sábado, 22 de agosto de 2009

XXXIV - Mount Everest

Tendré que decidirlo camino al aeropuerto. No tengo alternativa. Los vuelos son casi a la misma hora. Qatar. Madrid. Madrid. Qatar. Elegir es difícil, por lo que dejamos de lado.

Todo el equipo que llevo, todas mis cosas, todas mis ilusiones. De sólo pensar en la posibilidad de abandonar este viaje que tanto ansié, este sueño que tengo hace años, muero un poco. De nostalgia. Es una idea que me viene acompañando hace mucho, que me inspira, que me mantiene despierto y dejarlo ahora... es doloroso. No quiero.

Al principio ni me permitía pensar en hacer algo así. Para no hacerme expectativas. Para no desilusionarme. Y ahora, acá estoy. En la puerta de un viaje a Katmandú. Una aventura de 50 mil dólares por la que te privaste de muchas cosas, a punto de comenzar. Puse todas mis energías en organizar un viaje que parecía imposible: las juntadas con todos los compañeros, el entrenamiento para estar en las mejores condiciones, los 200 km de trekking hasta la base, la energía puesta en justificar mis deseos. ¿Por qué habrá que justificar el deseo de hacer algo así? ¿Sólo porque va en contra de los planes ordinarios?

¿Cómo hago ahora para abandonarlo todo? Si soñé con ascender a esta montaña desde que soy un chico. Una montaña. Parece una boludez. Pero es mi boludez. Con lo importante que es tener, al menos, una boludez que nos quite el sueño y nos movilice. Llegado un punto, ya da lo mismo llegar o no a la cima. Sólo importa estar ahí. Intentarlo. Se que hay riesgos. Y no quiero resultar un egoísta. Voy a cuidarme. Pero por eso elegí un momento en el que estaba solo para hacerlo. Por eso también fui sincero y acepté perder. Acepté que alguien quiera irse de mi vida. Por eso no vendí fantasías que no iba a poder cumplir. Mi objetivo era éste. Habrá algun momento en mi vida en que el amor y la familia sean protagonistas. Pero ahora es momento de cerrar esto.

¿Qué injusta es la vida a veces? O te da todo junto o no te da nada. Y si no tenés tus prioridades bien definidas, corrés el riesgo de equivocarte feo y no poder remediarlo. Se que tengo que viajar, se que Sol tiene que esperarme. Esto soy yo. Si dejara el viaje de lado, todo lo que le mostré de mí, todo lo que la enamoró sería solo una línea de levante. Si se enamoró de mi pasión, si se enamoró de mi búsqueda, sabrá apoyarme en ésta. En definitiva, ¿cuánto le estoy pidiendo? ¿Dos meses? Ella sabe lo que significan para mí. Yo lo haría por ella. Yo la esperaría. No hay amor más generoso que el que se sabe al mismo tiempo libre y singular.

Ya está. Me voy. Vuelo Qatar. Voy a alcanzar lo que me propuse. Y después volveré por ella. Aunque se enoje, aunque hoy no pueda comprenderlo. Le voy a mandar algo desde el aeropuerto para explicarle...

8 comentarios:

Marina dijo...

Ay, Dios mío...

La mona Bermúdez dijo...

Ok.

Corten!

ZZZZ...

Dale gas nene, o nos quedamos dormidas.

Accion time!

Ale dijo...

Estaba de vacaciones! Sepan disculpar las molestias ocasionadas.

;)

estrella dijo...

Me gusto!
no creo q sea tanto tiempo como para no poder esperar...en definiva la seguridad es muuy finita Y lo q se puede sentir muy grande.
veremos q pasa

Besooos

A.C. dijo...

Vamos que venimos...

cd dijo...

que abandonados nos tenes....

Ale dijo...

Estoy con problemas... ya volveré

cd dijo...

ya va a aparecer una solucion, no te preocupes.

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