Te dije que NO!

Hace mucho que quiero hacer un ensayo acerca de la palabra "no". Debo reconocer que es la palabra que menos me gusta. Siento que genera una mala sensación, tanto en mí cuando la escucho, como en el otro cuando la comunico.

Sin embargo, decir que no es saber poner un límite a aquello que no deseo, y como muchos sabrán, poner límites no es algo muy sencillo para muchas personas. En general los motivos pueden ser por culpa, otras por inseguridad (que creo que están íntimamente relacionadas), también por miedo, por no querer herir a alguien, etc. Todo esto lo podríamos definir como: La incapacidad de una persona de hacer valer su voluntad por sobre la del otro.

Ahora, en el otro extremo, hay quienes dicen no prácticamente a todo. Por qué será? Probablemente por el mismo motivo. La diferencia radica en las circunstancias de uso y no en el tipo de personalidad.

Una persona que cuando esta en pareja le cuesta decir que no (dice que sí a todo), cuando esta soltera le dice que no a todo. Es ese temor a perder el control de sus acciones, lo que genera que evite cualquier tipo de situación así. Y a qué le dice que no? Al sexo opuesto en general, a vincularse, a sentir, a propuestas nuevas, a una persona nueva, a un beso, a una cama, a cambiar, a vivir... Tampoco es que se privan de todo, simplemente requieren mayor insistencia para arrancar. Aquel que resista semejante ametralladora de negación, conquistará: "Persevera y triunfarás".

Ahora bien, el sí es mucho mas débil que el no en las relaciones interpersonales. Se necesitan dos sí para que algo ocurra, pero un solo no es suficiente para que algo deje de ocurrir. Para estar de novios dos personas deben decir sí, pero para dejar de estarlo, un no es suficiente.

Esta situación, deja a quien niega en una situación de poder, frente a quien accede. Siempre las cosas van a depender de aquel que genera mayor resistencia frente a quien se permite mayor flexibilidad. La desventaja entonces cuál es? Si sos una de esas personas que usan demasiado el no, corres el riesgo de permanecer solo demasiado tiempo, ya que siempre vas a depender de los insistentes, que además, no abundan. Por otro lado, una vez que el "insistente" entendió como puede manejarte (gracias a su insistencia), te controlará siempre.

En los géneros a veces, también encontramos distintos usos del no. Es común que la mujer diga que no mucho mas que el hombre antes de establecer un primer contacto, entregando ese privilegio al hombre, cuando la relación ya esta consolidada.

Antes de la primera salida:
Él: Salimos?
Ella: No! Salgo con las chicas este finde.

2da Salida (no hubo sexo todavía):
Ella: - Me acompañas a comprar ropa?
El: - Obvio!

1 año juntos:
Ella: - Me acompañas a visitar a mis viejos?
El: - Sorry mi amor, tengo mucho trabajo que hacer.

Pero al final, indistintamente del "por qué", un mal uso del no (o el sí), es contraproducente. Uno debe realmente utilizar la razón para avalar o dejar de avalar cada situación en particular. El miedo es solo una alarma, un indicador de que algo importante esta por suceder, algo que nos importa, que nos puede conmover, para bien o para mal. Nunca debe ser un inhibidor de nuestro accionar. Nuestra felicidad, siempre debe estar primero en la pirámide de prioridades, por eso poner límites a aquello que no queremos, también es importante. No hay que hacer un hábito de todo. Mantener cierta independencia en nuestro accionar, para utilizar el criterio en cada nuevo contexto, es una forma de ir evolucionando. No nos hagamos predecibles.