domingo, 11 de julio de 2010

Tipos de conquista

He tenido la sensación últimamente que el tipo de conquista que dio origen a una relación prácticamente determina la durabilidad del sentimiento del conquistado.

¿Qué quiero decir con esto? Básicamente que el cortejo y las primeras experiencias a las que se exponga la persona que deseamos dictará sentencia del tiempo que lo tendrás enamorado.

De esta forma llego a la primera conclusión: Hay conquistas de una noche, hay conquistas de unos días, hay conquistas de unos meses/años y hay conquistas eternas.

Una conquista de una noche, puede llegar a ser desde la mejor erótica y seductora línea de Johnny Deep en Don Juan de Marco, hasta el vil ataque de una presa netamente alcoholizada. No hay mucho que decir de esto, dura lo mismo que el efecto de cualquier narcótico.

Las conquistas de unos días son un error. Debería haber sido una conquista de una noche pero por diversos motivos, no lo fueron. Por ejemplo cuando el conquistador habla o expresa de más por temor o inexperiencia. El clásico chamuyero que vende todo para desaparecer al día siguiente. La víctima queda hechizada por unos días creyendo que recibirá alguna señal al otro día, que finalmente nunca ocurre.

Otro ejemplo de conquista por unos días es cuándo aún no estamos seguros de la otra persona. Hay dudas. Entonces mantenemos la conquista saliendo un par de veces más hasta encontrar la conclusión inevitable u otra persona a quien conquistar.

Pero ojo, el confundido no siempre será el cazador, sino que muchas veces la confundida también puede ser la presa. En la búsqueda de olvidar de un viejo amor, o capaz por falta de evidencia, la presa (confundida), accede a compartir nuevos momentos con la intención de alcanzar un veredicto unánime.

Después están las famosas conquistas que duran un tiempo relativamente aceptable. Aquellos que finalmente se configuran en relaciones estables y sólidas. Aquí el sentimiento perdurará siempre que haya reciprocidad y simultaneidad de objetivos a lo largo del tiempo. Las mutaciones que sufran los involucrados, deberán mantenerse alineadas ya que sino alguno de ellos comenzará a ser susceptible de otro cazador. Entonces en este caso, la conquista tiene que ser constante y dinámica para poder transformarse acorde a los distintos cambios que atravesamos en la vida. Esta es la conquista que yo considero más justa, ya que premia al conquistador condicionalmente.

Y por última la que más me gusta. O capaz, con la que más me divierto: La conquista eterna. Aquella que hipnotiza a la presa para siempre. En este tipo de conquistas la variable tiempo, reciprocidad, deseo o frustración no importan. Ya que el trabajo pareciera que fue tan bien hecho, que la víctima no podrá escapar nunca más a la pócima de su hechicero. Es una suerte de admiración incondicional inagotable.

Aquí la explicación no es tan sencilla. En una primera observación pareciera que el hechicero tiene la mejor fórmula de todas. Como si estas personas que padecen haber sido conquistadas eternamente es porque encontraron a uno de los pocos seres más especiales que existen. Una especie de grupo segmentado de personas que cumplen con los requisitos más interesantes o apasionantes que un individuo puede reunir para observación de otro. Y en parte diría que es verdad. No somos todos iguales, y depende cuales son nuestros focos de interés, puede que nos crucemos con uno de los “mejores” en aquel campo, desvalorizando sin querer a todos los demás.

Este puede ser desde el acto más simple como el mejor abrazo, el mejor beso, la mejor piel hasta el más inteligente, creativo, aventurero, atractivo, sexy, seductor, etc.

Sin embargo, las conquistaste eternas no solo están determinadas por el conquistador. Hay una predisposición que no todas las personas presentan que es la capacidad de amar incondicionalmente a alguien. No hay conquista eterna sin un fiel devoto. Los que “comulgan” de vez en cuando jamás podrán ser víctimas de una conquista para siempre.

Un fiel devoto es una persona que dentro de su personalidad observa signos de idealismo. Que gran parte de lo que la mayoría necesita recibir a través de lo corpóreo, ellos lo pueden recibir en su imaginación o mejor dicho, en su mente. Son como autónomos de alguna manera, ya que no necesitan recibir de otros, se pueden autocompensar a través de los sueños.

Por eso hable de lo justo. Lo justo en una conquista de unos meses / años es que cuando el cortejo desaparece o cuando lo que me interesa se modifica, el amor vuelve a exigir. La reciprocidad, lo que doy por lo que recibo, es una variable determinante. También lo podemos ver como lo que me interesa vs. lo que me presentan.

Otra característica de los eternos enamorados es que suelen ser menos propensos a los cambios. Son relativamente siempre iguales impidiéndoles migrar hacia nuevos intereses y en consecuencia, nuevas personas.

Esto se debe principalmente a que no suelen alcanzar nunca lo que desean. Quedar siempre en el camino evita la posibilidad de un nuevo desafío. Superar no siempre significa alcanzar el éxito, en muchísimos casos significa resignar. Dado que es una evidencia de la vida que no podemos tener todo, saber entender cuándo aplicar la frase “esto no puede ser aquí, así y ahora” es la diferencia entre la liberarnos o esclavizarnos para siempre.

Como conclusión me gustaría dejar dos ideas. Una para el conquistador y otra para el conquistado.

Al conquistador le podría decir que indistintamente de cuál sea su presa, debería mantener dos condiciones importantes a lo largo del tiempo. La primera es que nunca asuma una conquista eterna ya que no hay nada menos estimulante que no haya necesidad de esfuerzo y riesgo para obtener algo que deseamos. Y la segunda es que jamás quede (o se muestre) del todo conquistado, así podrás preservar este apasionante rol por siempre.

Y al conquistado le diría que jamás pierda la claridad de lo que desea hoy tanto para “adentro” como para “afuera”. Esta es la única garantía para deleitar el placer de ser cortejados.

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