Solemos decir que la libertad de uno termina donde comienza la del otro. ¿Pero qué significa realmente esto? A mi entender, es solo una manera de extender o limitar nuestros actos hasta aquel “punto” dónde perjudican a un tercero.
Por otro lado cada acción que realizamos tiene una reacción asociada. Reacción que siempre impacta en otros individuos. A veces bien, muchas otras no tan bien. Desde lo más simple hasta lo más complejo. Con intención o sin intención. Es imposible mantener una consideración constante por los demás en cada cosa que hacemos, porque nos inhabilitaría de todo tipo de movimiento.
Entonces ¿hasta dónde si y hasta dónde no? ¿Cuál es verdaderamente ese punto de inflexión dónde debemos empezar a limitarnos? La verdad, no lo sé. Y mi intención en este ensayo no es tratar de responder a esa pregunta tampoco.
Mi reflexión para con este texto es simplemente describir las diferentes personalidades que podemos encontrar según la manera que tenemos de obrar, cuando un deseo personal se interpone con un deseo o frustración ajena. Algo así como una ayuda para detectar lo que a simple vista se distingue como egoístas o considerados.
La relación con el “otro” no tiene que ver, según mi parecer, con una fuerza de voluntad personal que nos premia socialmente cuando somos considerados y nos castiga al ser egoístas. Va mucho más allá de lo que “yo” como individuo puedo elegir. Seguro que todos tenemos la capacidad de decidir sobre nuestros actos, pero este tipo de decisiones no están tomadas por nuestra consciencia moral, sino más bien por nuestra capacidad para lidiar con la culpa.
Define: Culpa
• “Voluntaria omisión de diligencia en calcular las consecuencias posibles y previsibles del propio hecho”
• “Experiencia dolorosa que deriva de la sensación más o menos consciente de haber transgredido las normas éticas personales o sociales”
La culpa nos regula. Nos dicta cuándo sí y cuándo no. Pero no todos hemos nacido o nos hemos criado con culpa. Entonces, según este precario criterio acerca del grado de culpa que tenemos, podemos dividir a las personas como hedonistas o culposas.
Hedonistas
Definición: El hedonismo es la doctrina filosófica basada en la búsqueda del placer y la supresión del dolor como objetivo o razón de ser de la vida. Las dos escuelas clásicas del hedonismo son la escuela cirenaica y los epicúreos. En la Grecia antigua se formularon las primeras teorías sobre el placer: En la primera doctrina se plantea que los deseos personales se debían satisfacer de inmediato sin importar los intereses de los demás. Esta teoría fue expuesta por un grupo llamado los cirenaicos.
¿Qué características presentan? Los hedonistas se pueden manifestar de muchas maneras, pero todos reúnen ciertas características particulares. Principalmente aquellas que están relacionadas con la satisfacción de las necesidades básicas. El ejemplo más sencillo es el sueño. Un hedonista nunca posee problemas para dormirse. Tienen algo de sueño, tocan la cama y duermen. También puede llegar tarde casual o regularmente, no resisten la falta de hambre sin ponerse de mal humor, tienden a ser rutinarios, conservan un estado de ánimo equilibrado, son gastadores, etc.
A favor: Al cumplir con todas sus necesidades y deseos siempre están de buen humor. Discuten poco dado que les aburren las peleas, no pretenden cambiar a nadie simplemente toman a quien se adapta mejor a ellos (esta cualidad la mejoran con los años). No temen al rechazo y expresan con gran seguridad su manera de vivir, desconociendo la aceptación del otro. Viven una sexualidad plena, cómoda, desinhibida e inconsciente. Se gustan en todos los sentidos.
En contra: El compromiso más importante es con ellos mismos. El resto de las responsabilidades que asuman serán de carácter temporal y siempre y cuando no estén desalineadas con sus deseos. La mejor de las mentiras como la peor de las verdades estarán siempre en escena de acuerdo al beneficio que puedan obtener o perjuicio que deseen evitar.
Culposos
Definición: Si el hedonista basa su vida en la búsqueda del placer personal, la vida del culposo está orientada hacia el placer ajeno. Su deleite ocurre al complacer. El hábitat del culposo es la frustración. Aquella que ocurre por temor a no ser elegido o aceptado. Sus ojos miran hacia afuera, mientras que los ojos del hedonista miran hacia adentro.
¿Qué características presentan? Los culposos desatienden a sus necesidades para atender las ajenas.
- ¿Qué te gustaría comer?
- Lo que vos quieras…
Al momento de la interacción ignoran sus deseos. Están absolutamente ausentes. Aunque lo intentaran realmente, no lograrían percibirlos. El hedonista goza hasta que sufre. El culposo sufre hasta que goza. Es por eso que su estado de ánimo será mucho más inestable. Nunca hay paz en un culposo. Lo importante es que no hay características propias, sino más bien ajenas.
A favor: Se ocupan, cuidan, atienden. Son permeables y flexibles a los cambios. Fomentan la armonía, unen. Asumen y fortalecen compromisos. Se sacrifican sin importar las consecuencias. Característica que siempre que sea por una buena causa, añade valor en cualquier contexto.
En contra: Inseguros. Temen al rechazo constantemente. No se gustan. Carecen de libertad. Adictos al control. Se agotan más rápido. Acelerados. De concentración interrumpida. Sexualidad frustrante. En las mujeres dificultad en alcanzar el orgasmo, en los hombres disfunción eréctil. Ambos relacionados con la falta de conexión con el placer propio.
Sin más, creo que queda en evidencia que tanto un extremo como el otro resultan muy dañinos para aquellos que nos rodean o para uno mismo según el caso. Por este motivo, y retomando mis primeras líneas, busco dejar en claro que mi intención es dar una idea más amplia de quienes somos con el único objetivo de alcanzar un mejor equilibrio entre dos necesidades de las que no podemos escapar: disfrutar en compañía.
7 comentarios:
siempre sorprendiendomee vos!!! me encantooooo besote alee queridooo jose pato
Ay, con lo interesante que es este tema y las simplificaciones tan horrendas que estás haciendo... Concretamente tus comentarios sobre el hedonismo me han dolido (¿seré un hedonista culposo?). Vale que aquí quieres exponer el caso extremo, pero precisamente esa simplificación y ese no-entendimiento de sus principios es lo que fomenta su mala fama. ¡El pobre Epicuro se revolvería en su tumba!
Me permito remitirte a la obra de Michel Onfray para descubrir el hedonismo fuera del cliché.
Llegué a tu blog a través de otro (persecuciones) ... y la verdad que este ensayo me convocó por su título... el contenido no me cierra, pero antes de bajar persianas voy a leer un poco más, a ver qué pasa...
In
Álvaro... mi intención es siempre tendiente a lo descriptivo y no a lo calificativo.
Igualmente, sería muy interesante un hedonista CULPOSO...
In... ojo con ese blog... no se si es recomendable venir desde ahí.
Saludos!
jajaja! El blog no me preocupa tanto como su autor... me tiene un poco hipnotizada... pero algo inventaré!
Gracias por la onda!
In
yo creo que todos debemos ser un poco hedonistas en el sentido mas egoista y culposos porque convivimos con seres queridos me gusto megusto es un ensayo provocador que invita a opinar
hace mucho que no andaba por aca..
Me gusta lo tuyo porque frecuentemente planteas extremos, y uno se busca no? todos, nos preguntamos "y yo en cual perfil encajo?, y con vos me pasa que siempre Me encuentro en el medio, pero BIEEEEEEN en el medio,en el equilibrio. Vos que decis? que soy tibia? o que estoy en el camino correcto?
Si los extremos tienen nombre (culposo, hedonista, etc) como se llama el perfil del medio?
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