Para: solmartiniani@hotmail.com
De: marcosdi@gmail.com
Sol, me cuesta mucho encontrar las palabras justas que expresen lo que quiero decirte. Probablemente, ya estés en vuelo. Ya perdí la oportunidad de hablar con vos mirándote a los ojos. Te perdí.
Sigo tratando de explicarme qué fue lo que te apartó tan rápido de mi vida y sigo sin entenderlo. Tus excusas sólo me confundieron más y, por eso, opté por dejar de escucharlas. Algo pasó, más allá de todo lo que hablamos. Y se ve que voy a tener que convivir con la duda.
Yo se, en mi corazón, que el viaje es una aventura del momento que no hubieras emprendido si estuvieras enamorada de mí. Nadie puede separarse a voluntad de la persona que ama. Nadie se hace semejante daño.
Hubiera sido más fácil: “Marcos, me enamoré de otra persona”. Pero tu miedo no te permitiría nunca decir algo así. Lo se. Y es una pena porque esa honestidad hubiera sido la prueba de que algo me quisiste. Es justo elegir a alguien y dejar de hacerlo cuando el sentimiento se va. Pero vos no pudiste darle el cierre justo. Y por eso te escribo, porque no pude salir adelante. Hasta ahora.
¿Por qué será que necesitamos siempre escucharlo de la boca del otro? Hay tantas señales dando vueltas... Pero bueno, nadie quiere morir en un naufragio. Y mientras haya salvavidas, no vamos a dejar de agarrarlos.
Lo cierto es que nadie puede rescatar a nadie. Es uno que el que se rescata cuando está listo. Me costó, pero lo aprendí. Te voy a extrañar, pero necesito reconstruir mi corazón y volverlo a entregar, mejor. Me tengo que rescatar ya. Porque perdí mi apuesta por vos.
Vos sos la mujer de mis sueños. Pero vos siempre estuviste contenida, siempre me diste a cuenta gotas. Nunca te abriste conmigo. Capaz, te di todo muy fácil. Pero sólo lo hice porque pensé que era la única forma de mostrarte que podías contar conmigo.
Ojalá que, cuando me recuerdes, cuando revivas en tu cabeza momentos que viviste conmigo, puedas sonreír.
Buena suerte.
Marcos.