tratamiento no avanzaría si él no cedía en su postura. Dejó de venir por unos meses y luego retomó, advirtiéndome que su objetivo inicial había sido levantarme pero que ahora estaba listo para comenzar una terapia. Mi error fue considerar que su verdad no tenía máscara. ¡A veces creo que me falta tanto por aprender en esta profesión, Tere! Y acá estoy ahora, con un paciente que me invita a salir y de quién me descubro hablando y pensando. Creo que mi propia omnipotencia…</div><div>- ¿Cómo?</div><div>-Ilusión de omnipotencia, claro, no pongas esa cara, ya se, siempre es una ilusión… ese es mi gran punto ciego, Tere. Su defensa es creerse seguro y absoluto en cuanta decisión tome u objetivo emprenda. Y mi error es considerar que puedo manejar la situación y salir airosa sin quedar involucrada en el intento. Los dos estamos obnubilados y me cuesta idear estrategias de intervención… ¿Cómo trabajo con mi paciente aquello de lo cual yo también padezco? Tengo miedo de ser negligente, pero también pienso que yo estoy todos los días sentada en ese sillón, en mi consultorio, promoviéndoles a mis pacientes que se hagan cargo de sus deseos, que se separen de la alienación mortificante que los une –¡los encadena!- al otro, que descubran que el vínculo con los otros puede establecerse de otro modo, más singular, más propio y menos esclavizante… ¿Y qué hago yo con todo eso? ¿Qué pasa con mis propias cadenas?</div><div>- Seguro que esta conclusión tiene mucho tiempo entre nosotras, pero es raro que este haya sido el desencadenante…</div><div>- No te rías, te lo voy a derivar. Mirá que la última vez me pidió que lo derive así me invita a salir y no entramos en conflicto.</div><div>- Yo no tengo problema. La que parece que no quiere sos vos.</div><div>- …</div><div>- … ya que te quedarías sin excusas para salir, al menos, una vez. ¿No? Después me contás.</div></div>Alehttp://www.blogger.com/profile/16660341503553215820noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-2677915534590643658.post-73888864964878716582010-04-12T23:13:00.009-03:002010-04-13T11:43:15.636-03:00Capítulo VII: Adictas a la responsabilidad<div>- Quiero invitarte a salir.</div><div>- Ale, sabés que es imposible.</div><div>- ¿Y si termináramos la relación paciente-analista y me derivaras, aceptarías al menos una cena conmigo? </div><div>- No.</div><div>- Y en ese caso, ¿cuál sería el problema?</div><div>- ¿Para qué querés salir conmigo?</div><div>- Porque cada vez me siento más y más atraído hacia vos. Al principio fue solo un enganche más, del tipo superficial, pero te fui conociendo en el transcurso de las sesiones y me están dando ganas de compartir algo más que sólo esto.</div><div>- Te voy a aclarar algo: no me conocés, sólo conocés un rol definido y móvil que se te presenta en terapia. ¿Qué quiero decir con esto? Que lo que sentís no es por mí sino por tu analista. Cualquier mujer en mi situación, haciendo un buen trabajo, le provocaría algún tipo de sensación afectivo-atractiva a un “incomprendido” como vos. Por lo poco que aún conozco de vos, con sólo sentirte entendido por alguien, bastará para que ese alguien llame tu atención.</div><div>- Entonces lo que me estás diciendo es que todos los pacientes se suelen enganchar con vos.</div><div>- No te entiendo.</div><div>- Lo voy a preguntar de otra manera, ¿todos los pacientes generan una relación del tipo afectiva con su analista?</div><div>- Esa relación de tipo afectiva, como la llamás, se denomina “transferencia” y no siempre es de carácter tierno o amoroso, a veces también puede ser negativa, y ambas, si son vigorosas y el analista no lo advierte a tiempo, pueden volverse resistencias a la cura del paciente.</div><div>- Como en este caso, ¿verdad? </div><div>- Si tirás por la borda la terapia para salir conmigo, nos estaríamos equivocando los dos. Vos por intuir que te puede pasar algo conmigo y yo por no hacerte entender que mi carácter de estar asistiendo o ayudándote, genera un vínculo emocional.</div><div>- Pero entonces, según tu teoría un paciente siempre sentirá “algo” por su analista. O sea, si son hombre y mujer de más o menos similares edades, probablemente vaya por el lado de la atracción, en caso de mismo género y edades similares probablemente la sienta una amiga o amigo, si hay grandes diferencias de edad, probablemente se desarrolle una sensación más del tipo paternalista. </div><div>- Exacto, es inevitable.</div><div>- Estoy al horno, si no encuentro una forma para probarte que lo que me pasa con vos excede a tu rol de analista nunca aceptarás una salida conmigo.</div><div>- Ni lo intentes.</div><div><br /></div><div><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; DISPLAY: block; HEIGHT: 244px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5459632055372639570" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjww4DPtbwdMGPVnc9ykXR3ZtXdhramLcgTMTBJZriex93L_QEcxturAGgHadu7AWie9vSb0YRrrJkxaE9lBXurKB0G-X1XNjorORoxLTcdNWjjLA7AyAVShyphenhyphengfy-QiftfiuArZ0_FONiwC/s400/B+%26+G.jpg" /></div><div>- ¡Uh che! Dame una chance al menos. El problema es que tengo dos grandes amenazas.</div><div>- ¿Cuáles?</div><div>- La primera es tu ego y la segunda tu ética profesional o responsabilidad para con tu trabajo. Ambas son grandes asesinas.</div><div>- Me hacés reír. Igual no entiendo bien lo de mi ego. </div><div>- Claro, si yo logro evidenciarte características de tu personalidad, de quien sos vos, estaría, según tu visión, frontalizando que no lograste mantener a “Sol”, lejos de la sesiones. Algo se te terminó escapando. Y por otro lado, que no es menor, es ese tema que tienen las mujeres con las responsabilidades.</div><div>- ¿Cómo es eso?</div><div>- Las mujeres son como adictas a la responsabilidad. Aman tener un deber por delante de sus deseos. O capaz son los deberes los que alimentan sus deseos, aún no lo termino de entender.</div><div>- ¿Hombres por un lado y mujeres por otro? Ale, me extraña.</div><div>- Sol, dejame explicarte. Por ejemplo, en el trabajo, si yo tuviera una empresa, contrataría todas mujeres.</div><div>- No me extraña.</div><div>- ¡Pará! No me ironices que apunto a otra cosa. Los hombres son mas rebeldes, necesitan argumentos para todo, tienen que estar de acuerdo, si encuentran una posibilidad para sacar ventaja, la toman siempre, son menos éticos o menos responsables por así decirlo. En cambio, las mujeres, en su mayoría, llegan temprano, les cuesta faltar por enfermedad, defienden su trabajo con los dientes, dejar de cumplir una regla es mucho más trascendental que para el hombre. Obvio que hablo en general, pero si hacés memoria, te acordarás de cómo, en el colegio, la mayoría de las chicas son aplicadas y sacan buenas notas, y los varoncitos son un bardo. Bueno, este patrón se mantiene a lo largo de toda la vida. Y en este caso en particular, no es la excepción.</div><div>- Entiendo lo que decís pero no veo la aplicabilidad entre nosotros.</div><div>- Claro, por algún motivo, si yo fuera el psicólogo y me toca una paciente de mi edad, encontrándome sin compromisos, que me gusta tanto física como psíquicamente, jamás dejaría pasar la oportunidad de tener una historia, sólo por el hecho de que sea ¡MI PACIENTE! No way, me cago en la ética. La derivo y la invito a salir sin vueltas. Mirá, si voy a comparar el beneficio personal de conocer una persona maravillosa, con la satisfacción de atender a alguien por trabajo, más allá de lo que me gusta mi actividad…</div><div>- …</div><div>- Y cualquier psicólogo hombre lo haría. Sin embargo, las minas no. Las minas, siempre que haya una excusa para no tener algo con un tipo, mejor. Este no porque es compañero del trabajo, este no porque somos amigos, este no porque no lo conozco bien, este no porque es del gimnasio. Siempre se resisten, o mejor dicho, buscan excusas.</div><div>- No estoy de acuerdo. Creo que un buen profesional omite vincularse con su paciente, y eso va más allá del género. </div><div>- ¿Vos hacés terapia no?</div><div>- Sí.</div><div>- ¿Es hombre o mujer?</div><div>- … mujer.</div><div>- ¿Por qué no un hombre?</div><div>- Porque…</div><div>- ¡Viste Sol! Tu sonrisa tímida lo dijo todo. No querés exponerte, lo que comulgás, no te lo crees. Por las dudas, decidís protegerte detrás de una mujer. Ni en pedo vas a poner todas tus emociones, toda tu verdad, detrás de un flaco más o menos de tu edad. No querés que te cocinen vuelta y vuelta. Sin embargo, por algún motivo, yo detrás de una mujer psicóloga estoy absolutamente a salvo.</div><div>- Puede ser pero, al margen, y aunque tenga la posibilidad de conocer a mi paciente, como bien dijiste, influyen otras cosas. Me tendría que gustar, no tendría que tener compromisos, etcétera. Y sin ánimo de ofenderte, omito responder a lo primero, pero sí te aclaro que tengo un compromiso.</div><div>- Lo se. </div><div>- ¿Eh?</div><div>- Se que estás en pareja. Se te nota, como también se nota que no estás enamorada o que, al menos, estás en crisis. No la pareja, sino vos. También me da la sensación que es una pareja longeva y que, sea lo que sea que te está pasando, es bastante nuevo, de ahora. Que durante muchos años minimizaste la posibilidad de tener dudas. Pero en fin, nadie me dio lugar, así que mejor me callo.</div><div>- Me abstengo…</div><div>- ¿Entonces? ¿Cuándo salimos?</div><div>- Ale… son muy interesantes tus apreciaciones, pero para serte sincera, aún no me quebrás. No niego que me suma el intercambio con vos, pero no me dejo llevar tan fácilmente. </div><div>- Persevera y triunfarás dice el refrán… </div><div>- Hacé lo que quieras, la puerta sigue abierta una hora, una vez por semana.</div><div>- ¿Sabés qué me pregunto?</div><div>- ¿Qué?</div><div>- Qué pasaría si nos cruzáramos solos en otro contexto… ¿bajarías la guardia un segundo?</div><div>- ¡Ojo con lo que hacés! Hasta la semana que viene.</div>Alehttp://www.blogger.com/profile/16660341503553215820noreply@blogger.com14tag:blogger.com,1999:blog-2677915534590643658.post-66868614658346981682010-03-22T17:49:00.013-03:002010-03-22T18:53:55.576-03:00Capítulo VI: Te quiero más que a mi mismo<div>- ¿A qué viene lo que me estás diciendo?<br /><div>- Por lo general, los hombres suelen desarrollar una conducta del tipo obsesiva. En cambio, las mujeres, del tipo histérica. Pero no siempre se da así, y en vos se observan algunas evidencias de una personalidad histérica.</div><div>- ¿Histérico yo?</div><div>- Sí Ale. Pero no en el sentido vulgar de la palabra.</div><div>- ¿Cómo es eso?</div><div>- No quiero aburrirte con algo muy teórico, pero el concepto de histeria apunta a aquel que se ubica en una posición de excepcionalidad para el otro y como tal, busca ser único y deseado. Para eso, el mecanismo que usa es el de crearle al otro una necesidad, señalando su falta, falta que, claro está, viene a cubrir el sujeto histérico. ¿Me explico?</div><div>- Dame un ejemplo.</div><div>- El típico ejemplo sería: ella reclama que él nunca le trae flores, él le lleva flores, ella se enoja porque le trajo flores sólo porque se las pidió, él deja de llevarle flores, y así continúa la rueda…</div><div><br /><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 224px; DISPLAY: block; HEIGHT: 400px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5451571741721562338" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhIqCEMzxfV_WhQoY_oKfvTs-D_NaUlUC9oztSnrrpD77I7OobtosalaE1Mg-IHFYE0A32lOJEWFP1Ifw_tnvDAmVAVXsxGB03oG5_KLM2ITSmw3zzEU-3v8DaGxtmzPKkTMcm-Ta6fV_65/s400/araujo4.jpg" /></div><div>- Ahora, únicamente me estás describiendo. ¿Qué se supone que debo hacer con esa interpretación?</div><div>- Advertir tu necesidad de mostrarle la carencia al otro, agujerearlo si me permitís el término, para velar tu propia falta y ubicarte en el lugar de ser completo, ideal y necesario.</div><div>- ¿Y el obsesivo como sería?</div><div>- El obsesivo, a diferencia de la histérica, está allí atento y expectante, dispuesto a responder a la demanda del otro, a tapar todo aquello que tenga que ver con las "faltas", obtura y enaltece, no soporta los agujeros y por eso está ahí para obturarlo todo. Para el obsesivo el deseo se vuelve algo imposible y su amada, un ideal inalcanzable.</div><div>- Después de esto que me decís, yo me identifico claramente con el obsesivo. Entonces me pregunto, ¿Qué hay en mí que evidencia características histéricas? Si me tengo que jugar por algún rasgo, diría que mi omnipotencia.</div><div>- Puede ser que haya algo de ambos en vos. No sos un obsesivo o un histérico. Tenés algo de uno y de otro. Esto es común. Las neurosis se presentan mixtas en los casos no severos. Tu costado histérico que te señalé anteriormente, que vos lo llamás "omnipotencia", es tu necesidad de ubicar el rol de excepción para el otro, de sentirte "especial". Y cuando hablo de otro, no me refiero sólo a una mujer en el momento de la conquista. Esto es puede dar con tu familia, con tus amigos, con tus compañeros de trabajo… el deseo de ser "endiosado" por el otro.</div><div>- Entonces, si estoy entendiendo bien, esta posición de histeria constante puede de alguna manera, mantenerme siempre alejado de las personas.</div><div>- Ale, no sé si recordarás la frase: "siento que no encuentro a la mujer para mí... salgo un tiempo y me aburren, se ponen demandantes, les saco la ficha, me canso y me voy. Nadie está a la altura de lo que busco, las minas son predecibles y me canso enseguida, busco todo el tiempo, pero no encuentro a la mujer para mí, etcétera, etcétera"…</div><div>- No me cargues…</div><div>- Sabés que no lo hago. La clave del histérico es su deseo. ¿Viste que te dije que el obsesivo tiene un deseo imposible? En el histérico, el deseo es insatisfecho, nunca alcanza.</div><div>- Me acorralaste Sol... Es cierta mi insatisfacción, pero a la vez, también es evidente mi obsesión. Igual, creo que el error no está en mí, sino en el o los otros. Mi naturaleza es del tipo obsesiva. Yo creo deseos imposibles, y al conocer una mujer, siempre están en ese lugar ideal y preciado. Me acerco con mi mejor despliegue buscando acaparar su atención. A veces lo logro y otras veces no, lógicamente. Sin embargo, en los casos en que alcanzo a ser observado y aparece la posibilidad de una relación, son ellas las que pierden todas sus características iniciales. La realidad las vuelve posibles. Convertirme en un ser especial para ellas, es consecuencia, no causa. No es algo provocado por mí, ya que lejos estoy de crearles una necesidad. Esa necesidad está, indistintamente de mi existencia. O sea, hay una carencia que lamentablemente paso a ocupar. Al principio yo no era nadie interesante o necesario en sus vidas y de un momento al otro pareciera que sí lo soy. Eso, automáticamente, corta mi necesidad obsesiva y me aburre. Y estoy seguro que esto tiene que ver mucho más con el hecho de que la mayoría de las personas son carenciadas. Tener una familia que te haya querido por quien sos, que se hayan querido y respetado entre ellos, tener buenos amigos, que no te juzgan y te apoyan en todo, tener un trabajo que te desafía y estimula, vislumbrar un futuro en el que te encontrás sonriente, encontrar alguien que amás y que te ama, son todas cosas que, lamentablemente, le pasan a una minoría de personas.</div><div><br /><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; DISPLAY: block; HEIGHT: 279px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5451571621099182258" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitZZtFoc084nBg6MfZzwFaIkxa7mgrWJRMTKhn9b3EacPEAkljg5uE7D2fEQOPe_-iLaJousRf8NPed-Z_Roazoq_BlpqMDMzESS12c5oms_SbWjhpENOPoMX85-k8qjJQxS9uLaETCup9/s400/araujo3.jpg" /></div><div>- Puede ser…</div><div>- Entonces, soy histérico. Pero no naturalmente sino por supervivencia.</div><div>- Explicame.</div><div>- Claro, solamente me pongo en un rol de histérico, cuando observo que la persona que deseo, se vuelve inalcanzable. Es una forma de pedirle que me desee ella también a mí, porque si no viviría frustrado. ¡Ojo! Mi cuerpo muere por ella sin embargo mi mente me protege alejándome cuando no me siento querido, aunque no lo necesite para amarla. Es una cuestión netamente racional.</div><div>- …</div><div>- En cambio vos… vos sí sos histérica por naturaleza. Y tu razón no ha aprendido a ser un poco obsesiva. O sea, a desear vos también, en lugar de ser presa todo el tiempo de aquel que te desea.</div><div>- ¿Perdón?</div><div>- Es probable que no me lo aceptes, pero estoy seguro de que la mayoría de tus parejas fueron personas de las que nunca estuviste del todo segura de estar enamorada, y sin embargo, ellos te adoraban. Te han puesto siempre en ese pedestal. Te quieren incondicionalmente. Y vos no podés escapar de ese lugar. No sabés aplicar algo de cerebro para no sólo elegir a quien te elige posesivamente, sino también elegirlo por otros motivos. Para una histérica, la intensidad del sentimiento de su obsesionado es directamente proporcional a su debilidad. Pero me gustás ¡eh! Tenés algo que otras no.</div><div>- ¿Qué tengo?</div><div>- Todo lo que tenés de histérica, también lo tenés de justa. Lo bueno con vos es que no me vas a adorar incondicionalmente. Sólo lo vas a hacer mientras te de. Es tu exigencia por recibir y estar dispuesta a dejarme sino recibís, lo que me mantendría en el tiempo con vos. No te regalás. Simplemente, perderías interés. A su vez, mi leve histeria es la que te obligaría a vos, a salir de ese plano cómodo y empezar a enamorarte de verdad. Sería una hermosa relación 60-40.</div><div>- …</div><div>- De tu silencio, solo puedo decir: Ale 3 – Sol 2. Hasta la próxima. </div></div>Alehttp://www.blogger.com/profile/16660341503553215820noreply@blogger.com13tag:blogger.com,1999:blog-2677915534590643658.post-44829334857872692332010-03-07T19:20:00.010-03:002010-03-07T20:05:01.890-03:00Capítulo V: Mi primera sesión- Ale, cortala con las interpretaciones. ¿Por qué no me contas cómo te sentiste esta semana? <div>- Ok. Me dejó una chica que me gustaba mucho.</div><div>- Ves, jamás imaginé que podía venir por ese lado. ¿Sabés por qué? Porque ni siquiera mencionaste que había alguien en tu vida. ¿No te parece un poco raro? ¿De qué te reís?</div><div>- Me causó gracia, puede ser.</div><div>- ¿Por qué te dejó?</div><div>- ¿Querés la versión con o sin subtítulo?</div><div><br /><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 300px; DISPLAY: block; HEIGHT: 300px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5446030672245049570" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCYL5_0I9X063Sm3trK32B1aQBHfyT_0nk-cvqv7GLX4JHLUTU7u4heOGvx964kCugBVevXlRquQWc8rRyJUBImFKhyphenhyphenZD-pDWvhDn1P9lpoLK6pTPuZXtBGiZe6q6K5YTfK-qXFJt5YeIu/s400/shh.jpg" /></div><div>- Siempre tenés que estar presente en todo, hasta en aquellos contextos en los que capaz fuiste un mero observador. No digo que éste sea el caso, pero es un acto que nos acompaña en todas las sesiones. </div><div>- Sorry, te lo tenía que mencionar. Vamos con la versión sin subtítulo: está enamorada de otra persona.</div><div>- Demasiado concreto como para tener una segunda explicación. Ahora que recuerdo, hay algo que mencionaste en tu blog que me parece que atenta contra vos mismo. Lo escribiste en un ensayo que creo que se llama algo de El crepúsculo del sentido común. Ahí afirmás muy seguro que, cuando estamos condicionados por efectos emotivos muy intensos, tendemos a manipular las palabras que recibimos para que se ajusten a nuestro propio deseo. </div><div>- Jaque. A ver si puedo salvar al Rey…. Sentí dolor, todavía lo siento.</div><div>- Bien, es la primera vez que me hablás de una mujer, siempre estás protegiendo tu imagen “vacante”. ¿El hecho de que te animes ahora a hablarme de alguien es una forma de terminar de sacar tus ojos de mí para concentrarlos plenamente en vos?</div><div>- Supongo que tiene que ver con que siempre que una persona oculta sus relaciones o emociones está buscando guardar una carta para ser elegido. Es fácil hacerse admirar mientras se permanece inaccesible.</div><div>- ¿Y qué más?</div><div>- El hecho de que seas mujer, atractiva e interesante, le da -o le daba- vacaciones a mi tristeza. Disfrutar de un diálogo con una mujer que te gusta es un recreo a la frustración.</div><div>- Pero Ale, ¿para eso no es mejor ir a un bar?</div><div>- No, Sol. No me podés negar que mucha gente usa la terapia sólo para ser escuchado, para cubrir roles de amigos, padres o parejas que no tiene. Vienen sólo a sentirse comprendidos. Y no siempre porque sus relaciones sean malas, sino porque no dan la chance de mostrarse tal cual son, y prefieren un tercero, ajeno, para blanquear sus vidas.</div><div>- Pero ese no es tu caso, ¿no?</div><div>- No, pero yo tampoco vine a terapia a tratarme: vine a levantarte. Y sos vos la que despertó mi interés por ser analizado. Me cuesta resignarte como mina, pero me entusiasma tu manera de llevarme. ¿Qué debería hacer?</div><div>- Creo que eso ya lo decidiste hoy. ¿No te parece? Me cuesta creer que mantengas esta postura en el tiempo, pero me desafía como analista que no quieras perder tu rol de paciente conmigo.</div><div>- Qué disfrutes mi tristeza, entonces… </div><div>- ¿Disfrutar? ¿Qué puedo disfrutar yo con tu tristeza? No estoy aquí para gozar de lo que te suceda sino para ayudarte a transitar aquello que te cueste, que en este caso tiene que ver con cómo te relacionás con las mujeres, con que puedas manifestarte desde tu vulnerabilidad, desde tus flaquezas, desde tu deseo, Ale, mi función es dejarte fluir, hacer que te escuches. Así que, contame, ¿cuánto hace que estás así?</div><div>- Algunas semanas.</div><div>- ¿Y cuánto hace que la conocés o que empezó tu historia?</div><div>- A la semana de nuestra primera sesión, por diciembre.</div><div>- …</div><div>- Y el hecho de que apareciera alguien que llamara mi atención permitió que le sacara foco al enamoramiento frustrado que estaba a punto de generar con vos. Es verdad que tengo un patrón a engancharme con mujeres imposibles, pero esta fue y es posible. Me enamoré compartiendo, en lugar de imaginando compartir. </div><div>- ¿Qué pasó, entonces? ¿Por qué no funcionó? </div><div>- Voy a necesitar más tiempo, así que mejor te lo cuento en la próxima sesión.</div>Alehttp://www.blogger.com/profile/16660341503553215820noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-2677915534590643658.post-37183529953176931112010-02-24T21:46:00.010-03:002010-02-24T22:36:05.113-03:00Capítulo IV: ¡Mentime que me gusta!<div> - Quiero vivir enamorado.<br /><div>- ¿Por qué?</div><div>- Porque es el mejor fármaco contra todos los problemas en la vida.</div><div> </div><br /><div><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; DISPLAY: block; HEIGHT: 250px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5441978426579607170" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixmHeCshIu75-eijPUJnDPU64Z4B2vlcJQMj7NbGJUCoZKtlQjVZSGFWvyXt02-jb69RKLzHxgvY5pLocCycTzoujrN7VMBE_b6ZTY1TdUHgOhwUSWd9vBMqLYZYRPimje2E8-byFcxXl0/s400/Enamorados.jpg" /></div><div>- ¿Hay algo que te lo impida?</div><div>- El modelo de las relaciones actuales, supongo. ¿No te parece?</div><div>- ¿Cómo son?</div><div>- Predecibles.</div><div>- ¿Y por qué crees que son así?</div><div>- Supongo que porque hay una predisposición humana a buscar seguridad en nuestro porvenir. Un futuro incierto, donde siempre existe una posibilidad de sufrimiento, nos impide disfrutar del presente. ¿Qué hacemos entonces? Buscamos garantías, o evidencias de algún tipo, que nos aseguren que mañana todo estará bien.</div><div>- Muy claro, pero, ¿cuál es la relación con la capacidad de enamorarse?</div><div>- Justamente, para sentir enamoramiento, el futuro debe ser impredecible. La seguridad en el amor, atenta contra su propiedad. Sentir que podemos perder a nuestro ser amado, es lo que nos refresca cuán enamorados estamos.</div><div>- Pero si lo que decís es cierto, de alguna manera las personas al casarse estarían perdiendo su capacidad de amar.</div><div>- De alguna manera, creo que sí. Ojo, no digo que no haya sentimientos, pero no del tipo del que estoy hablando yo. Ese que la mayoría siente en los inicios de una relación, cuando todo lo demás pasa a un segundo plano, cuando te cuidás para que el otro se sienta siempre bien, cuando el sueño y el hambre son lo de menos, cuando un llamado puede ser la diferencia entre la alegría y la tristeza, cuando reacomodás tus planes improvisadamente para no perderte la oportunidad de verse, cuando tus amigos no paran de joderte porque estás hecho un idiota, cuando la actividad más simple es disfrutable sólo por la compañía…</div><div>- ¿No te parece muy jugado de tu parte asumir que el indefinido número de parejas que se están casando todo el tiempo, han dejado de sentir todo lo que acabás de enumerar?</div><div>- El casamiento es una forma de dar seguridad, pero no la única. Yo me remito a la mayoría de las relaciones de hoy en día, una vez que ha transcurrido cierto tiempo juntos. Creo que todos están parados sobre una plataforma donde se presume que la relación no va a terminar. De esa manera provocan paz en un principio para luego darle lugar al abandono.</div><div>- ¿No crees que vivir en ese estado de revolución permanente atentaría contra el resto de las actividades que uno hace todos los días?</div><div>- Es que de alguna manera siempre buscamos esa emoción, sólo que cuando ya no la encontramos en nuestra pareja, la resignamos y la empezamos a buscar en otras cosas. Por ejemplo, los hombres… Creo que la primera infidelidad que sufre una mujer es con el trabajo. La segunda, tal vez, los amigos. O sea, al final, siempre tenemos problemas que nos preocupan, ganar más guita, comprarnos algo que deseamos y no alcanzamos, mudarnos, dejar todo e irnos a vivir afuera un tiempo, retomar una actividad abandonada que nos encantaba, que nos salgan arrugas o celulitis, etc. Y la verdad… si tengo que elegir entre alguno de todos esos males, elijo el amor.</div><div>- ¿Y lo demás no importa?</div><div>- No mucho. Pero de exigirle emoción a la vida en algo, prefiero que sea en el amor, frente a otras variables menos… naturales. Es mucho más fácil, y a la vez intenso y satisfactorio, estar enamorado que llegar a ser gerente o empresario.</div><div>- Muy romántico tu discurso, me dejás pensando... ¿Y en qué falla entonces?</div><div>- En que no encuentro compañera que comparta esta filosofía de relación. Como te decía al principio, cuando las personas se enamoran, necesitan eternizar el vínculo. Pensar que mi ser amado podría dejarme mañana, me pone mal, entonces necesito que me diga lo contrario. ¿Qué me pasa?, ¿cómo lo soluciono? Yo, al revés, quiero tener cierta sensación que si mañana no pongo toda mi energía en vos, puede que pierdas interés. Total, ¿cuál es el riesgo en definitiva? Si te enamoré una vez, mientras me lo proponga, te seguiré enamorando. No hay inseguridad, ya que depende en gran parte de mí.</div><div>- Siempre tu omnipotencia parece ser la guía de tu pensamiento… ¿qué te hace creer que tu sóla predisposición y energía llevará, inevitablemente, a la conquista de la mujer deseada? ¿Acaso no puede pasar que lo que te sedujo hasta ayer deje de ser deseado mañana, por más esfuerzos que pueda hacer el otro? ¿Acaso no puede pasar que la piel que ayer te pareció maravillosa hoy te resulte indiferente? No todo se resuelve con proponerse enamorar al otro, lamento decirte.</div><div>- Pareciera que te ofendí…</div><div>- ¿Cómo me vas a ofender? Te manejás de un modo particular, a ver, cómo te lo explico: por un lado, hay algo que es casi universal, te diría en las personas, que es esto de que al enamorarse, la pareja pacta un contrato insostenible: la eternidad del amor. Es lo que yo llamo “una apuesta” y como todas las apuestas, uno juega a ciegas. Esto es algo que todos y cada uno en el fondo lo saben muy bien, pero lo esconden en algún rincón para no recordarlo todos los días porque genera angustia. Lo que cuida esta ilusión es justamente eso, es un velo contra la angustia que implicaría estar constantemente atento a la posibilidad de perder al otro… y eso Ale, nos llevaría a hablar de otra cosa, que creo tiene mucho que ver con la razón de tu presencia en análisis. Pero a ello llegaremos más adelante, no quiero anticiparme…</div><div>- ¡Decime!</div><div>- No. Ahora, volviendo al tema que vos trajiste hoy a discusión y retomando mi planteo de tu “manejo particular”, así como destaqué tu lucidez en advertir que el amor es una ilusión con pactos difíciles de sostener, me es necesario advertirte que vos estás también preso de una ilusión mayor, y es creer que se puede vivir con las mariposas en el estómago ¡ineternum! Esto, lejos está de las características propias del amor, es más bien propio del enamoramiento inicial, del ideal de los primeros tiempos. Por ende, también es una ilusión. Sería imposible sostenerlo, al menos, con una única compañera, y eso te introduciría en el conflicto mayor del amor: si no hay un halo ilusorio de futuro, no hay proyectos en común, por ende no hay pareja. Entonces, ese velo que genera el amor, cumple una función. Después, cada pareja advertirá cuánto debe cuidar ese sentimiento, cuánto nutrirlo y cuánto hacerlo vivir sin “abandonarlo”, para traer un significante tuyo. Es posible también hacer del amor una conquista de todos los días, lo que hay que ver es cuán dispuestas están las parejas en duplicar la apuesta.</div><div>- Para que haya conquista todos los días, tiene que haber alguien no conquistado cada mañana. ¿No te parece? ¡Está bueno esto! Me estás defendiendo lo que realmente pensás del tema, y no necesariamente lo que me pueda hacer bien a mí. ¡Me gusta! Es una forma de conocerte mejor. Si no sólo me hacés preguntas y te quedás en ese rol neutral dónde nada te conmueve.</div><div>- No, no Ale, no te confundas.</div><div>- ¿Parezco confundido?</div><div>- Que chico soberbio que sos.</div><div>- Que mujer interesante que sos. Lástima la diferencia de edad. ¿No?</div><div>- Quá raro… La edad para alguien como vos no debería ser un problema. Me extraña…</div><div>- La edad no es un problema para mí, pero sí para vos.</div><div>- Me parece bárbaro que lo tengas claro.</div><div>- Te seguís defendiendo… vamos bien. Rajo antes de que pongas esa cara que no me gusta nada. Byeee.</div><div>- Chau Ale…</div></div>Alehttp://www.blogger.com/profile/16660341503553215820noreply@blogger.com22tag:blogger.com,1999:blog-2677915534590643658.post-37258931968138649572010-02-16T17:51:00.010-03:002010-02-22T22:18:32.721-03:00Capítulo III: Atacado y derrotado- Buenas tardes. ¿Cómo estás?<br /><div><div>- Disconforme. Algo no está bien y no es nada en particular, soy yo.<br />- ¿En qué sentido?</div><div>- Mis constantes deseos de emoción me hacen sentir como en abstinencia cuando no los encuentro. Es un problema de toda la vida, no tiene sentido meternos ahí.</div><div><br /></div><div> </div><img style="margin: 0px auto 10px; text-align: center; width: 320px; display: block; height: 214px;" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5438998578027763154" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjEGHtecar6qLW3n_7QGsXsyybog2IVRdP_WWKjkLsaYTgWnJx2G9jW2FTcEgClT4YCi3OphoUJ6uYClZlbDdqRgQgw735sf1MJD_LfWyAZ1pGcZrCZ_qd1p75rgEomGj44f6oezsdr9jsc/s320/photograph,pills,colour,emotion,wish,drugs-9a875170ce14b4e29dfd071d60b2c906_h.jpg" border="0" />- ¿Te parece que no vale la pena indagar en algo que llamás “problema de toda la vida”?<br /><div>- Tenés razón, pero en tal caso no creo que sea hoy el día para indagarlo.</div><div>- ¿Por qué? Si es una frustración de siempre, el día no debería afectar la interpretación.</div><div>- Tal vez... </div><div>- ¿Tal vez? ¡Vamos Ale! O confiás en mi criterio o perdemos el tiempo.</div><div>- No desconfío de vos, desconfío de mí. Estoy en proceso. Todo lo que te cuente hoy, tendrá cero validez mañana. La virtud en reconocerme así, radica en ignorar mis emociones diarias, ya que van y vuelven de extremo a extremo con cada hora que pasa.</div><div>- Entonces me pregunto, ¿qué clase de aporte tiene para vos hablar de algo que ya ocurrió, y que en definitiva ya tenés interpretado? No olvidemos que Ale todo lo sabe. No hay lugar para opiniones ajenas. ¿De qué te reís?</div><div>- Del comentario… tenés razón, lo merezco. Sólo te pido algo de confianza.</div><div>- Ya hablamos de ese tema Ale.</div><div>- Simplemente creo que necesitás conocerme más. Contarte cómo me siento hoy, no será tan enriquecedor como contarte por qué volví a terapia con vos.</div><div>- Ale, sos un ser inteligente como para que deba aclararte esto, pero en análisis hay algo más que importante y es que si bien el paciente decide de qué va a hablar y cómo introduce los contenidos, es el analista el que dirige la cura. ¿Querés recibir mi ayuda sí o no?</div><div>- Sí.</div><div>- Se que te interesa la psicología de todo, entonces se me ocurre una idea. Te voy a plantear un intermedio, te voy a explicar por qué hago lo que hago sin dejar de hacerlo.</div><div>- A ver…</div><div>- Vos pretendés manejarme, que salga de mi posición, y en este plano, en situación real, el paciente puede mandarse mil actings o sea, actúa lo que vía discurso no es escuchado, pidiéndole a su terapeuta a los gritos mudos “¡no ves que no me escuchás ni atendés a mis síntomas!”. Si buscás ponerme atenta a mi sentir, a mi curiosidad por vos, que seguro la tengo, a saciar mi deseo de mujer histérica que disfruta de la mirada del otro, no puedo atender a ver por qué estás aquí, qué viniste a buscar, cuáles son tus resistencias, cuál es tu verdadera demanda de análisis. Y te agrego… Algo que es ley en análisis es que en ese encuentro de dos, entre analista y paciente, hay un solo sujeto, un solo inconsciente y un solo yo: el del analizado. El trabajo del analista es justamente no interferir en ello porque en cuanto yo entro en escena, el que salís sos vos.</div><div>- …</div><div>- Entonces decidite… o me invitás a tomar un café y no tocás más mi consultorio, que creo que ya tenás clara esa respuesta o dejás de intentar levantarme y te aceptás una hora por semana como paciente. Para vos, más que para otros, sólo puede ser una decisión a consciencia.</div><div>- Dos a uno Sol.</div><div>- Te veo la semana que viene Ale.</div></div>Alehttp://www.blogger.com/profile/16660341503553215820noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-2677915534590643658.post-19238077782752636422010-02-09T21:09:00.009-03:002010-02-22T22:17:56.984-03:00Capítulo II: Solo cuando dejes de buscar...- Volviste. Pensé que ya no volvías. Dos meses… ¿Que habrá pasado para que desaparezcas y que estará pasando para que hayas reaparecido?<br /><br /><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 265px; DISPLAY: block; HEIGHT: 400px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5436413478015090402" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7Y1b0qWU3QFo7t-QRzxQONs2_w8bSkBaRuVB-Jqp5BK6s_xlu1dM1Ioislit_0IHZh-7LZtGRdN_1zLZOmfTeQ8IfELuxrclqi_n6TxX4DduFsINffEPTMJxjgq-va_45Wod7IjorHEIK/s400/Magic.jpg" /><br /><div>- Me fui porque me gustabas, y vuelvo porque dejaste de gustar.</div><div>- ¿Perdón?</div><div>- Esa es la verdad, el motivo que no te dije en su momento e hizo que perdiéramos el tiempo. Mejor dicho, que te hicieron perder el tiempo a vos. No tanto a mí.</div><div>- ¿Cómo que te gustaba? Si no nos conocíamos…</div><div>- Error. El año pasado, para Abril más o menos, fuimos a la misma fiesta. Era un cumpleaños de dos amigos que festejaron juntos sus 40 años. No sé si te acordás, en un salón, mucha gente…</div><div>- ¿Me estás cargando?</div><div>- Apareciste vos y quedé idiota. Estabas con alguien. La diferencia de edad no era el único problema. Le pregunté a mi prima, la mujer de uno de los cumpleañeros… “¿Quién es esa mujer?”. “Sol” -dijo, “no recuerdo el apellido, pero después te lo averiguo”.</div><div>- ¿Y cómo llegaste a mi número de teléfono?</div><div>- Teníamos gente en común, indagué, pregunté, me enteré que eras psicóloga, y dije… “¡Acá me voy a divertir!”.</div><div>- Como un pendejo insolente… </div><div>- Hay que acercarse a lo que uno desea, las cosas no ocurren solas.</div><div>- Ale, ¿de qué hablás?</div><div>- Hace mucho tiempo que dejé atrás las atracciones protocolares.</div><div>- …Me hacés reír… ¿y eso?</div><div>- Creo que se entiende: mi vida es hoy y ahora. Mi futuro se va a construir por un conjunto de elecciones en el presente, no por un objetivo definido al inicio.</div><div>- No filosofes tanto que lo único que sabías de mí, era lo que podías ver, mi aspecto.</div><div>- Otro error. También sabía que la persona con la que estabas en esa fiesta, tenía fecha de vencimiento.</div><div>- Ah, ¿sí? ¿Y qué te hizo pensar eso?</div><div>- Pará. ¿Me estás cobrando esta sesión?</div><div>- Definitivamente, a menos que quieras terminarla ahora.</div><div>- ¡Qué dureza! Nunca bajás la guardia, vos. No es algo que vi, sino algo que no vi.</div><div>- ¿Por ejemplo?</div><div>- ¡Amor!</div><div>- Y si te digo que en ese momento estábamos en nuestro mejor momento. Que mis más allegados me dijeron que me veían muy bien con esta persona.</div><div>- Les diría que no estaban mirando bien. Que se concentraron en los detalles más superficiales. </div><div>- Sos muy bueno generando suspenso, pero ahora llegó el momento de mostrarte. </div><div>- Estaban demasiado concentrados en el entorno. En mostrarse correctos. Cuando uno vive la relación hacia afuera, cuando el radar está siempre prendido, lo que falta es la tranquilidad que deviene de estar con el ser indicado. Una pareja enamorada, lo primero que expresa es una especia de ausencia. Están en su mundo, alejados. Era obvio que ustedes no eran un matrimonio de diez años, estaban pegotes, pero para el público, no para ustedes mismos. Fueron demasiado protocolares, los abrazos, las manos entrelazadas, los besos, el baile, todo ocurrió en el momento que debía ocurrir. Uno cuando ama es desprolijo y desde afuera, hasta puede resultar algo molesto.</div><div>- Sos genial. Me hacés reír mucho. No sé si será tan así, pero es cierto que esa relación se terminó.</div><div>- Teneme fe. </div><div>- Qué relajado se te ve hoy.</div><div>- No es relax. Como te dije antes, te superé. Antes era pensante, ahora soy espontáneo. Ya no me importa la impresión que te puedas llevar de mí.</div><div>- Y sin intentarlo, te volviste más interesante. Supongo que aprendiste algo.</div><div>- No, es mero azar. Hoy te pude haber interesado más, pero no porque esté más suelto o desestresado del levante, sino porque no tengo intencionalidad. Las mujeres aman observar sin ser acosadas. Necesitan tomarse su tiempo. Como hoy no vine a levantarte, a hacerme el interesante, te permitís observarme en paz. Sacarte mis ojos de encima te dio lugar a que puedas usar los tuyos. Descartando que, además, logre sacarte por un segundo del plano de análisis.</div><div>- Puede ser, pero igual yo no me banco la estrategia. Los hombres se ponen densos y en pose en lugar de, simplemente, disfrutar.</div><div>- No desestimes la estrategia que en muchos escenarios puede llegar a ser hasta romántico. Igualmente no pasa por ahí, si yo soy espontáneo siempre, pierdo el control de lo que se percibe de mí. Y si me interesás y pretendo algo con vos, no puedo dejar tu percepción al azar, la debo guiar. Guiar hacia mí.</div><div>- Otra vez el tema del control, aburren mucho a veces. Serías poco inteligente si seguís pensando así, después de lo que has logrado en esta sesión.</div><div>- Sol, sabemos que ese efecto es momentáneo. Si te permitís halagarme es porque claramente hay un límite detrás.</div><div>- Puede ser. Bueno, es la hora. Aunque me intriga mucho saber qué fue lo que pasó.</div><div>- Como pienso volver, acepto dejar acá y continuar la próxima.</div><div>- Muy bien… veo que estás aprendiendo. </div><div>- ¡No me gastes!</div><div>- Mirá, como gesto de buena voluntad, está sesión no me la pagues. Te veo la semana que viene.</div>Alehttp://www.blogger.com/profile/16660341503553215820noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-2677915534590643658.post-74181272460562784412009-12-15T22:08:00.002-03:002009-12-15T22:09:45.076-03:00Capítulo I: Acorralado<div style="text-align: left;">-<span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>No te sigo…</div><div>-<span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Claro, me estás poniendo en un lugar incorrecto, con el que no me identifico. Me caracterizas como omnipotente, como que vendo el “nada me afecta” y no es así, para nada. Mi problema pasa por otro lado.</div><div>-<span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>¿Por cuál? A ver, explicame.</div><div>-<span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>No lo sé bien todavía.</div><div>-<span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>¿Por qué no empezas por contarme esas cosas que sí te afectan?</div><div>-<span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>…</div><div>-<span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Ale, ya te repetí varias veces que detrás de la soberbia hay siempre una carencia. Es ley. En todos los casos. No sé cuál es la tuya, pero que la hay, la hay.</div><div>-<span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>¿Y cuál es tu carencia?</div><div>-<span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>¿Perdón? Yo soy tu terapeuta. No es pertinente que hablemos de mis carencias. Pero quedate tranquilo que las tengo.</div><div><br /></div><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKKJGVO3cww2rpodv8WqzjsVihTpj73p6UjdgfEFRprmb9ooJKj3_UaUCsX_VaBOeLjg5LlaGmInO09SKbQjYoB4dAGIjnz3DWlCMZRCgPMVH7oyXwPdbYRLoBcfWthF9OvNTD00p1gOfV/s320/Cap+1.jpg" style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 214px; height: 320px;" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5415634797570531298" /><div><br /></div><div>-<span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>¿Qué tiene que ver? Esa forma tuya de expresarte, con tanta diplomacia, no oculta una actitud como de superación frente a los demás. ¿Acaso no lo ves?</div><div>-<span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Ale, esa superación de la que hablás es justamente la que vos transmitís. </div><div>-<span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>No te entiendo, ¿por qué lo decís?</div><div>-<span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Porque no hay dudas en tu discurso, no hay interrogantes. Hasta tus peores frustraciones están explicadas por vos. ¿Para qué me necesitas? Cuando empezamos, me dijiste que te sentías solo, que tu intención en esta terapia era reencausarte en un estilo de vida que fomente la unión en lugar del aislamiento. Sin embargo, todo lo que has hecho desde que empezamos es argumentar a favor de tus elecciones. Ahora me pregunto, ¿qué sentido tiene darle lugar a un tercero, en este caso a mí, para que te ayude a destruir una estructura mal formada si, cuando llega el momento, terminás evadiendo el problema? No veo que estemos avanzando… me parece deberíamos suspender las sesiones por unos meses y esperar a ver cómo te sentís, tal vez otro analista te puede ayudar más o tal vez no estás hecho para el análisis. Mi percepción es que aún no estás convencido de éste análisis en particular. Ni del análisis en general. </div><div>-<span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>¿Me das un ejemplo?</div><div>-<span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span> Sabés muy bien de qué hablo. Y como esto no se trata únicamente de un trabajo para mí, me veo en la obligación de decirte que no estoy pudiendo ayudarte, Tenés dos opciones, o me decís el motivo real por el cual pensás que estás acá, y me permitís decidir a mí si realmente quiero ser parte de esto o no, o tratás de volcar algo de esta realidad en ámbitos donde sólo vos estés en juego: escribir, producir, emular a tu gran héroe televisivo, etcétera. Si no esta hora semanal termina convirtiéndome en cómplice de tus síntomas, y esto no te beneficia en absoluto. </div><div>-<span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Sinceramente, no sabría por dónde empezar. Es verdad que no sólo estoy acá por los motivos que te enumeré en las primeras sesiones, pero creo que tampoco estoy listo para hablar de eso. Supongo que la única opción que me queda es tratar de blanquear mis emociones un poco más.</div><div>-<span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Sabes que pasa Ale, no es para que lo pienses, es para que decidas ahora. </div><div>-<span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Está bien, te entendí. Explicame entonces, ¿cómo hago para demostrarte que estoy involucrado realmente con la terapia? Porque a decir verdad, no tengo idea. No termino de darme cuenta si me estoy ocultando o si estoy cerrando el juego. Supongo que puede ser cierto que descrea de una visión ajena sobre mi vida.</div><div>-<span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>¿Y a qué viniste?</div><div>-<span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Aún no me animo a meterme en ese tema. ¿Lo podemos dejar al costado por un tiempo? Prometo que si me guiás, voy a poner otra actitud.</div><div>-<span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Ale, yo no estoy acá para darte una lección acerca de tu vida o como debés vivirla, esa es una ecuación personal. Mi trabajo no es lograr tu fe.</div><div>-<span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Bueno… ¿Cómo puedo recomenzar?</div><div>-<span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Una buena manera es reconocer aquellas cosas que te hacen sufrir, podemos empezar a pensar que todas esas reacciones grandilocuentes, esas certezas absolutas por las cuales te regís no son más que escudos para mantenerte protegido del terror. “¿Terror a qué?”, podrías preguntar y una aproximación sería que tenés mucho miedo a la incertidumbre porque la duda no es un lugar seguro, la duda desestructura. Pero a la vez deja en pie aquello con lo que contás. En las profundidades, todo se vuelve ley y esas leyes terminan siendo muy pocas. Vos cargás demasiadas, ¿no te parece que pueden no ser ciertas?</div><div>-<span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>No se.</div><div>-<span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"> </span>Ale, última oportunidad… aprovechala.</div>Alehttp://www.blogger.com/profile/16660341503553215820noreply@blogger.com9