martes, 21 de julio de 2009

XXX - Hablame

Cris:

¿Dónde estas? Necesito hablarte, ¿sabés? Pasamos tantos meses escribiéndonos, acompañándonos, que mi cuerpo hoy no puede soportar que esta noche sea distinta. Así es que voy a entornar mis ojos, a buscar en mi recuerdo lo que vi de los tuyos y simular que hablamos.

Hola, Cris… el alivio empieza a entrar. Quiero mirarte, abrazarte, acariciar tu mejilla, aunque ahora sólo puedo tipear sobre una pantalla en blanco. Pero así, de a poco, voy consiguiendo que detrás de estas letras aparezca tu imagen, fija y constante. Fija y constante. Como un ejercicio para tocar el deseo, sos ahora un retrato que no se va. No te vas Cris, y ya sé que no te vas a ir más.

Quiero creer que estás en otro lado, que lo que veo por televisión no tiene nada que ver con vos. Te imagino ajeno a toda esta situación, volando con una sonrisa, próximo a aterrizar en ese lugar que tanto soñaste. Y esa idea me hace estar contenta, como en un destello.

Pero cuando esa luz se va en manos de mis fantasmas, te imagino triste. Triste porque no supiste más de tu Sol. Porque creés que no me jugué por vos, que tus vueltas me ganaron, que por miedo a salir lastimada y por mi orgullo cobarde me alejé de nuestro deseo. Te imagino triste porque al final resulté ser lo que tus miedos anticiparon.

Y ahora que conozco el transito opaco hasta el fondo de la desesperación, sólo encuentro en esta carta la forma de sacar lo que me está aplastando el ánimo. Lo que me quedó. Y eso es que estoy acá, Cris, camino a verte; estoy acá, buscándote por todos lados, sin saber más hacia qué dirección mirar.

Te voy a sorprender. No te vas a alejar. Te voy a emocionar. Mi dualidad libriana se puede convertir en decisión en un instante, sabés. Y esa parte es la que aún no conoces de mí.

Me pone bien hablarte. El alivio se ramifica por mi piel. Me siento algo mejor. ¿Sabes qué imagino? Que me hacés el amor, Cris. Que te subís implacable sobre mí y me dejás descubrir el sabor de tu piel.

Esta es una noche especial. Hoy te necesito conmigo para poder superar el preludio del amanecer y alcanzar el día de mañana. Quiero despertar y enterarme de que este accidente no te hizo daño a vos.

Por eso te pido, Cris, haceme el amor. Fuerte, pegate a mí. Haceme el amor con intensidad. Quiero que tus manos me posean, porque ¡sí!, quiero ser poseída por vos. Desvestime y mirame cuando lo hacés. O no me desvistas, y tocame. ¿Me deseás? ¿Soñaste alguna vez con este momento? Imaginá libremente, porque vas a poder crear conmigo lo que quieras.

Ahora sí, mi amor, ya podes tirar esta carta y mirarme a mi.

5 comentarios:

MQDLV dijo...

Bueno, acá me detengo, me pongo de pie y reverencio a la querida Sol que aunque empezó medio mala onda ha conquistado mi corazón. Me animo a decir que con esta carta la rompió. Despojada. Real.
Y vos, Ale, vamos, hacé que esta chica pase el preludio del amanecer y se encuentre con la noticia de que el argentino que viajaba en el avión es el único sobreviviente del dramón. Hacelo por este público. Besos y estrechón de mano como felicitación, che.

cd dijo...

ya hice el duelo mientras leia te digo!.... escuchaba de fondo Adios Nonino del gran Astor y lo senti asi, una gran despedida, una emocionante pero triste despedida.
uy! que sensible estoy..
beso!

Anónimo dijo...

uffff amazing!
Placer leerte ...
PD: Cris no puede "No Estar"

Anónimo dijo...

y??? dale...que necesito saber que esta historia tiene un final feliz...

A.C. dijo...

Muy bueno!
Ahora me quedo esperando la verdad...
Bso.

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