Prehistoria es una palabra sumamente rara, o contradictoria al menos. La prehistoria, se sabe, se refiere a aquellas cosas que sucedieron antes de la historia. ¿Antes de la historia?, cómo ¿no todo lo pasado es historia? Por raro que parezca, la historia tiene un principio y ese principio está marcado por la escritura. Desde que el hombre empezó a escribir tiene historia, lo que sucedió antes es una larga noche de la cual conocemos practicamente nada. Miles y miles de años y solo unos pocos datos que los esforzados arqueólogos y científicos han conseguido como quien busca conocer la forma de una montaña con solo una pequeña linterna en la noche.
Tampoco es claro cuando sucedió ese mágico momento en que el hombre comenzó a escribir. Una de las escrituras mas antiguas que se conocen es la escritura cuneiforme (porque se escribía con cuñas), también están los jeroglíficos, los cuales permanecieron vedados a nuestro conocimiento hasta que Champollion, valiéndose de la piedra Roseta pudo dar vuelta la llave y abrir al mundo la puerta de ese gran misterio.
Los primeros lenguajes de los que mas datos tenemos son los de la zona del levante (Medio Oriente). En un principio, a la forma de jeroglíficos, cada caracter representaba una idea, luego pasaron a representar un sonido. Estos símbolos de sonidos, unidos a otros, formaron palabras, las cuales unidas terminan formando ideas.
Analicemos un ejemplo que nos dará un panorama de como fue este proceso: AB= אנ (se pronuncia Aba) significa padre en Hebreo. En hebreo actual א (Alef) es solo el sonido de la "a" (no siempre en realidad, pero no entremos en ese lio ahora) y נ (Bet) el de la "b", pero los antiguos entendieron esta palabra de la siguiente manera. Alef era originalmente el dibujo de una cabeza de toro, animal que reprensentaba la fuerza; y Bet era el dibujo de una casa. Entonces אנ (AB) = toro + casa, es decir el fuerte de la casa, osea, el padre.
Sin duda estos antiguos habitantes tenían una visión completamente distinta del idioma y esto se debía a la forma de entender la escritura, para ellos los caracteres eran ideas, para nosotros sonidos. Pensemos que todos nuestros pensamientos, valga la redundancia, son generados en nuestro idioma y están limitados a este. ¿Podemos profundizar en algún concepto para el cual no tenemos términos? El idioma es algo así como el sistema operativo con el que corre nuestro cerebro. Cuanto mas perfeccionado sea este, y mas profundamente lo conozcamos, mas provecho le vamos a sacar al cerebro. Es decir, mas clara y agudamente podremos pensar.
Sigamos ahora con el desarrollo de la escritura, otra de sus formas la vemos en palabras que son raíces de muchas otras. Por ejemplo Domus en latín significa casa. Domus viene de la raíz protoindoeuropea dem= construir. A su vez es raíz de palabras en latín como dominus= señor. El principal del domus es el dominus, el señor. De dominus viene domingo, el día del Señor; dominar (enseñorearse de algo o alguien), etc. Borges decía que todo este arte de conocer los origenes de las palabras no tenía ningun valor practico ya que el significado de las palabras muchas veces cambia con el tiempo y, en definitiva, lo que nos importa es el significado que tiene en el presente, el cual todo el mundo conoce. Es cierto, pero tambien es cierto que ver esa evolución nos amplia muchas veces un concepto.
Nosotros tenemos la suerte de tener como idioma materno uno que procede del latín. Sin dudas fue éste el idioma mas complejo y extenso de la historia ya que por la extensión del imperio romano, y por la diversidad de culturas que abarcó, el latín se fue nutriendo de terminos de todas las lenguas. Por algo es aún hoy el idioma utilizado para muchas ciencias.
Todo este habito de escribir trajo también sus problemas, una vez que se escribe algo es muy dificil controlar quien tendrán acceso a esa información. Esto es un gran problema para aquella información que se quiere mantener secreta. Para resolver este problema se inventaron códigos y formas de ocultar cierta información dentro de un texto, para que solo aquellos con el debido entrenamiento pudieran acceder a la información, y quienes no conocieran los metodos para descifrar se quedaran solo con lo escrito literalmente. Los cabalistas, entre otros, se valieron de esta técnica para esconder sus conocimientos en muchos escritos, en especial en La Torah. Los Gnósticos se ocuparon de plagar el Nuevo Testamento de información oculta con éste método. Tan eficaces fueron estas escuelas en esconder sus esotericos conceptos, que mas tarde, cuando la Iglesia Catolica decidió que libros integrarían la Biblia, incluyó muchos libros que contienen enseñanzas que ella misma abiertamente desaprueba. Las enseñanzas estaban y están ahí, pero no pudieron verlas. En la actualidad todavía existen escuelas que utilizan este método.
Hoy por hoy la situación con la escritura es exactamente opuesta a la de la prehistoria. Contrario a aquella época de la que nada se sabe simplemente porque nadie escribió para contarnos qué pasaba, hoy día todo se sabe porque todo el mundo escribe. Sin embargo, dentro de 7000 años tal vez los futuros historiadores tengan con nosotros el mismo problema que nosotros tenemos con los muchachos de la prehistoria, no sabrán nada sobre nuestra época. No porque alguien vaya hacer desaparecer todo lo escrito como una vez hicieron los Romanos en Alejandría, sino porque tendrán acceso a lo que escribió todo el mundo. Todos, cada uno contando una verdad diferente, un punto de vista distinto, millones de versiones distintas sobre los mismos acontecimientos, millones de contradicciones. Luego de 7000 años, cuando solo queden nuestros escritos y nuestros nombres, y nadie sepa si fuimos creíbles o no, mentirosos o fidedignos, la erosión del tiempo nos habrá igualado a todos... entonces ¿a quien creerle? ¿como saber cual fue nuestra verdadera historia?
1 comentarios:
¿y hoy sabemos a quién creerle respecto de lo que pasó? dicen que la historia la escriben los ganan y que eso quiere decir que hay otra historia! me encantó la foto. yo cuando sea grande quiero tener una habitación que sea un poco así, como una parte chiquita de esa, obvio! salut!
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