- Un martini por favor.
No hay mejor trago para superar un mal momento. Empieza mi viaje. Qué más puedo querer que estar perdida en este bar, esta noche. Sacar los fantasmas de mi vida. Sacar su fantasma. Apagar la cabeza y tratar de disfrutar.
- Otro, gracias…
Como apareció el, aparecerán otros. No voy a hacer como si no me importara. Mañana cuando me levante volverá la angustia, pero esta noche no me lo puedo permitir. Esta noche no.
- Buenas noches.
- …
- ¿No saludas?
- Capaz no tengo ganas de hablar-te.
- Seguro no tienes ganas de hablarme. Las mujeres no suelen hablar con extraños. A menos…
- ¿A menos…?
- A menos que hayan tomado un poco. Por eso esperé a tu segunda copa para acercarme.
- Muy gracioso… pero olvidate. No estoy borracha, ni de humor. Pero hoy no. Capaz la próxima…
- O capaz tenga que esperar una copa más. ¡Otro martini por favor!
- ¿Vos no tomás nada?
- Traje mi copa conmigo…
- Mirá, no quiero parecer una histérica, pero estoy deprimida. Mejor dejarlo acá.
- No estás deprimida, estás distraída.
- ¿Perdón?
- ¿No lo conoces?
- No estás deprimido, estás distraído. Distraído de la vida que te puebla, distraído de la vida que te rodea. Delfines, bosques, mares, montañas, ríos. No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano, cuando en el mundo hay millones. Además, no es tan malo vivir solo. Yo la paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer y gracias a la soledad me conozco. Algo fundamental para vivir. Y sigue…
- Muy lindo…
- Estás distraída esta noche, sea cual sea tu problema, no estás enfocando bien, no tomas consciencia del lugar donde estamos, la música, la noche, el aroma, las luces, la barra, el trago, la compañía, la ciudad. Si tan solo te aislaras un segundo de lo que te está ocurriendo, pusieras una especie de pausa, para continuar mañana, podrías apreciar este momento y llevarlo a tu memoria como si hoy fuera uno de tus mejores días.
- …
- No seas tonta, pon la pausa. Hazme caso.
- No puedo… estoy desecha.
- Se me ocurre algo… imagino que estás parando en algún hotel por aquí cerca. Pidamos la cuenta, y caminemos hacia allí. En el camino, no tienes que decirme ni una palabra, yo te contaré un cuento. Un cuento que dejaré incompleto. Si para cuando llegamos a la puerta del hotel, te has aburrido, seguiré mi camino. Si por el contrario, quieres que siga la narración, tendrás que invitarme tú una copa en el bar de tu hotel.
- ¿Qué clase de cuento?
- Un cuento de princesas…
- ¿Me estas jodiendo? ¿Es una táctica para conquistar mujeres desoladas?
- No. Será un ejercicio improvisación. Representaré una obra para ti. ¿Vienes?
- Ok, vamos. Me quiero reír un rato. Pero te advierto…
- No hace falta. Te vas a sorprender.
9 comentarios:
Excelente! Esos son hombres en conquista!
Creo que no hay peor advertencia que "todo bien, vamos, pero mirá que no va a pasar nada". Silence! Bueno, me encantó... besos!
esta mina no puede tener mas suerte viejo!!! de los tres hombres seguros y atrevidos en el mundo dos se le acercan a ella?!
bue.....
Esos hombres existen fuera de Argentina... ja
me hizo acordar mucho a Bardem en Vicky Cristina Barcelona...tres palabras: IM-PRE-SIONANTE jaja!
Yo quiero cuento de princesas! -y martini de fresas...
Hay muchos hombres así, solo que a uds no le gustan los extraños!
Son un poquito cerradas ladies.
y pero de què depende que un hombre te aborde asi?
Genial, me encanto!!!
Y yo si creo que existen esos hombres aca...
Bs.
Que bueno! Me encanto =D
No se si no nos gustan los extraños…creo q es depende como se acerque el extraño…
Yo no diría cerradas…diría selectivas…
Besos
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