miércoles, 26 de octubre de 2011

Nunca confíes en una mujer con gafas - XI -

- Vení, vamos a sentarnos cerca de la ventana. (…) Pilar pintaba en este rincón cuando empezó, hace tres años. Después se fue moviendo hasta llegar a la lucarna miniatura de allá al fondo, y ahí se quedó.

(…)

Pilar no es conquistable, Andrés. No se enamora de los hombres, se enamora de las sensaciones, de las experiencias, de esa luz que entra por la lucarna. Las personas y las cosas son solo un medio, nunca un fin… Un día puede estar muy cerca tuyo y al día siguiente puede que apenas te salude. ¿Será que todavía es pendeja? A mí eso no me convence, qué querés que te diga. 
- ¿Por qué? 
- Porque sus maneras la alejan de ese rótulo.
- Contáme cómo es, por favor.
- Pilar es una de esas chicas que habla sin pedir permiso y nunca fuera de lugar. No necesita de introducciones ni cosas por el estilo. Y en eso que es solo su manera, entra en escena cuando menos lo esperas, caen todos. Por alguna razón, esa quizás, se sienten especiales cada vez que les dirige la palabra y no pueden ver que igual daba a quién tuviera enfrente.
- Esa puede ser una razón, sí. Al menos para quienes nos gusta que nos sorprendan, que nos saquen de lugar y nos redoblen la apuesta.
- Me haces reír... Andá a saber si es sólo ese tipo de hombres, yo no vi muchos pero los suficientes y diversos, y no hay uno que no haya creído que ella siente o sintió algo por él. Estas interacciones que simulan intencionalidad, solo perturba, los confunde… y eso es solo el comienzo. 
- Dale...
- Posta, esto parece un cuento de hadas pero yo lo viví, creeme. Después de compartir un tiempo con ella lo único que habrás logrado es observarla, casi, constantemente. Cada paso, cada acto, cada gesto. Y a medida que pase el tiempo y vos hayas registrado cada detalle y quieras revivirlos -uno por uno- vas a notar lo que siempre fue y vos nunca quisiste ver: ella apenas notó tu presencia, como la de la lucarna. 
- No.
- Sí, es talentosa y concentrada, como todo aquel que conecta de a un mundo a la vez. Mientras está pintando puede ausentarse durante horas y, mientras vos busques alguna excusa de intercambio, ella solo seguirá construyendo a tu lado, sola. Las vas a admirar, ¿¡cómo no!?,  y de a poco se volverá cada vez más inalcanzable.

Pilar no es conquistable Andrés. Se enamora de las sensaciones, de las experiencias, ya te lo dije, las personas y las cosas son solo un medio.
- Pero alguien tiene que haber podido entrar en su mundo alguna vez.
- Sí, yo creo. Pero también creo que si eso pasó, no era ella como la viste ahora. Ahora sólo le importa su vida, su pintura...
- Eso está bien por mí.
- Escuchá lo que decís, o lo que te estoy diciendo al menos. Si vas a seguir soñando cuando me pedís que te muestre un pedazo de esa realidad que se te escapa, ¿de qué nos sirve estar acá sentados?

Vas a vivir su arte, vas a seguir su ritmo sin horarios ni mayores obligaciones, vas a dejar de lado tus responsabilidades y jugar al adolescente enamorado. Vas a caminar con ella a donde sea que quiera ir y serán dos personas viviendo la vida de una. Decime si eso no es triste. Decime si eso no es lo menos enriquecedor que le puede pasar a alguien -por ella lo digo, claro-, decime que no vas a querer salir corriendo avergonzado cuando te des cuenta de que pusiste en pausa seis, diez, catorce meses de tu vida.
- ¿Avergonzado? 
- Andrés, no tenés nada. Ella no te necesita y no tenés forma de hacer su vida más apasionante. Ella es apasionante, es libre. Su ánimo es tan simple como mirar el cielo. ¿Y el tuyo? Seguramente lleno de condiciones y razones, como el de todo el mundo.  Te vas a enamorar de una ilusión, te estás enamorando de una ilusión, pero vos no podes enamorala, ni nadie. Es siempre lo mismo: están los que reaccionan posesivamente, los que la celan y los que simplemente la quieren convencer. No hay forma, porque en personas como ella, la intención es lo menos atractivo que pueda sucederle.
- Pero todo enigma tiene una respuesta. Tiene que haber una forma. 
- Seguro que la hay, pero no está a tu alcance. Estoy convencida que aquello que puede hacer que Pilar abra realmente sus ojos una vez, es un algo especial que solo ella sabe identificar. Y, lamentablemente, eso ocurre muchos antes de que vos o cualquier otro, se haya dado cuenta. Dale, tengo que seguir con mis cosas y no hay nada más para decir.

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