He perdido la cuenta de cuantas veces una mujer destaca la espontaneidad, como uno de los atributos más deseados en los orígenes de una relación. Todas quieren que su primera interacción con el hombre de sus sueños surja espontáneamente. ¿Por qué será, no…?
A pesar de ser testigo de este testimonio que se repite una y otra vez, aún sigo bastante ciego en evidenciar el motivo. Igualmente, y para no perder la costumbre, trataré de teorizarlo.
Algo que me viene ayudando mucho a la hora de interpretar las relaciones hombre – mujer es buscar definiciones. Todos los días utilizamos distintas palabras para definir muchísimas cosas, sin embargo, creo que no siempre entendemos lo que realmente quieren decir. Es más, en general, solo lo intuimos.
Define: Espontaneidad
“Actuar con espontaneidad es hacerlo naturalmente, sin reflexionar sobre lo que hacemos, dejándonos llevar por lo que sentimos en el momento”.
“Se define como el conjunto de acciones irrazonadas presente en el comportamiento humano. Así, ésta resulta de la manifestación de los instintos como opuesta a la razón y por lo tanto es un concepto aplicable únicamente a los humanos, puesto que en comportamientos no humanos no existe el antagonismo entre razón y pasión. En una definición más excluyente, la espontaneidad es una característica de acciones que no requieren de motivos razonables, tales como las emociones, y entre estas, las emociones agradables, y sólo por esta connotación meliorativa se diferencia la espontaneidad de la pasión.”
La mayoría de las mujeres se quejan que los hombres ideamos estrategias para conquistarlas. Se suelen disgustar criticando la falta de espontaneidad. Esto es parcialmente incorrecto.
El hombre no se acerca a una mujer porque razona sus motivos, porque analizó que era lo mejor para él, se acerca porque está atraído. La atracción no se razona, se siente.
Para lo que si utiliza la razón es para idear un método de acercamiento. Y esto ocurre simplemente porque, una vez más, hay diferencias entre los géneros. En la mayoría de los casos, el hombre suele desarrollar la atracción por una mujer con solo mirarla. Atracción suficiente como para acercarse a conocerla.
La mujer, en cambio, experimenta un período más extenso para gestar una atracción por alguien. Puede que alguno le guste, pero eso no implicará que se mueva instantáneamente.
Esta diferencia genera conflicto. Conflicto que suele mal interpretarse. Mientras una mujer está en pleno descubrimiento de las sensaciones que le produce un hombre, aquel está simplemente esperando. Y, como en toda espera, uno vive muchas sensaciones como ansiedad, temor, aburrimiento, etc. Es por eso, que para no quedarse inactivo, busca acelerar el proceso de “conocimiento”.
Si lo pensamos mejor, nos daremos cuenta que en cuestiones que involucra la acción de sentir, el hombre es radicalmente menos pensante que la mujer. Este simplemente se acercará a lo que más lo conmueva lo más rápido que su coraje le permita. Ella en cambio, probablemente no solo juzgará cuanto lo atrae, sino que lo cruzará RACIONALMENTE, conjuntamente con otras variables como la seguridad que ofrece, la capacidad de proyección, etc.
Lamentablemente, los hombres somos pero no podemos ser espontáneos. Las mujeres no entienden como nos puede gustar alguien tan rápido. ¿Qué más quisiéramos que decirle a las mujeres lo mucho que nos sentimos atraídos por ellas en el momento que ocurre? Seguramente, hace muchísimos años, alguno lo habrá intentado con pésimas consecuencias. Por eso hoy, cuando nuestro sexo opuesto comienza a cautivarnos, en lugar de actuar, empezamos a pensar.
Dejemos de exigir que las cosas sean de una determinada manera ya que nos prestamos al engaño. Lo mejor que podemos hacer, es aceptar las cosas tal cual son.
Que lo disfruten...
Y uno más... http://www.youtube.com/watch?v=3hZQVYi-fkg