miércoles, 12 de agosto de 2009

XXXIII - Todo o Nada

Llamame Sol. Dale. Tal vez es demasiado tarde pero no me resgino a perderte. Buscame. Sabés que no quiero dejar de lado el viaje pero no me la hagas fácil, no me simplifiques la decisión.

Y vos Cris, no seas cobarde. No flotes en el agua como un cagón, a la deriva, esperando que la vida tome las decisiones por vos. Pensá un segundo hacia dónde querés ir. Y si resulta que es contra la corriente, no te rindas, no le regales tu decisión a nadie. Tenés que aclarar lo que querés. Si no, no vas a saber aceptar lo que perdés.

Sol, vivo en un flash desde que te vi. Me enamoré de nuestra historia, de nuesto comienzo bizarro. Busco esto todo el tiempo. Odio lo común, lo ordinario, me aburro fácil. Pensé que era imposible, que no te iba a conquistar. Te enaltecí. Te idealicé. ¿Cómo me va a dar bola a mí una de esas mujeres que viven de novias, que nunca están solas, que las conquista el pibe carilindo del primer verano terminado el colegio y le pegan con él seis años de corrido o no paran hasta el altar? Una chica que si acaso no sobrevive a las crisis de una relación longeva, pasa dos semanas soltera hasta que aparece un nuevo príncipe que no la libera más. Yo pensaba que para que una mujer así te acompañe, hay que estar en el momento justo, y eso es tan difícil que probablemente se te pasa la vida esperando. Ninguna mujer hermosa y sana está sola. Sólo las problemáticas permanecen años en historias llenas de tristeza. Pero vos resultaste ser de otra manera, Sol, más allá de las apariencias y mis fantasías.

La suerte estuvo de mi lado. El azar me la cruzó en sus meses de crisis, cuando todo está para atrás, cuando es momento de cambio, de reconversión. Tuve suerte. Actué rápido y la aproveché. ¿Cómo conquistar una mujer en ese estado? Las princesas aman lo espontáneo. Odian que planifiquemos todo. Que las cosas sean tan pensadas. Si me ponía a buscar el Manual del Levante, no hubiera durado dos minutos. Ellas sólo quieren que los astros se pongan en línea, y que la metafísica nos una. Son jodidas. Si supieran los mambos cerebrales que atravesamos para hacernos notar. Para mostrar interés pero que no sea tan obvio.

Por suerte me queda la sensación de no haber hecho boludeces. Fui yo mismo. Me mostré tal cual soy. Con lo bueno y lo malo. Traté de hacer todo bien. Le dije que me gustaba y tema cerrado. Dejé a un lado la doble intención. Dije que sí y dije que no. Traté de ser justo, transparente. Basta de festejarles todo, o de vender, obligado, un circo de colores. ¡Qué desgaste! ¡Qué boludos somos los hombres a veces! O no. No se. Lo que sí se, es que esta vez funcionó la antiregla. Lo fácil, lo verdadero, lo que debe ser. Sin esfuerzo, sin destiempos. Y las horas compartidas hicieron el resto. Se enamoró. Y yo también. Increíble. Mejor imposible.

Ya es tarde. Tendría que ir saliendo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy groso.

cd dijo...

eeesssssssaaaa!!

A.C. dijo...

"Las princesas aman lo espontaneo" me gusto mucho esa frase.

Anónimo dijo...

"Ya es tarde. Tendría que ir saliendo". ¿¿¿¿De donde???? ¿¿¿¿De la vida???
Me gusta mas que el otro final, pero bueno. Si así termina esta historia, deberia llamarse Hic et nunc!! ja
beso

Anónimo dijo...

A mi me gusta esta frase...Basta de festejarles todo o de vender obligado un circo de colores.

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